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miércoles, 7 de marzo de 2018

Desbarajuste fiscal y deuda: las provincias deberían pagar menos tasa que Nación (publicada en Cronista 07/03/2018)

https://www.cronista.com/columnistas/Desbarajuste-fiscal-y-deuda-las-provincias-deberian-pagar-menos-tasa-que-Nacion-20180306-0092.html

El escenario fiscal es el causante del deterioro de la economía argentina. El gasto publico consolidado es récord (43,2% del PBI). El resultado fiscal negativo consolidado (Nación + Provincias + BCRA) asciende a -10% del PBI y, ajustado por la actual y máxima presión tributaria de la historia (34,7% del PBI), también es récord.
Este desbarajuste fiscal se financia con inflación (76% en 2016/2017) y deuda (u$s 117.870 millones en 2016/2017), lo cual nos conduce a tener el costo de capital más elevado de la región. El riesgo pais de Argentina (400 puntos básicos) más que duplica al promedio de la región (175 puntos básicos). En este marco, la inversión (16% del PBI) es insuficiente, con lo cual no se amplía la capacidad de producción ni se mejora la productividad. Con demanda laboral insuficiente y sin mejora de productividad, los salarios están condenados a perder contra la inflación en el largo plazo. Al mismo tiempo, los problemas fiscales aprecian al tipo de cambio dificultando las exportaciones en general y el dinamismo de las economías regionales en particular.

Macri lo entiende

El presidente Mauricio Macri muestra entender que el desbarajuste fiscal es la madre de todos los problemas económicos. En su discurso post última victoria electoral explicó que “lo fiscal” era el problema más crítico; y dijo que “los argentinos no podemos gastar más de lo que recaudamos indefinidamente”, agregando que “necesitamos menos impuestos con equilibrio fiscal”. En otras palabras, el Presidente dijo hay que bajar el gasto público para poder alcanzar el equilibrio bajando impuestos.

El presidente Mauricio Macri inauguró el 136° período de sesiones ordinarias del Congreso.
Macri, en la inauguración del 136° período de sesiones del Congreso.
En este contexto, el Gobierno Nacional puso las cuentas públicas provinciales en el centro del debate, intentando que los gobernadores achiquen su déficit para arreglar los desbarajustes fiscales argentinos. Se firmaron dos pactos fiscales en 2016 y 2017. El primero surgió como resultado del fallo de la CSJ que dictaminaba que Nación debía devolver el 15% del ANSES a las provincias. En este acuerdo, las provincias cedieron recursos a Nación, aceptando una devolución gradual (creciente) a saldarse en 2020 a cambio de comprometerse a lograr el equilibrio fiscal en 2019.  El segundo acuerdo, en noviembre último,  desarmó el Fondo de Conurbano Bonaerense y eliminó la coparticipación del impuesto al cheque. Como resultado del acuerdo, la provincia de Buenos Aires gana recursos en 2018 ($ 40.000 millones) y 2019 ($ 60.000 millones), mientras que las restantes 23 provincias quedan “empatadas”.
En resumidas cuentas, las provincias hacen lo que tienen que hacer. Colaboraron con la problemática fiscal nacional cuando se tuvo que hacer frente al decreto de Cristina Kirchner que universalizaba el fallo de la Corte Suprema. También aceptaron dejar de discriminar fiscalmente a la Buenos Aires,  saldando una deuda histórica que se tenía con la provincia de María Eugenia Vidal, en donde vive el 35% de la población. Por último, se comprometieron a alcanzar eliminar el déficit financiero (con intereses) en tres años.

La culpa no es de las provincias

Sin embargo, la buena voluntad y el cumplimiento de los compromisos provinciales no servirán para devolver a nuestra macroeconomía al sendero del crecimiento perdido, ya quelas finanzas públicas provinciales no son la causa del desbarajuste fiscal argentino. Por el contrario, el desbarajuste fiscal y macroeconómico tiene origen en las cuentas públicas nacionales.  Ergo,  si se quiere rencauzar nuestra macroeconomía promoviendo la inversión, el crecimiento y la creación de empleo, no hay que poner la “lupa” sobre las cuentas fiscales de las Provincias, sino que se lo logrará poniendo los números fiscales de Nación bajo el microscopio y actuando sobre ellos. Nación debe bajar el gasto, el déficit y los impuestos muchísimo más que las Provincias. Esto permitiría colocar menos deuda, lo cual también permitiría despejar el mercado financiero tanto a los privados como a los gobiernos subnacionales, incentivando la inversión y el financiamiento de  obras de infraestructura.
En 2016/2017 Argentina emitió deuda por u$s 117.870 millones, lo cual equivale a 18,8% del PBI. De ese monto, el 81,6% (u$s 96.130 millones) fue colocado por Nación y tan sólo el 10,2% (u$s 12.044 millones), por las provincias. Además de endeudarse muchísimo menos que Nación, las provincias usan mucho “mejor” la deuda que Nación. Las provincias toman deuda mayoritariamente para obra pública y para mejorar el perfil de endeudamiento (refinanciamiento de vencimientos de la deuda), y en menor medida para afrontar gastos corrientes de los servicios públicos esenciales (educación, salud, justicia y seguridad).  Por el contrario, el endeudamiento de Nación se destina mayoritariamente a afrontar subsidios  económicos (tarifas en CABA y GBA mayoritariamente), planes sociales y jubilaciones.

