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lunes, 17 de diciembre de 2012

NO HABRÁ CAMBIO DE POLÍTICA: MÁS GASTO, MÁS EMISIÓN Y MÁS INFLACIÓN EN 2013
La política fiscal excesivamente expansiva del gobierno es la gran responsable de la inflación y  las inconsistencias de política económica, ya que genera déficits crecientes desde 2008.
Con la política oficial de desendeudamiento, sin crédito internacional, el déficit fiscal se financia con emisión monetaria que al final genera más inflación. La inflación atenta contra el dinamismo económico dado que  la resta precisión al cálculo económico y a la estimación de rentabilidades esperadas, generando incertidumbre e impactando negativamente en la inversión. Paralelamente, la inflación impacta negativamente sobre el poder adquisitivo de los agentes económicos que no forman precios ni tienen un fuerte gremio detrás,  afectando negativamente al consumo. En este marco de dominancia fiscal, la política monetaria que totalmente subordinada a la política fiscal  y el Banco Central pierde toda autonomía.
Un escenario de dominancia fiscal le resta capacidad al  BCRA para luchar contra la inflación. Una política anti inflacionaria debe comenzar por reducir la tasa de crecimiento del gasto para que el Central tenga que emitir menos  dinero.  Por consiguiente, habría chances que la inflación de 2013 fuese menor a la de 2012 si y sólo sí la tasa de crecimiento del gasto bajara el próximo año.
En los últimos cuatro meses se observa una desaceleración de 4 puntos porcentuales en la tasa de crecimiento del gasto que se redujo del 32% al 28%. Sin embargo, no se podría hablar de un quiebre de tendencia, ya que dicho ajuste estuvo exclusivamente sustentado en una contracción del gasto de capital (obra pública) que no es sostenible en un año eleccionario como 2013.
La reciente desaceleración de la tasa de crecimiento del gasto desparecerá y el gasto público volverá a ganar dinamismo en 2013.  El gasto primario crecería en promedio 33.6%, lo cual implica una aceleración con respecto a los valores del acumulado de los primeros nueve meses de este año y una vuelta hacia el promedio de 2007 / 2012.
Este aumento del gasto implicaría un mayor déficit fiscal y mayores necesidades financieras totales del sector público nacional (SPN) que aumentarían USD522 MM  aún sin pagar cupón del PBI.  Comparando 2013 con 2012, el BCRA emitiría más pesos (+$30.663 MM) para financiar al Tesoro pero perdería menos reservas (-USD3.246 MM). Es decir, la dominancia fiscal se incrementará el próximo año por lo que no debería sorprender una aceleración inflacionaria. En este escenario y de acuerdo con nuestras estimaciones, sería probable que el aumento del nivel general de precios se acelerara alrededor de 2, 3 puntos porcentuales durante el próximo año. Esta aceleración esperada de la inflación no sería inocua para el nivel de actividad.
En este contexto, el mayor déficit fiscal, el aumento de la emisión monetaria y la aceleración de la inflación le pondrían un techo a la recuperación económica en 2013 impulsada por la buena cosecha esperada, los altos precios internacionales y el repunte del nivel de actividad en Brasil.
Dicho con otras palabras, la política fiscal, el financiamiento con emisión monetaria y la aceleración de la inflación impedirán que nuestra economía aproveche mejor el favorable escenario internacional y  Argentina será el país que, probablemente, menos crezca de la región en 2013.
EN 2013, EL CLIMA, LA SOJA Y BRASIL AYUDARÁN A CRECER ALGO MÁS, PERO NUESTRAS POLÍTICAS LE PONEN UN TECHO AL PBI
En 2013 esperamos que el mundo juegue más a favor que este año, porque no sólo habría buenos precios de soja y mejor cosecha, sino que Brasil crecería más. Es decir, el próximo año jugaría todo el mundo (soja y Brasil) a favor; y no sólo la mitad (soja) como en 2012. Además, hay que sumar que también el clima pasaría de jugar en contra (2012) jugar a favor (2013), con lo que la cosecha aumentaría alrededor de 23%. En este marco, las exportaciones crecerían 9.5% en 2013y el sector externo volvería a dinamizar el nivel de actividad.
Sin embargo, el aumento de las exportaciones no serviría para evitar que las políticas domésticas se profundicen. El cepo cambiario continuaría sin cambios y las trabas comerciales tendrían como objetivo de mínima mantener el superávit comercial constante, por lo que sólo se flexibilizarían marginalmente. En este escenario, las importaciones aumentarían 10%, permitiendo sólo un insuficiente incremento de la inversión (+3.0%). Paralelamente, en un año eleccionario esperamos que el incremento del consumo público (+6.0%) se acelere marginalmente, el BCRA estaría obligado a emitir (+$30,000 millones) más para financiar el crecimiento del déficit y la inflación se aceleraría alrededor de 3 ó 4 puntos porcentuales. En este contexto, el salario promedio de la economía perdería poder adquisitivo y el aumento del consumo privado (+3.8%) no sería superior al del 2012. En este marco, la tasa de crecimiento del PBI se aceleraría 1.5 puntos porcentuales, pasando de 2.2% (2012) a 3.7% (2013).
En pocas palabras, el buen precio de la soja, la muy buena cosecha (el clima) y el mayor crecimiento de Brasil, cuyo PBI pasaría de crecer 1.6% (2012) a 3.5% (2013), dinamizarían nuestras exportaciones contribuyendo a que  la tasa de crecimiento del producto fuera mayor en 2013. Es decir, el favorable escenario internacional le pone un piso a nuestra tasa de crecimiento del PBI.
Sin embargo, a pesar de la soja, la muy buena cosecha y Brasil, la profundización de nuestra política económica doméstica y la acumulación de problemas estructurales sin resolver le ponen un techo a nuestra tasa de crecimiento y Argentina sería el país de la región que menos crecería en 2013.

