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jueves, 26 de marzo de 2015

El Tipo de Cambio Bilateral con Brasil tiene más problemas hoy que 1999/2001

El impacto negativo de nuestras políticas sobre el crecimiento económico y el empleo se encuentra actualmente agravado porque Brasil ya no puede ayudarnos a amortiguar (disimular) los efectos nocivos de nuestras malas decisiones en materia de políticas fiscales, monetarias y de ingresos.   


Brasil es el principal socio comercial de Argentina. Aproximadamente, el 20% de las exportaciones argentinas se dirige hacia el mercado brasilero. Dentro de las exportaciones, el sector industrial (sobretodo el automotriz) es quien más depende del mercado del socio mayor del Mercosur. En este contexto, si a Brasil le va bien, a nuestra economía también le va bien; y al sector industrial le va mejor. Cuando Brasil no crece, las exportaciones industriales argentinas en general y automotrices en particular comienzan a caer.



Como dijimos más arriba, nuestro proceso estanflacionario, que cumplirá cuatro años (2012/2015)  a fin de año, queda fuertemente en evidencia porque en la actualidad Brasil no sólo no puede amortiguar, sino que suma al impacto negativo de nuestras pésimas políticas económicas. Es decir, Brasil está potenciando el efecto negativo de nuestras malas políticas; y dicha potenciación es doble.

Brasil impacta negativamente no sólo con su estancamiento, sino que ahora hay que sumarle los potenciales efectos negativos de la devaluación del real sobre nuestra macroeconomía. Y esta situación se torna más grave en la medida, que con alta inflación doméstica, nuestro gobierno intensifique el uso del dólar cuasi fijo para preservar la actual estabilidad financiera hasta fin de 2015. 

En los últimos siete meses la devaluación promedio mensual (+0.75) nominal del tipo de cambio oficial fue menos de la mitad de la inflación minorista promedio mensual (+2.0%) del IPC Congreso, apreciándose el tipo de cambio real del peso contra el dólar un 8.8% en el período. Paralelamente, la devaluación nominal del real Brasilero multiplicó por más de 8 veces su inflación, permitiendo que el tipo de cambio real contra el dólar se depreciará un 30%. En pocas palabras, en los últimos siete meses la devaluación real del Real brasilero más que triplicó la apreciación del peso argentino contra el dólar, generando una apreciación de 39% de nuestro tipo de cambio bilateral contra Brasil.    

La actual situación del tipo de cambio bilateral de Argentina con Brasil es más delicada que la de 1999/2001 cuando nuestro país estaba en Convertibilidad y nuestro socio abandonó el plan Real dejando flotar su moneda, ya en aquella oportunidad la apreciación se daba exclusivamente como resultado de la devaluación de nuestro socio comercial. Es más, nuestro tipo de cambio real contra el dólar se depreciaba marginalmente, ya que experimentábamos deflación con un tipo de cambio nominal fijo contra la divisa norteamericana, lo cual ayudaba a amortiguar (exiguamente) los efectos de la devaluación en Brasil.  


Por el contrario, la situación actual es mucho más complicada, porque nuestra apreciación está no sólo alimentada por la devaluación real del real contra el dólar como en 1999, sino que está potenciada por la apreciación real de nuestro Peso contra el dólar (lo contrario a 1999), que avanza sostenidamente porque la inflación mensual (20%) más que duplica la devaluación nominal (0.7%) mes tras mes; y para peor así el gobierno argentino pretende seguir así que hasta diciembre 2015.  



Resumiendo, la situación del tipo de cambio bilateral con Brasil es hoy es peor que en 1999 / 2001, porque Brasil devalúa fuertemente y tenemos tipo de cambio fijo como en aquella oportunidad, pero nuestra economía enfrenta una fuerte inflación en lugar de deflación, por lo que la apreciación del tipo de cambio bilateral tiende a ser mayor que en aquella oportunidad. 


Entonces hay que tener bien en claro, que el actual problema de tipo de cambio bilateral con Brasil lo único que está haciendo es poner en evidencia una inconsistencia más de nuestras políticas: mantener un tipo de cambio fijó con altísima inflación y con gasto público y presión tributaria record en la historia. En otras palabras, en Argentina es imposible hacer negocios y ganar plata. Ya ni con nuestro principal socio comercial es posible! Ergo, no es posible con nadie.






