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viernes, 31 de julio de 2015

Milton Friedman y la inflación en Argentina (por Javier Milei, Nota publicada en InfoBae el 31/07/2015)

http://opinion.infobae.com/javier-milei/2015/07/31/milton-friedman-y-la-inflacion-en-argentina/

Hoy, 31 de julio, se cumplen 103 años del nacimiento de Milton Friedman, uno de los mayores defensores de las ideas de la libertad (motivo por el cual hoy se festeja el Día de la Libertad) y quien sin dudas ha sido el economista más importante del siglo XX.
La contribución del padre del monetarismo podría ser agrupada en cuatro bloques: 1. Una teoría sobre la función de consumo basada en el proceso de elección de los agentes a lo largo de su vida (hipótesis de la renta permanente); 2. Una interpretación alternativa (y consistente con la evidencia empírica) al keynesianismo sobre lo que fue la Gran Depresión; 3. El rescate de la teoría cuantitativa (desterrada por John Keynes en La teoría general) como herramienta del análisis económico y, en línea con ello, una reinterpretación de la curva de Phillips (la cual incorpora el proceso de formación de expectativas) y 4. La convicción de que las soluciones propuestas por el Gobierno son siempre inferiores a la ofrecida por el mercado (nosotros, los ciudadanos de a pie), factor por el cual abogó por una política de reglas en detrimento de la discreción.
Si bien cada uno de los puntos mencionados es apasionante, la realidad argentina en materia de inflación obliga a focalizarnos sobre las contribuciones mencionadas en el punto tres, los cuales están vinculados al debate sobre la neutralidad del dinero. Esto es, si las modificaciones en la cantidad de dinero afectan al equilibrio real de la economía. Para ello, Milton Friedman decidió revivir la vieja teoría cuantitativa, que señalaba que la cantidad de dinero (M), multiplicada por la velocidad de circulación (V) es igual al PIB nominal (esto es, el producto entre el nivel de precios “P” y la producción de la economía “Y”). Puesto en fórmulas: M.V = P.Y. De esta manera, bajo pleno empleo y con velocidad estable, los aumentos en la cantidad de dinero generarían un mayor nivel de precios sin afectar al equilibrio real de la economía. Por lo tanto, bajo este esquema, el dinero resulta neutral. De ahí su famosa frase: “La inflación es siempre y en todas partes un fenómeno monetario”.
Por otra parte, en la medida en que el análisis riguroso de Friedman y Anna Schwartz daba cuenta de la precariedad empírica de las ideas keynesianas (punto segundo del bloque), sumado al hecho de que a mediados de los cincuenta se produce una aceleración de la tasa de inflación, los discípulos de Keynes se refugiaron en la curva de Phillips. Dicha curva fue desarrollada por Richard Lipsey en 1960 (argumento que ya había sido presentado por Irvin Fisher en el año 1926) a partir de un trabajo de William Phillips (1958), para luego ser testeada empíricamente por Paul Samuelson y Robert Solow (1962). Dichos estudios hablaban de la existencia de un conflicto (trade-off) entre inflación y desempleo, por lo que si un hacedor de política quería bajar la tasa de desempleo debía pagar un costo en términos de mayor inflación, lo cual parecía refutar la hipótesis sobre la neutralidad del dinero.
Sin embargo, Milton Friedman (1968) y Edmund Phelps (1968) mostraron que este trade-off es válido solo en el corto plazo, pero que en el largo plazo, cuando los agentes incorporan en sus expectativas el accionar de los políticos, eltrade-off desaparece y deja inalterada la tasa de desempleo en su nivel natural, al tiempo que la inflación resulta ser más alta. Claramente, las lecciones de los monetaristas no se terminaron con esta paliza teórica-empírica, por lo que de la mano de Robert Lucas Jr. dieron a luz la hipótesis de las expectativas racionales (1972/3), lo cual sepultó definitivamente los delirios intervencionistas de los keynesianos (aunque no en todos lados por desgracia de quienes sufren a esta familia de “economistas”).
No obstante, para que la discusión no quede solo en el plano discursivo, en el gráfico siguiente se presenta la evidencia empírica internacional sobre la relación tasa de inflación y crecimiento de la cantidad de dinero. En este sentido, los datos de corte transversal permiten observar que durante los primeros dos años, los incrementos en la cantidad de dinero, si bien tienen un impacto positivo sobre la tasa de inflación, son bajos. Esto deja de manifiesto que en el corto plazo existe trade-off entre inflación y desempleo, por lo que una política monetaria activa ejerce efectos reales de corto plazo sobre actividad y empleo. Sin embargo, cuando uno estudia los resultados a cinco años, el efecto positivo en actividad y empleo se diluye de manera sustancial, mientras que para períodos mayores a diez años no queda efecto alguno, esto es, solo queda una mayor inflación, o lo que es lo mismo, en el largo plazo el dinero es neutral.
Teoría cuantitativa y evidencia empírica internacional
TEORIA-CUANTITATIVA
Fuente: Macroeconomía de José de Gregorio (con base en estadísticas mundiales relevadas por el FMI)
En cuanto al caso argentino, la evidencia empírica desde 1935 (momento en el que se fundó el Banco Central de la República Argentina) hasta 1945 (momento en que se nacionalizó) la cantidad de dinero aumentó a un ritmo anual del 13,6 %, la economía crecía al 3,7 % por año, mientras que los precios aumentaban a razón del 6 % y la moneda se devaluaba a una tasa del 2 % anual. Naturalmente, la situación muestra un rasgo típico de las economías exitosas que, asociado con el crecimiento, aumenta la monetización y se aprecia la moneda en términos reales.
Por otra parte, durante el período que va desde 1946 a 2010, la tasa de expansión de la cantidad de dinero se ubicó en el 133,2 %, mientras que la tasa de inflación trepó al 167,6 % y la tasa de devaluación fue del 155,7 %. En paralelo, el PIB se expandió a un ritmo del 3,4 %, que si bien parece similar al observado en el período precedente, lo cierto es quela tasa de crecimiento del mundo luego de la Segunda Guerra Mundial se duplicó, motivo por el cual pasamos de ser uno de los países más ricos del mundo para convertirnos en uno de frontera (menos que emergente).
Por lo tanto, habiendo revisando la contribución de Milton Friedman sobre la inflación y luego de repasar la evidencia empírica internacional y argentina, nos debería quedar claro que más allá de nuestra pasión tanguera de abrazarnos a los perdedores, es posible afirmar categóricamente que: “la inflación es siempre y en todas partes un fenómeno monetario”.

