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miércoles, 1 de febrero de 2017

Con Paritarias Libres es factible cumplir la Meta de Inflación 2017.

Es el Apretón Monetario, no las Paritarias; Estúpido!

La inflación está nuevamente en el centro de discusión la mesa económica. De acuerdo con información periodística, el consenso de las consultoras está estimando que la inflación de enero rondaría +1,8%. Al mismo tiempo, las mismas fuentes informan que los economistas privados están previendo una inflación un poco superior para febrero 2017; +2,0% mensual. Estas estimaciones privadas de enero’17 (+1,8%) y febrero’17 (+2,0%) dan cuenta de una inflación anualizada de +23,9% y 26.8%; respectivamente. En este escenario, la inflación acumulada del primer bimestre 2017 ascendería a +25,6% en términos anualizados. 

En este marco y con sólo 31 días transcurridos de 2017, desde esos mismos medios periodísticos se pone en duda la posibilidad de alcanzar la meta de inflación 2017 (+17%/+12% anual). No es un tema menor. Una inflación anualizada por encima del +25% mete presión en las negociaciones paritarias.

Sin embargo, está muy bien que el gobierno deje que las negociaciones paritarias sean totalmente libres. Las negociaciones paritarias debe ser libre tanto entre empresarios y sindicatos, como entre Provincias y empleados públicos. Cada uno debe negociar de acuerdo con la capacidad de su billetera y sin intromisión de terceros. También está muy bien que cada una de las partes procure maximizar su beneficio.   

En este punto vale la pena detenerse y preguntarse: ¿Pero el gobierno nacional no debería intervenir porque los aumentos salarios son inflacionarios? La respuesta es negativa. El nivel general de precios y su variación (la inflación) se determinan en el mercado de dinero. En consecuencia, la inflación no se relaciona ni con el mercado laboral, ni con el salario. Es decir, los aumentos de salarios son totalmente independientes del nivel general de precios y de la inflación. En pocas palabras, los aumentos de salarios no generan inflación "per se".  

¿Y por qué algunos economistas pretenden controlar la inflación "pisando" los ajustes salariales? Porque son Keynesianos que piensan que los precios no se determinan por la demanda, las preferencias y la escasez, sino que son el resultado de la suma de los costos de producción y un margen de beneficio "razonable". 

En este marco, la óptica keynesiana visualiza al aumento de salarios como un incremento de los costos de producción que alimenta la inflación. Paralelamente, desde esta visión también se percibe que una suba de la rentabilidad de las empresas genera inflación. En consecuencia, no sorprende que los gobiernos keynesianos pretendan controlar la inflación sentando a sindicalistas y empresarios a una misma mesa, pidiéndoles a los primeros que sus salarios pierdan poder adquisitivos, y sugiriéndoles a los segundos que sus empresas pierdan rentabilidad. Los resultados de esta visión económica y de sus recomendaciones de política económica están a la vista. Nunca se pudo controlar la inflación. Dejando de lado los 10 años de Convertbilidad, en Argentina la inflación promedió +170% promedio anual entre 1942 y 2015. En el mismo período, la base monetaria se expandió a un ritmo promedio de +175% anual. La inflación es siempre un fenómeno estrictamente monetario. Hay inflación si se emite "de más".  



En este marco, los ajustes de salarios se transforman en inflación si y sólo si hay convalidación monetaria, es decir sólo si el BCRA emite los pesos para que la "macro economía pague esos aumentos de salarios". Por el contrario, si no hay convalidación monetaria y el BCRA no emite esos pesos, el aumento de salarios no tiene forma de convertirse en nafta para el fuego inflacionario. 

En otras palabras, si no hay convalidación monetaria el aumento de salarios no se traduce en aceleración inflacionaria. ¿Por qué? Porque sin convalidación monetaria, una mayor suba de salarios implica necesariamente una menor suba (o descenso) de otros precios, con lo cual la variación del nivel general de precios (que es un promedio de los precios) no se acelera, ni desacelera, "quedando" la inflación en el mismo "lugar".

En síntesis, las negociaciones paritarias deben ser libres porque la interferencia del Estado Nacional por un lado no sólo no sirve para controlar la inflación, sino que es nociva para la inversión, la productividad, los salarios, la capacidad de producción, la generación de empleo y el crecimiento económico. 