EN 2012 LAS POLÍTICAS DOMÉSTICAS POTENCIARON LOS EFECTOS NEGATIVOS DE LA COSECHA Y DE BRASIL 

La tasa de crecimiento del PBI de Argentina depende de la efectividad de nuestras políticas económicas domésticas y del “aporte” del mundo. Dada que la interrelación de Argentina con el mundo es meramente comercial (no financiero), el aporte de la economía internacional sólo se canaliza a través de las exportaciones y se resume en dos palabras: soja y Brasil.
La soja aporta por precio y por cantidad. El precio lo determina el mercado y la cosecha el clima, dos variables que no manejamos. Brasil resulta relevante por su nivel de actividad, otra variable fuera de nuestro “alcance”.
El 2012 se caracterizó por un marcado enfriamiento del nivel de actividad con respecto al año anterior. Mientras que el crecimiento promedio del 2011 alcanzó un 6% aproximadamente, el 2012 cerraría en torno al 2.2% y (excluyendo a Brasil) seríamos el país de la región con menos aumento del PBI este año.
La tasa de crecimiento de 2.2% estuvo sostenida por el consumo público (5.2%) y el consumo privado (4.0%), mientras que la inversión (-6.0%) y las exportaciones (-3.8%) fueron los componentes de la demanda más afectados.
¿Por qué la economía se enfrío en 2012?  Principalmente como consecuencia de los efectos negativos de la política doméstica intervencionista (cepo cambiario y trabas a las importaciones) y en menor medida de la caída de las exportaciones:
ü  la sequía  afectó al 15% de la cosecha agrícola y se plasmó en la caída de las exportaciones, afectando sobre todo a las economías regionales. El complejo sojero (poroto, aceite y harina) representa el 25% de las exportaciones totales.

ü  el enfriamiento de Brasil freno nuestras exportaciones e impactó negativamente en la industria (exportadora) automotriz y metalúrgica.

ü  las trabas a las importaciones afectaron a los sectores productores domésticos; dado que más del 70% de las importaciones son bienes de capital e insumos intermedios difíciles de sustituir localmente. A su vez, las restricciones en el mercado de cambios perturbaron las actividades dolarizadas como el real state, la construcción y el turismo. Y al provocar el desdoblamiento del tipo de cambio, desincentivaron a la inversión productiva. 

ü  La desaceleración del crecimiento fue muy heterogénea. Por el lado de la oferta, la industria exportadora (autos y metales), la construcción y el comercio habrían sido los más castigados; en tanto que la producción de bienes de consumo durables destinados al mercado interno (alimentos y bebidas, textiles, tabaco) resulto menos afectada por la crisis y crecería por encima del promedio.

ü  Por el lado de la demanda, las variables más castigadas habrían sido la inversión y las exportaciones, como consecuencia de las restricciones cambiarias y del combo “sequía y Brasil” respectivamente.
El refuerzo de las medidas proteccionistas sirvió, al menos, para generar un significativo repunte del superávit comercial en términos agregados; incluso a pesar de una marcada reducción de las exportaciones. El déficit energético, que ya para 2011 se presentaba como uno de los cuellos de botella de nuestra economía, se habría reducido levemente y alcanzaría los U$S -3.100 MM este año. Esto sucedería como consecuencia del menor crecimiento que implica menor demanda energética; dado que las exportaciones se mantendrían en niveles similares a las del año pasado (U$S 6.400).