martes, 21 de julio de 2015

El problema es el sobrante de pesos, no la falta de dólares (Nota Publicada en InfoBae el 21/07/2015)


El dólar está nuevamente en el centro de la escena desde hace unas semanas, al pasar de $ 12,6 a $ 14,2 y la brecha volver a aumentar de 39 % a 55 %. La volatilidad cambiaria retornó y podría poner en riesgo la actual estabilidad financiera.

Sin embargo, hay que tener en claro que la estabilidad financiera no fue la regla, sino la excepción del segundo mandato de Cristina Fernández de Kirchner. En el segundo mandato el dólar oficial se encareció 112 % (de $ 4,30 a $ 9,12) y la inflación minorista (IPC Congreso) fue de 149,6 %. El dólar blue pasó de $ 4,40 a $ 14,2 y la brecha cambiaria subió, en promedio, de 24 % (2012) a 60 % (2013); 54 % (2014) y 55 % (actual); aunque tocó un techo de 100 % (2013) y 87 % (2014). Esta inestabilidad financiera sumergió la economía en una profunda estanflación. La tasa de crecimiento del PBI promedio es de 0 % y el sector privado no genera empleo entre 2012 y 2015.

La inestabilidad financiera es la regla, porque no se solucionan los problemas de fondo detrás del dólar paralelo y su brecha; es decir, no se mejoran genuinamente los fundamentos o la relación entre los flujos y los stocks de dólares y pesos de nuestro sistema económico.

El Gobierno está haciendo lo opuesto a lo que se necesita para mantener el dólar blue contenido y la brecha estable en torno al 38 %-40 %. El déficit fiscal pasará de 4,8 % del PBI en 2014 a 6,9 % en 2015 y el Banco Central de la República Argentina (BCRA) emitirá $ 192.000 MM (piso) para financiar al Tesoro. Cada vez hay más pesos y menos dólares en la economía. La base monetaria crece al 35 %, cuando el PBI nominal aumenta al 28 %. El flujo de divisas empeora cuando se compara 2015 con 2014. El superávit comercial (único proveedor genuino de dólares) caería de 6500 MM de dólares (2014) a 4500 MM de dólares (2015). Paralelamente, el déficit de cuenta corriente aumentaría de 2350 MM de dólares (2014) a 9550 MM de dólares (2015).