La inflación se baja y controla sólo con eficiente política monetaria, que debe ser austera y prudente. Se necesita un BCRA que no alimente desequilibrios monetarios (excesos de oferta) que presionen sobre las expectativas de inflación y la inflación observada. La actual conducción del BCRA debe proseguir firme y sin interrupciones con su férrea lucha anti inflacionaria; y “la política” debe respetar su independencia. Es decir, "la política" no debe meter "la cola" y presionar para que baje la tasa (o inyecte más liquidez) con el propósito de estimular el consumo, la demanda y el nivel de actividad en un año electoral. 

Es decir, es imprescindible que el BCRA continúe cumpliendo con su reducción de asistencia (emisión) al Tesoro que baja de 4,4% (2015) a 2,0% (2016) y 1,5% (2017). Más importante aún,  también exige que, llegado al caso, a la autoridad monetaria no le tiemble el pulso si tiene que hacer (momentáneamente) política cambiaria vendiendo reservas o subir la tasa para contener una eventual dolarización de carteras o una suba de expectativas de inflación; respectivamente.

A priori, la política monetaria sigue siendo prudente, por lo cual cumplir la meta de inflación 2017 es factible. Factible quiere decir que hay chances de cumplir la meta siempre y cuando el BCRA sigue hacienda bien su trabajo; y que por el contrario no se cumplirá si "la política" avanza sobre la autoridad monetaria. 

Si bien la política monetaria se relajó en diciembre 2016, dicha relajación coincide con el aumento estacional de la demanda de dinero en fin de año. En este sentido, es una muy buena señal que el sesgo de la política monetaria haya cambiado nuevamente en enero 2017, pasándose de la relajación al apriete monetario otra vez. De hecho, el apretón monetario, que se había reducido de -17,5% (nov'16) a -6,5% (dic'16), volvió a intensificarse hasta subir a 9,2% (enero '17). 




Además, hay que considerar que la meta de inflación no está lejos. Cumplir la meta de inflación 2017 exige que la inflación sea +1,3% promedio mensual a lo largo de todos los meses de este año; lo cual no está “lejos” de los últimos registros observados. Puntualmente, en el segundo semestre 2017 la inflación minorista promedió 1,38% (según INDEC), lo cual es +17,9% en términos anualizados. Paralelamente, la inflación de diciembre 2016 (según INDEC) ascendió a +1,2%, que en términos anualizados es +15,4% al año.

Se llega a una conclusión similar utilizando el IPC Congreso.  Según IPC Congreso, la inflación mensual promedió +1,7% en el segundo semestre, lo cual en términos anualizados asciende a +22,4%. Paralelamente, en diciembre 2016 (según IPC Congreso) la inflación fue +1,6%, lo cual es +21% anualizado. Más importante aún, la performance del IPC Congreso a lo largo de todo 2016 (no contamos con la serie completa del IPC INDEC) nos sugiere que no es prudente llegar a conclusiones respecto a la inflación anual teniendo sólo los dos primeros meses del año. 

¿Qué hubiéramos concluido con respecto a la inflación del 2016 con sólo mirar los resultados de los primeros meses del año pasado? Nos habríamos equivocado y seguramente habríamos sobre estimado la inflación anual. En este sentido, sólo basta remarcar que en el primer semestre 2016 la inflación promedio mensual ascendió a +4,1%, lo cual en términos anualizados representaba una suba de +61.7% anual. Sin embargo, en la segunda mitad del año la inflación mensual cayó a menos de la mitad (+1,7%), con lo cual la inflación anualizada (+22.4%)  casi se redujo a un tercio.



En este marco, es clave seguir de cerca el apretón monetario durante los próximos meses. Si el apretón monetario siguiera suavemente intensificándose en febrero, marzo y abril, sería una señal positiva para las chances de cumplir la meta de inflación 2017. Por el contrario, si el apretón monetario se desvanece, las chances de cumplir las metas de inflación tienden a desaparecer. Con paritarias libres y apretón monetario, la meta de inflación 2017 puede cumplirse. Sin apretón monetario, hay certeza que la meta de inflación no se cumple; aún "pisando" las paritarias. 

En definitiva, el cumplimiento de la meta de inflación 2017 no depende del resultado de las paritarias; sí de que el BCRA siga haciendo su trabajo y el apretón monetario continúe y se absorba parte de la relajación monetaria que tuvo lujar en diciembre pasado. 


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