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martes, 17 de junio de 2014

Las 4 opciones (y consecuencias) luego del fallo de la Corte. A las 18hs sabremos hacia donde vamos.

La Corte Suprema de Justicia de EEUU rechazó tomar la apelación argentina sobre el fallo de Griesa. De todos los escenarios que probables, sin lugar a duda este es el más favorable para los fondos buitres y el peor para Argentina.

En este escenario, los holdouts le exigirían a Griesa el levantamiento del stay (no innovar) exigiéndole hacer efectiva su sentencia que  ordenaba (a Argentina) pagar el 100% de la deuda a los Fondo Buitres en mismo momento del próximo pago de los bonos del canje, es decir el próximo 30 de junio cuando se paga el cupón del Discount.

En este marco, Argentina tiene varias opciones. Primero, nuestro país podría pedir una reconsideración (rehearing) a la Suprema Corte de Justicia de EEUU.  Argentina tendría 25 días para hacer este pedido. En la práctica, la Suprema Corte de EEUU no suele rever sus decisiones, por lo cual es bajísima la probabilidad de éxito para Argentina. Tan sólo sería un paso tendiente  a ganar tiempo y “desligar” el próximo pago del Discount, que es en 15 días, del fallo a favor de los Fondos Buitres. Pero sólo eso. Sólo se ganaría unos días, pero nada más. En el corto plazo la situación volvería ser la misma.

Opciones a seguir.
En este escenario actual, se abren cuatro posibilidades para Argentina.
1)    Acatamiento del fallo y pago: se paga a los holdouts la totalidad del reclamo (usd1.5000 MM) antes del 30 de junio. De efectivizarse el pago, muy  probablemente el resto de los holdouts en similares condiciones se sumaría al litigio con lo que el monto, según abogados de Argentina, podría elevarse hasta usd 15.000 MM. Muy probablemente esta cifra sea en realidad menor.

2)  Arreglo Extra Judicial: la Justicia de EEUU dejó la puerta abierta para que Argentina y los Fondos Buitres pudieran sentarse a negociar una forma de pago extra judicial. Argentina podría anunciar que estaría dispuesta a pagar pero bajo otras condiciones sujetas a negociación. En este caso, se debería acordar con todos los holdouts y no sólo con los que litigaron. Recientemente, hubo rumores que indican que los holdouts estarían dispuestos a aceptar el pago con bonos soberanos y el mismo juez Griesa planteó esta posibilidad. Esta alternativa también tiene a favor que implica meses de negociación y permite prolongar los tiempos y por ende puede ayudar (si el pago es después de 1 de enero próximo) a sortear la cláusula Rufo.  

3)  No acatamiento y cambios en las condiciones de la deuda ya reestructurada: no se acata la orden de la Justicia de EEUU que exige pagar a los holdouts; y los pagos de la deuda reestructurada son re direccionados por fuera de la jurisdicción de los EEUU, cambiando la legislación de los bonos ley Nueva York a la ley de Buenos Aires. Sin embargo, cualquier cambio de las cláusulas contractuales requiere la aprobación del 85 % de los tenedores de bonos lo cual es poco probable,  porque muchos tenedores institucionales de los EEUU estarían contraviniendo una orden de la Justicia americana. En este escenario no hay cláusula Rufo, pero habría default técnico.

4) Default total: Argentina decide no pagar ni a holdouts ni a tenedores de deuda reestructurada en 2005 y 2010. En este escenario, Argentina no tendría ninguna restricción legal para reestructurar toda su deuda y cambiar medios de pagos, jurisdicción, etc.  Obviamente, en este escenario no hay cláusula Rufo.

Los cuatro escenarios anteriores tienen diferentes consecuencias en términos de vencimientos de deuda, caja y acceso al financiamiento internacional. Paralelamente, también tienen diferente impacto en la esfera cambiaria y financiera doméstica, como muy probablemente en el nivel de actividad. Paralelamente, los cuatro posibles escenario a seguir tienen diferentes consecuencias inter temporales, es decir afectan en forma diferente a las generaciones futuras, implicando diferentes presiones tributarias y asignaciones de gasto potenciales.