En este marco en el cual hay y sobran con cada vez más pesos, lo más probable es que la volatilidad vuelva a estar en el centro de la escena de aquí a fin de año. La brecha cambiaria fluctuaría en torno a 40 % y 65 %; inclusive podría presentar valores más elevados circunstancialmente. Sin embargo, esta volatilidad cambiaria tampoco implicaría una explosión financiera de aquí a fin de año. El Gobierno intentará por todos sus medios que el dólar blue y la brecha no se disparen y utilizará todos los (usuales) instrumentos a su disposición para evitarlo. O sea, hay que esperar más cepo, más trabas a las importaciones, más maquillaje de reservas y más endeudamiento. Es más, probablemente se siga vendiendo más dólar ahorro para intentar estimular la oferta de divisas en el mercado paralelo para bajar el blue y la brecha. Aunque, si hay una caída de la demanda de dinero y la gente comienza a querer menos pesos y más dólares, la venta de dólar ahorro puede perder eficacia para contener al blue y su brecha.

En definitiva, el camino hacia diciembre no será lineal, sino volátil, con subas y bajas. Aunque no se espera un escenario de explosión, la tendencia cambiaria será alcista, porque se aplican políticas fiscal y monetaria desmedidamente expansivas que generan exceso de pesos que, como consecuencia, produce un exceso de demanda de dólares.

Sin embargo desde un estricto análisis de oferta y demanda, podríamos incurrir en el error de pensar que el actual desequilibrio cambiario se corrige por medio de un aumento de la oferta de dólares. Pero un aumento de la cantidad de dólares solo podría generar un alivio circunstancial, ya que más tarde el problema cambiario volvería a agravarse, de continuar la actual política monetaria expansiva.El verdadero problema de fondo es el exceso de pesos. Hay exceso de demanda de dólares porque sobran los pesos. Como sobran los pesos, faltan dólares. Al sobrar los pesos, dicho exceso corre contra las divisas. En otros términos, para que los problemas cambiarios de Argentina se arreglaran solamente con más dólares, todos los años nuestra economía debería generar un superávit de cuenta corriente (saldo comercial + regalías + dividendos + turismo + pago de intereses) o superávit de cuenta de capital y financiera (deuda + IED) equivalente al exceso de oferta de pesos que el BCRA crea permanentemente. A todas luces, la economía argentina actual no puede generar esa cantidad de dólares en forma permanente. En este sentido, hay que decir que en 2015 el déficit de cuenta corriente ascendería a 1,8 % del PBI.

Además, hay que tener en cuenta que la capacidad de generar dólares de una economía se reduce cuando la política monetaria es inconsistente y crea dinero a un ritmo mayor a la demanda monetaria. Es decir, a medida que crece el exceso de dinero, se reduce la capacidad de generar divisas y se potencia el problema cambiario. Argentina es un claro ejemplo de este fenómeno: año a año, crece la emisión, el exceso de dinero y los problemas cambiarios, mientras que caen las exportaciones, se reduce el superávit comercial, aumenta el déficit de cuenta corriente y merman las reservas.

Actualmente el excedente de pesos ascendería aproximadamente a 5,1 % del PBI, un nivel similar al excedente que dio origen a la crisis financiera y a la devaluación de enero 2014. Este excedente de pesos aumenta con la aceleración de la emisión monetaria y el debilitamiento de la demanda de dinero. Según nuestros cálculos y de acuerdo con la actual política monetaria del BCRA, el exceso de pesos podría crecer hasta 5,7 % del PBI hacia fin de año. Estos números no anuncian una crisis cambiaria antes de fin de año, porque el Gobierno (probablemente) tiene instrumentos para "aguantarla", pero sí muestran que los problemas monetarios de fondo y los riesgos cambiarios que deberá enfrentar la próxima administración están en aumento.

En este contexto, para solucionar los problemas cambiarios en serio, la próxima administración deberá cambiar su política monetaria 180 grados. Deberá reformar la carta orgánica del BCRA, y en el corto plazo deberá, primero, retirar el excedente de pesos y luego conducir su política monetaria con base en una regla de instrumentos: los agregados monetarios deberán crecer a una tasa baja y cuasifija. Una vez bajada la inflación y modificada las expectativas, en el mediano plazo se podrá virar hacia una regla de objetivos: metas de inflación. Y Argentina transitará el camino que la región inició hace 15 o 20 años atrás.

