El impacto negativo de nuestras políticas sobre el
crecimiento económico y el empleo se encuentra actualmente agravado porque
Brasil ya no puede ayudarnos a amortiguar (disimular) los efectos nocivos de
nuestras malas decisiones en materia de políticas fiscales, monetarias y de
ingresos.
Brasil es el principal socio
comercial de Argentina. Aproximadamente, el 20% de las exportaciones argentinas
se dirige hacia el mercado brasilero. Dentro de las exportaciones, el sector
industrial (sobretodo el automotriz) es quien más depende del mercado del socio
mayor del Mercosur. En este contexto, si a Brasil le va bien, a nuestra economía también
le va bien; y al sector industrial le va mejor. Cuando Brasil no crece, las
exportaciones industriales argentinas en general y automotrices en particular
comienzan a caer.
Como dijimos más arriba, nuestro
proceso estanflacionario, que cumplirá cuatro años (2012/2015) a fin de año, queda fuertemente en evidencia
porque en la actualidad Brasil no sólo no puede amortiguar, sino que suma al
impacto negativo de nuestras pésimas políticas económicas. Es decir, Brasil está potenciando el efecto negativo
de nuestras malas políticas; y dicha potenciación es doble.
Brasil impacta negativamente no sólo
con su estancamiento, sino que ahora hay que sumarle los potenciales efectos
negativos de la devaluación del real sobre nuestra macroeconomía. Y esta situación se torna más grave
en la medida, que con alta inflación doméstica, nuestro gobierno intensifique
el uso del dólar cuasi fijo para preservar la actual estabilidad financiera
hasta fin de 2015.
En los últimos siete meses la
devaluación promedio mensual (+0.75) nominal del tipo de cambio oficial fue
menos de la mitad de la inflación minorista promedio mensual (+2.0%) del IPC
Congreso, apreciándose el tipo de cambio real del peso contra el dólar un 8.8%
en el período. Paralelamente, la devaluación nominal del real Brasilero
multiplicó por más de 8 veces su inflación, permitiendo que el tipo de cambio
real contra el dólar se depreciará un 30%. En pocas palabras, en los últimos siete meses la
devaluación real del Real brasilero más que triplicó la apreciación del peso
argentino contra el dólar, generando una apreciación de 39% de nuestro tipo de
cambio bilateral contra Brasil.
La
actual situación del tipo de cambio bilateral de Argentina con Brasil es más
delicada que la de 1999/2001 cuando nuestro país estaba en Convertibilidad y
nuestro socio abandonó el plan Real dejando flotar su moneda, ya en aquella oportunidad la apreciación se daba exclusivamente
como resultado de la devaluación de nuestro socio comercial. Es más, nuestro
tipo de cambio real contra el dólar se depreciaba marginalmente, ya que
experimentábamos deflación con un tipo de cambio nominal fijo contra la divisa
norteamericana, lo cual ayudaba a amortiguar (exiguamente) los efectos de la
devaluación en Brasil.
Por el contrario, la situación actual es mucho más complicada, porque nuestra
apreciación está no sólo alimentada por la devaluación real del real contra el
dólar como en 1999, sino que está potenciada por la apreciación real de nuestro
Peso contra el dólar (lo contrario a 1999), que avanza sostenidamente porque la
inflación mensual (20%) más que duplica la devaluación nominal (0.7%) mes tras
mes; y para peor así el gobierno argentino pretende seguir así que hasta
diciembre 2015.
Resumiendo, la situación del tipo de cambio
bilateral con Brasil es hoy es peor que en 1999 / 2001, porque Brasil devalúa
fuertemente y tenemos tipo de cambio fijo como en aquella oportunidad, pero
nuestra economía enfrenta una fuerte inflación en lugar de deflación, por lo
que la apreciación del tipo de cambio bilateral tiende a ser mayor que en
aquella oportunidad.
Entonces hay que tener bien en claro, que el actual problema
de tipo de cambio bilateral con Brasil lo único que está haciendo es poner en
evidencia una inconsistencia más de nuestras políticas: mantener un tipo de
cambio fijó con altísima inflación y con gasto público y presión tributaria
record en la historia. En otras palabras, en Argentina es imposible
hacer negocios y ganar plata. Ya ni con nuestro principal socio comercial es
posible! Ergo, no es posible con nadie.
El plan del gobierno argentino es seguir manteniendo el
dólar cuasi fijo hasta fin de mandato. De conseguir el objetivo, la devaluación
del peso frente al dólar oficial ascendería en torno a un 15% anual, mientras
que la inflación se ubicaría alrededor del 30% anual (en el mejor de los casos).
En este contexto, el tipo de cambio real contra el dólar cerraría el año en
torno a un 12% más bajo que a fines de la Convertibilidad, lo cual complicaría
aún más el actual escenario en materia de tipo de cambio bilateral contra
Brasil.
De hecho, si
en 2015 el dólar oficial terminara en $9.8/$10 y la inflación fuese 30% anual,
lo más probable sería que la próxima administración recibiera un tipo de cambio
bilateral con Brasil similar al de 1999 / 2001 cuando hubo un proceso de
deflación en la economía doméstica que operó para amortiguar los efectos
negativos de una devaluación en Brasil con un sistema de tipo de cambio fijo en
nuestra economía doméstica.
En síntesis, al ya preocupante impacto negativo del
estancamiento de la economía brasilera sobre el nivel de actividad de
Argentina, ahora se le suma la fuerte apreciación del tipo de cambio bilateral
contra Brasil, cuya velocidad se acelera como resultado de que Brasil devalúa y
Argentina aprecia contra el dólar en términos reales. Sin lugar a duda, esta
dinámica resulta por cierto muy preocupante ya que por un lado, afecta
severamente la estrategia del Gobierno de mantener las cosas como están en
materia cambiaria. Por cuanto agrava el 'atraso' cambiario y, por ende, eleva
las expectativas de devaluación del peso constituyendo una amenaza para la
actual estabilidad financiera que el gobierno procura mantener hasta fin de
2015. Por el otro, el fortalecimiento del Peso argentino respecto del Real
brasilero afecta fuertemente la rentabilidad de los sectores que comercian con
Brasil. Serán varios los sectores que se verán negativamente afectados. Entre
estos sectores hay que mencionar no sólo los exportadores (industria y
automotrices especialmente), sino también los que compiten con importaciones
provenientes de Brasil y los que reciben ingresos del turismo brasileño.
Hay
que tenerlo en claro para tener presente que para volver a hacer negocios y volver a ganar plata en Argentina, va a
haber que bajar el gasto y la presión tributaria en términos del PBI. También
va a haber que derrotar la inflación y para ello se va a tener que crear un BCRA
con fuerte vocación anti inflacionaria. También se va a tener que volver a
regular eficientemente todos los servicios públicos; pilar indiscutible de
competitividad real. Todo esto es competitividad de verdad; y no efímera. No
se le podrá pedir nada a Brasil. Mucho menos a la “magia” del tipo de cambio. Nuevamente
volverá a depender de nosotros. Una chance más. No la desaprovechemos como
siempre.
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