http://www.perfil.com/columnistas/Ellos-devaluan-y--nosotros-apreciamos-20150405-0056.html
Brasil impacta negativamente con su estancamiento y su devaluación. Y esta situación se torna más grave en la medida que, con alta inflación doméstica, nuestro gobierno intensifique el uso del dólar cuasi fijo. En los últimos siete meses la devaluación real del real (30%) más que triplicó la apreciación real del peso (8,8%) contra el dólar, generando una apreciación real de 39% del tipo de cambio bilateral contra Brasil; una situación muy delicada.
La foto actual es menos grave que la de 1999/2001, pero la película puede ser más difícil que la de aquel entonces. En aquella oportunidad la apreciación se daba sólo como resultado de la devaluación de nuestro socio comercial. Por el contrario, ahora nuestra apreciación se alimenta no sólo por la devaluación real del real contra el dólar (como en 1999), sino también por la apreciación real de nuestro peso contra el dólar (lo contrario a 1999) debido a que la inflación promedio mensual (2%) más que duplica la devaluación promedio mensual nominal (0,7%) mes tras mes.
En este contexto, si el Gobierno alcanzara el que pareciera ser su objetivo y el dólar oficial terminara en $ 9,8 y la inflación fuese 30% anual a fin de año, el atraso cambiario se agravaría (con los actuales niveles de gasto público y presión tributaria) y las expectativas de devaluación aumentarían y así; la próxima administración recibiría un tipo de cambio bilateral similar al de 1999 / 2001.
Este fortalecimiento del peso argentino respecto del real brasilero afecta fuertemente la rentabilidad de los sectores que comercian con Brasil. Serán varios los sectores que se verán negativamente afectados. Entre estos sectores hay que mencionar no sólo los exportadores (industria y automotrices especialmente), sino también los que compiten con importaciones provenientes de Brasil y los que reciben ingresos del turismo brasileño.
El consenso de mercado es que Brasil crecerá poco durante los próximos años y no nos podrá rescatar de nuestros desatinos en materia de políticas económicas. No se le podrá pedir nada a Brasil. Mucho menos a la “magia” del tipo de cambio. Para volver a hacer negocios y volver a ganar plata en Argentina, va a haber que bajar el gasto y la presión tributaria en términos del PBI. También va a haber que derrotar la inflación con un BCRA con fuerte vocación antiinflacionaria. También se va a tener que volver a regular eficientemente todos los servicios públicos; pilar indiscutible de competitividad real. Todo esto es competitividad de verdad; y no efímera. Y así el tipo de cambio real subirá “de verdad”.
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