En este marco, hay que entender que el gobierno argentino se encuentra ante una decisión trascendental, cuya importancia queda en evidencia cuando se toma conciencia que traerá consecuencias tanto en el corto, como mediano y largo plazo.  A su vez, es una decisión compleja porque no está libre de conflictos inter temporales, es decir lo que puede ser beneficioso para el corto plazo puede ser perjudicial para el largo; y viceversa.

Consecuencias de las opciones a seguir.
1) El acatamiento del fallo y el pago a en efectivo de los Fondos Buitres se complementaría con el Acuerdo con el Club de París permitiendo sacar en forma completa a Argentina del “Veraz”, con lo cual nuestro país podría volver a tener acceso pleno a los mercados voluntarios de financiamiento. Es más, muy probablemente bajaría el riesgo país y el costo de financiamiento se reduciría.

El acatamiento del fallo y el pago podría gatillar ingresos de dólares que servirían para financiar IED y apuntalar las reservas. En primera instancia, podría parecer positivo, sin embargo tiene un costado negativo.  Con el ingreso de dólares sería posible mantener la política fiscal expansiva y el déficit fiscal creciente, financiándolo con emisión monetaria, modificando poco (o nada) el tipo de cambio. En este escenario, los pesos que sobran tendrían  como contrapartida mayor deuda externa, lo cual evitaría una caída de las reservas. Justamente, este escenario sería un eslabón más de las recientes medidas adoptadas que resquebrajaron el relato: (i) acuerdo en los juicios del CIADI, (ii) indemnización a Repsol, (iii) readecuación del IPC y cambio de base del PIB y (iv) acuerdo con el Club de París. 

Sin embargo, los costos de corto plazo de esta opción son tan altos que prácticamente lo invalidan como alternativa posible. En este sentido, acatar dicho pago resulta muy complicado con un nivel de reservas de aproximadamente USD 29.000M. Si los usd1.500 MM de dólares de NML dieran pie a reclamos por usd10.000 MM o usd15.000 MM (como dicen los abogados argentinos) se consumirían más de 1/3 de las reservas del BCRA, generando una corrida cambiaria, devaluación  y una suba del dólar paralelo  y  de la brecha cambiaria que desatarían probablemente consecuencias macroeconómicas muy negativas.   Sin lugar a duda, esta jabría sido la mejor opción cuando el BCRA tenía usd50.000 MM de reservas.

2) El Arreglo Extra Judicial tiene como primera ventaja que cuenta con el aval de la Justicia de EEUU y cuenta con el apoyo del Juez Griesa, lo cual es un activo a la hora de negociar con los Fondos Buitres. La segunda ventaja con la que cuenta es que brinda tiempo para desligar el próximo pago del Discount de la problemática de los Hold Houts y más importante, puede permitir sortear la cláusula Rufo si es que el pago se lleva a cabo más allá del próximo 1 de enero de 2015.  El tercer punto positivo sería que, una vez encaminada la negociación, Argentina podría salir en forma completa del Veraz; aunque más lentamente que en el escenario de “acatamiento y pago”.  Argentina podría volver a los mercados voluntarios de financiamiento y acceder al influjo de ahorro en dólares internacional. El riesgo país y el costo de financiamiento también podrían bajar. 

En este sentido, esta opción también sería un eslabón más de la cadena de las políticas recientemente adoptadas que van contra el relato (acuerdo en los juicios del CIADI; indemnización a Repsol; readecuación del IPC; cambio de base del PIB y acuerdo con el Club de París). Al igual que en el escenario de “acatamiento y pago”, también estaría el costado negativo que implica que serviría para financiar políticas macroeconómicas no sustentables. Es decir, serviría para financiar y mantener la política fiscal expansiva y el déficit fiscal creciente; madre de todos los problemas macroeconómicos que enfrenta Argentina en la actualidad.

Si Argentina lograra que ingresaran alrededor de usd19.000 MM de dólares de aquí hasta fines de 2015, el gobierno podría llegar a entregar el poder en forma ordenada aún con sus actuales políticas fiscales y monetarias  desmedidamente expansivas. Claro está, la próxima administración recibiría una herencia muy pesada y debería aplicar fuertes correcciones en las políticas macroeconómicas desde el primer día de su mandato. 

