Vistas de página en total

jueves, 1 de noviembre de 2012

CON LA ACTUAL POLÍTICA HAY QUE 

PROYECTAR TASAS DE CRECIMIENTO

MODERADAS.

Nuestra proyección de crecimiento económico asciende a 2.6% (2012) y 3.4% (2013). Paralelamente, en el Proyecto Presupuesto 2013 el gobierno planteó una expansión económica de 4.4% en 2013. El consenso de mercado y organismos internacionales pronostican un crecimiento económico de 3.5% en 2013.

Más allá del número fino y de quien hace la estimación, el hecho fundamental es que si no hay cambios de política económica, la tasa de crecimiento económico de Argentina en el mediano plazo será sensiblemente más baja que el promedio de los últimos años. En la actualidad hay una desaceleración estructural de la tasa de crecimiento económico. En otras palabras, si se profundizaran las actuales políticas económicas, las empresas deberían descontar tasas de crecimiento no superiores al 3.5% / 4% en sus planes de negocios.

Igualmente, esta menor tasa de crecimiento proyectada no debería sorprender porque, más allá del discurso oficial, es indudable que hace años que existe un debilitamiento de la  tendencia de la tasa de expansión del PBI observado. En este sentido, sólo basta remarcar que el crecimiento económico de los últimos cinco años fue mucho más bajo que el registrado en el lustro anterior. En 2003/2007 la tasa de crecimiento del PBI alcanzó un promedio de 8.8% anual, más del doble la expansión promedio de 2008/2012, que se redujo a 3.4%.

En este punto hay que diferenciar entre tasa de crecimiento sustentable (de largo plazo) y  tasa de crecimiento “alcanzable” (de corto plazo). La tasa de crecimiento sustentable es aquella que es sostenible en el largo plazo y depende positivamente de los niveles de ahorro e inversión. A más ahorro e inversión, mayor acumulación de stock de capital, más generación de puestos de trabajo y mayor crecimiento sustentable de largo plazo.

La tasa de crecimiento “alcanzable” es un ritmo de expansión que puede ser mayor al crecimiento sustentable pero sólo por un período acotado de tiempo, ya que no es sostenible en el largo plazo con los niveles de ahorro e inversión de la economía. Es decir, el crecimiento observable es un ritmo de expansión excepcional, que es fruto sólo de un conjunto de condiciones iniciales y políticas que se agotan en el tiempo.  Justamente, el crecimiento 2003 / 2007 fue un fenómeno de crecimiento alcanzable pero no sustentable.

El crecimiento 2003 / 2007 se nutrió de una coyuntura excepcional porque aprovechó que la economía venía de la crisis más grande de su historia con capacidad ociosa y desempleo record. A su vez, también usufructuó una mega devaluación que permitía obtener un superávit comercial excepcional. El alto desempleo permitía no subir salarios y las retenciones a las exportaciones agrandaban el resultado fiscal. El combo superávits gemelos y tipo de cambio competitivo permitió estimular la demanda agregada vía absorción doméstica (consumo y gasto público) y exportaciones, propulsando un fuerte crecimiento. La inflación se duplicó año tras año, pasando de 3.7% (2003) a 6.1% (2004) y 12.3% (2005), reflejando la falta de sustentabilidad de dicho ritmo de crecimiento. De hecho, la tasa de crecimiento económico comenzó a deslizarse hacia la baja en 2008. 

En la actualidad las condiciones macroeconómicas son diametralmente opuestas a las de 2003 / 2007, por lo que la estimulación de la demanda agregada no puede volver a generar tasas de crecimiento “chinas”. No hay capacidad instalada ociosa y el mercado laboral está en pleno empleo. No hay superávit comercial genuino y el sector público presenta déficit fiscal creciente. A su vez, las expectativas de inflación superan el 30% anual (según la UTDT) y habría atraso cambiario.

El atraso cambiario impide que las exportaciones sean el motor dinamizador de la demanda agregada y el nivel de actividad. Al mismo tiempo, la estimulación del consumo privado haría que la demanda creciera por sobre la oferta agregada, acelerando la inflación y la caída del poder adquisitivo, logrando el efecto contrario al buscado; menos consumo. El déficit fiscal impide que el gasto público pueda dinamizar el crecimiento económico porque obliga a financiarlo con emisión monetaria, es decir con inflación y caída del poder adquisitivo.

Sin poder generar fuerte crecimiento vía consumo, gasto público y/o exportaciones, la tasa de crecimiento “observable” pasa a depender de los niveles de inversión y tiende a igualar la tasa de crecimiento sustentable de largo plazo. Contrariamente a lo sostenido por la Gran Makro, en la actualidad la inversión antecede al consumo y al gasto.

La inversión es la variable clave de la economía. La economía argentina registrará elevadas tasas de crecimiento del producto si y sólo si hay elevados niveles de inversión, que acrecienten el stock de capital, aumenten la capacidad de producción y generen puestos de trabajo. Con niveles de inversión insuficientes como los actuales, la tasa de crecimiento observable y sustentable de largo plazo tenderían en el mejor de los casos a un promedio de 3.5%/4% anual

Justamente, la insuficiente inversión es el mayor problema que aqueja al crecimiento económico argentino de hoy en día. En Argentina la tasa de crecimiento y la generación de empleo son insuficientes porque se invierte poco. Hay una gran inconsistencia de política económica que acumula problemas estructurales sin resolver y genera crecientes desequilibrios que impactan negativamente sobre los niveles de inversión.

El sector privado invierte insuficientemente si hay un cepo cambiario que no le deja comprar dólares para pagar dividendos, royalties y deuda. Paralelamente, también planea bajos niveles de inversión si no tiene certeza de poder comprar los insumos y bienes de capitales importados necesarios para llevar a cabo su producción.  Al mismo tiempo, tampoco invierte si percibe que las políticas fiscales y monetarias actuales son no sustentables e inflacionarias, generando atraso cambiario y expectativas de devaluación en un marco de problemas estructurales sin resolver creciente. 

En definitiva, con las políticas actuales Argentina puede crecer al 3.5%/4% anual; y no alcanza. Nuestro país necesita crecer al 5%/6% anual para volver a generar nuevos puestos de trabajo. Para lograr un crecimiento del 5%76% es necesario potenciar la inversión privada, lo cual es posible sólo si se cambia la actual política económica y se solucionan los problemas estructurales.



No hay comentarios:

Publicar un comentario