Macri con los ministros de Finanzas, Luis Caputo, y Hacienda, Nicolás Dujovne.
La solvencia intertemporal de la deuda de Provincias es muy superior a la de Nación. Primero y ante todo, la capacidad de repago de la deuda es muy superior en Provincias. Mientras que el consolidado provincial cerró con equilibrio fiscal primario, el Estado Nacional presentó un déficit primario de -3,9% del PBI en 2017. De hecho, el stock de deuda de las provincias alcanza al 50% de los ingresos fiscales, mientras que en Nación es 502%. La deuda de Provincias y de Nación ascienden a 6,4% y 54% del PBI, respectivamente. Como si todo esto fuera poco, para 2018 las necesidades de financiamiento del conjunto de provincias rondarían los u$s 9000 millones, mientras que Nación necesita u$s 35.000 millones. De hecho, no hay que dejar de recordar que la única vez que las provincias entraron en default, fue en 2001, luego de que la Nación lo hiciera,y el Congreso Nacional aplaudiera la cesación de pagos. O sea, las provincias son históricamente mejores pagadoras que la Nación.
El déficit fiscal financiero (con intereses) de Nación es mucho peor que el de las Provincias, tanto en la foto como en la película. En la película, el déficit de Nación sube, mientras que el de Provincias baja. Cuando se compara 2017 contra 2015, el déficit financiero (con intereses) del consolidado provincial se redujo a la mitad, pasando de -1,0% (2015) a -0,5% (2017). Paralelamente, el déficit fiscal financiero (con intereses) nacional subió de -6,1% (2015) a -6,9% del PBI (2017). En la foto actual, el déficit fiscal financiero (con intereses) de Nación (-6,6% del PBI) terminaría siendo 13 veces superior que en las Provincias (-0,5% del PBI) en 2018.   
En pocas palabras, todo muestra que las Provincias tienen un mejor comportamiento fiscal que Nación. Si se considera que las Provincias enfrentan el 50% de las obligaciones del gasto consolidado haciéndose cargo de la educación, salud, seguridad y justicia con sólo el 35% de los recursos totales, no queda otra que concluir que las Provincias están fiscalmente mucho mejor  administradas que Nación.

Nación pone un piso alto al costo de la deuda

Para peor, la situación fiscal de Nación le pone un piso alto al costo del endeudamiento provincial. En efecto, los rendimientos de los bonos provinciales oscilan entre 5,5% y 10%, dependiendo del plazo y la provincia. Sin embargo, no necesariamente estos spreads responden a los fundamentals de la jurisdicción, sino más bien a la liquidez del bono y la idea implícita de un rescate de Nación.
Así, jurisdicciones como CABA y Buenos Aires, aun presentado déficit, cotizan prácticamente como soberanos, en línea con los rendimientos exigidos por el mercado a las colocaciones de deuda de Nación. Lo mismo ocurriría con Córdoba y Santa Fe, provincias hoy con superávit fiscal, y consideradas como “grandes” por el mercado o “too big to fail”.
Las provincias como Neuquén, Chubut, Salta, Mendoza o Tierra del Fuego ceden en garantía recursos dolarizados como las regalías hidrocarburíferas, achicando los spreads requeridos  para un subsoberano y acercándose a la curva de rendimientos del Gobierno Nacional.

Domingo Peppo, gobernador de Chaco.

Sin embargo, hay un conjunto de provincias a las que, sin estos recursos, el mercado les exige más rendimiento, aun cuando su sostenibilidad fiscal es buena, como son el caso Chaco, Entre Ríos o La Rioja, por mencionar distritos que colocan deuda en los mercados internacionales. Ejemplificando con una provincia que próximamente saldrá al mercado, Chaco, su bono rinde 335 puntos básicos por sobre la curva del soberano, siendo una jurisdicción que año a año mejora sus resultados operativos, achica su déficit y prácticamente no está endeudada.
En síntesis, las provincias vienen haciendo los deberes y está claro que son más solventes que la Nación. En este marco, para volver a crecer con inversión, creación de empleo y mejores salarios, se necesita un cambio copernicano en la política fiscal enfocado en una drástica reducción del gasto público y del déficit fiscal a nivel nacional. Todo lo demás es mucho ruido y pocas nueces.

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