Esta alternativa tendría un fuerte costado inter temporal negativo. Argentina debería negociar con todos los holdouts y para no realizar fuertes pagos en el futuro debería terminar pagando mucho más en el largo plazo, con lo cual la mochila para las próximas administraciones aumentaría. En otras palabras, el arreglo extra judicial implicaría pagar más en el futuro, es decir cobrar más impuestos y brindar menos servicios públicos a las próximas generaciones aumentando el peso de la deuda.

3) No acatamiento y cambios en las condiciones de la deuda ya reestructurada. Esta opción es muy poco probable que tenga éxito. El primer obstáculo es que cambiar cualquier cláusula contractual exige la aprobación del 85% de los tenedores de bonos. Es decir, si el gobierno de Argentina quiere cambiar la legislación y el domicilio de pago de Nueva York a Buenos Aires necesita que 9 de casi 10 tenedores de deuda se lo aprueben. Llegar a este nivel de aprobación sería imposible, ya que los tenedores de deuda institucionales de EEUU no lo aprobarían, ya que no pueden “salir” de la ley New York, ni mucho menos ir contra el fallo de “su” Justicia.

Esta medida reafirmaría la calificación negativa de Argentina en “su Veraz”; alejándola por completo del acceso al financiamiento voluntario internacional. El taxímetro de la deuda volvería a correr con más fuerza, volviendo a contabilizar cada vez más intereses por mora, incumplimiento y punitorios.  El peso del endeudamiento volvería a recobrar una tendencia creciente, asegurando una muy pesada herencia a la próxima administración que debería volver a re estructurar toda la deuda y bajo condiciones menos favorables que las actuales.    

4) Default total: este escenario es el de defaultear, barajar y dar de nuevo. En esta opción Argentina pasa a no tener restricciones, pero es decidir volver al 2002/2004, tirando por la borda todo lo hecho y pagado entre 2005 y 2014. Argentina decidiría defaultear y reestructurar toda la deuda nuevamente. En este escenario, nuestro país tendría “las manos desatadas” para proponer todo un nuevo conjunto de de condiciones de reestructuración, proponiendo nuevos marcos legales y nuevas direcciones de pagos sin enfrentar restricciones. 

Sin embargo, habiendo dicho lo anterior, es necesario tener en claro que los escenarios de default total y de no acatamiento y cambio en las condiciones de la deuda re estructurada hieren de muerte a la estrategia del Ministerio de Economía que apuntaba a volver a los mercados financieros internacionales y endeudarse para tender un puente de dólares para “pasar” el segundo semestre 2014 y “sobrevivir” el año próximo y entregar el poder bajo las mejores condiciones posibles hacia fin de 2015.

En ambos escenarios se tira por la borda los potenciales efectos positivos del acuerdo en los juicios del CIADI, la indemnización a Repsol, la readecuación del IPC y cambio de base del PIB y así como también el acuerdo con el Club de París. Muy importante, en ambos escenarios la herencia negativa para la próxima administración aumenta exponencialmente.


En el corto plazo, en los escenarios 3 y 4 muy probablemente habría una venta masiva de bonos soberanos, cuyos precios se desplomarían y sus rendimientos (tasas) aumentarían significativamente. Las expectativas de devaluación aumentarían, con lo cual la presión sobre las reservas podría ganar fuerzas nuevamente. En este escenario, el BCRA volvería a perder reservas y el tipo de cambio paralelo y la brecha cambiaria volverían a subir.  El cepo cambiario debería reforzarse aún más y habría un default masivo tanto del gobierno nacional, como de las provincias y el sector privado. La confianza del consumidor se debilitaría, arrastrando aún más al consumo y la inversión, con lo cual el nivel de actividad se debilitaría aún más. Si a esto se le suma que la política fiscal expansiva continuaría y seguiría siendo financiada con emisión monetaria, se concluye que la inflación muy probablemente se aceleraría sustancialmente, tanto por incremento de oferta como por desplome de demanda. En este, el peor escenario, el nivel de actividad caería fuertemente en 2014 y 2015, reduciéndose en forma importante el empleo y con ello, aumentaría la tasa de desempleo.

A partir de las 18 hs empezaremos a saber hacia donde vamos.

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