El plan del gobierno argentino es seguir manteniendo el dólar cuasi fijo hasta fin de mandato. De conseguir el objetivo, la devaluación del peso frente al dólar oficial ascendería en torno a un 15% anual, mientras que la inflación se ubicaría alrededor del 30% anual (en el mejor de los casos). En este contexto, el tipo de cambio real contra el dólar cerraría el año en torno a un 12% más bajo que a fines de la Convertibilidad, lo cual complicaría aún más el actual escenario en materia de tipo de cambio bilateral contra Brasil.   





De hecho, si en 2015 el dólar oficial terminara en $9.8/$10 y la inflación fuese 30% anual, lo más probable sería que la próxima administración recibiera un tipo de cambio bilateral con Brasil similar al de 1999 / 2001 cuando hubo un proceso de deflación en la economía doméstica que operó para amortiguar los efectos negativos de una devaluación en Brasil con un sistema de tipo de cambio fijo en nuestra economía doméstica. 

En síntesis, al ya preocupante impacto negativo del estancamiento de la economía brasilera sobre el nivel de actividad de Argentina, ahora se le suma la fuerte apreciación del tipo de cambio bilateral contra Brasil, cuya velocidad se acelera como resultado de que Brasil devalúa y Argentina aprecia contra el dólar en términos reales. Sin lugar a duda, esta dinámica resulta por cierto muy preocupante ya que por un lado, afecta severamente la estrategia del Gobierno de mantener las cosas como están en materia cambiaria. Por cuanto agrava el 'atraso' cambiario y, por ende, eleva las expectativas de devaluación del peso constituyendo una amenaza para la actual estabilidad financiera que el gobierno procura mantener hasta fin de 2015. Por el otro, el fortalecimiento del Peso argentino respecto del Real brasilero afecta fuertemente la rentabilidad de los sectores que comercian con Brasil. Serán varios los sectores que se verán negativamente afectados. Entre estos sectores hay que mencionar no sólo los exportadores (industria y automotrices especialmente), sino también los que compiten con importaciones provenientes de Brasil y los que reciben ingresos del turismo brasileño.

El consenso de mercado es que Brasil crecerá poco durante los próximos años.  Hay varios factores que confluyen en la actualidad que serán determinantes para que Brasil crezca poco durante 2015 y los próximos años. En primer lugar, en 2015 y 2016 el nivel de actividad de Brasil se vería influenciado por las crisis en la petrolera estatal Petrobras y la actual escasez de agua y electricidad. A este panorama no benévolo se le suma los recientes reclamos de la ciudanía en las calles, contra el elevado nivel de corrupción y el pobre desempeño económico del país en los últimos años. Más estructuralmente, hay que tener en claro que Brasil tiene una tasa de ahorro doméstico (15% del PBI) muy baja por lo cual, sin fuerte IED, está condenado a tener bajos niveles de inversión (17% del PBI) y por ende una baja tasa de crecimiento del PBI potencial (+2.8%). Justamente, se espera un frente externo menos favorable que le pondrá un techo “bajo” (para las necesidades de Brasil) a la IED. De ahí, que se anticipa que Brasil crecerá a un ritmo bajo y no nos podrá  rescatar de nuestros desatinos en materia de políticas económicas domésticas. Es bueno tenerlo bien en claro

Hay que tenerlo en claro para tener presente que para volver a hacer negocios y volver a ganar plata en Argentina, va a haber que bajar el gasto y la presión tributaria en términos del PBI. También va a haber que derrotar la inflación y para ello se va a tener que crear un BCRA con fuerte vocación anti inflacionaria. También se va a tener que volver a regular eficientemente todos los servicios públicos; pilar indiscutible de competitividad real. Todo esto es competitividad de verdad; y no efímera. No se le podrá pedir nada a Brasil. Mucho menos a la “magia” del tipo de cambio. Nuevamente volverá a depender de nosotros. Una chance más. No la desaprovechemos como siempre.   

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