Sobrante de Pesos con Vieja Base del pbi





El Gobierno es el principal gestor de un futuro golpe de mercado (por Javier Milei)



Javier Milei consideró que la intención del Gobierno de frenar las operaciones de "contado con liqui" en el mercado de capitales institucionalizado, pese a que tropezaron con la declaración en contra de la Corte Suprema de Justicia, "está inserto en todas las medidas de control que ha tomado, como el control a las compras de dólares, la nueva Ley de Abastecimiento y el intento de la Agencia Federal de Inteligencia de querer espiar a los empresarios bajo la nueva normativa".

El economista de la Fundación Acordar y autor de diversos libros donde muestra las pérdidas de oportunidades de la economía argentina y destrucción de riqueza destacó que "si existiera tal cosa como una especie de hipotético golpe de mercado, como teme este Gobierno, el principal impulsor es él mismo por la cantidad de dinero que emite para financiar el déficit fiscal. Hoy están sobrando en la economía unos $200.000 millones que si se cae la demanda de dinero y van al dólar no habría la cantidad de reservas internacionales necesarias para frenarla".

Javier Milei se mostró a favor de una futura eliminación del cepo cambiario en función de las recientes declaraciones del candidato presidencial del PRO, Mauricio Macri. "Sería una muy buena decisión la de levantar el cepo cambiario porque daña la economía en su conjunto"..

JAVIER MILEI: "SERÍA UNA MUY BUENA DECISIÓN LA DE LEVANTAR EL CEPO CAMBIARIO PORQUE DAÑA LA ECONOMÍA"

En su paso por los estudios de InfobaeTV el economista sostuvo que "el cepo cambiario equivale a fijar un precio debajo del equilibrio de mercado, que al producir un exceso de demanda genera un exceso de oferta en el resto de la economía que implica altas tasas de interés de los bonos, presión en el mercado de dinero y consecuente caída en el nivel de actividad económica".

Los controles de precios y salarios no sirven para detener la inflación

Con respecto a los números de inflación del Indec Javier Milei destacó que "el control de precios y salarios no detienen la inflación; sencillamente lo que hacen es desplazar la presión a otra parte y adormecen algunas de sus manifestaciones. Además, la intervención estatal en los menores detalles de la actividad económica puede destruir el sistema de libre empresa y la libertad política".

El economista destacó que "el mal estriba en que el intento de control impide que obre libremente el sistema de precios, donde el Gobierno termina suministrando un remedio aún peor que la enfermedad.

"CUÁNTO MAYOR SEA LA INVENTIVA PARA ELUDIR LOS CONTROLES DE PRECIOS Y MAYOR LA TOLERANCIA DEL GOBIERNO, TANTO MENOR SERÁ EL DAÑO PRODUCIDO"

De ahí que según Milei "cuanto mayor sea la inventiva de los individuos para eludir los controles de precios y cuanto mayor sea la tolerancia de los funcionarios en cerrar los ojos a esas evasiones, tanto menor será el daño producido. Por otra parte, cuanto más obedientes a 'la ley' sean los ciudadanos y cuanto más rígida y efectiva sea la imposición de la maquinaria gubernamental, tanto mayor será el daño".

El experto expresó que "más allá de los ribetes totalitarios esgrimidos por el Gobierno a lo largo de estos casi doce años, inquieta la feroz brutalidad de los keynesianos-marxistas en el entendimiento del sistema económico y, por ende, en el diseño de una política que promueva el crecimiento y el bienestar de la población. La prueba más contundente de ello es, entre otras cosas, la referencia al golpe de mercado.

"EL MERCADO NO ES NI UN LUGAR, NI UNA COSA, NI UNA ASOCIACIÓN, ES UN PROCESO DE COOPERACIÓN SOCIAL"

"Probablemente, habría que explicarle a este grupo de economistas que el mercado no es ni un lugar, ni una cosa, ni una asociación. El mercado es un proceso de cooperación social puesto en marcha por las actuaciones de los múltiples individuos que, bajo el régimen de división del trabajo, potencia la productividad y todo ello deja de manifiesto el intento del Poder Ejecutivo por instaurar un régimen del tipo socialista totalitario", concluyó Milei.