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martes, 9 de enero de 2018

Banco Central: otra víctima de la política (publicada en Cronista 9/01/2018)

https://www.cronista.com/columnistas/Banco-Central-otra-victima-de-la-politica-20180108-0084.html

Para el Gobierno de Cambiemos la economía se encuentra totalmente subordinada a la política. En este contexto, las medidas de política económica no tienen consistencia, sino que son una sucesión de marchas y contra marchas que responde al mandato político. Las jubilaciones son el ejemplo más grosero. Cuando había que preparar el terreno para ganar las elecciones legislativas de 2017, se sacó la ley de Reparación Histórica aumentando el gasto jubilatorio +1,0%/+1,1% del PBI anual. Por el contrario, para pagar los $40.000 MM (2018) y $60.000 MM (2019) que le darán a la PBA con vistas a las elecciones presidenciales 2019, se pisa la fórmula de las jubilaciones para ahorrar -0,6% del PBI. 

El BCRA es la nueva víctima económica de la política de Cambiemos. El BCRA fue independiente, es decir pudo establecer la meta de inflación y mover la tasa de interés sin consulta previa y sin que sus decisiones sean revocadas, mientras su accionar no comprometió los planes políticos del gobierno. Sin embargo, las metas de inflación del BCRA tanto para 2018 (10%) como para 2019 (5%) quedaron muy ‘exigentes‘ frente a los Presupuestos de Jefatura de Gabinete y las nuevas metas fiscales de Hacienda, que subieron el déficit fiscal primario permitido de 1,8% a 3,2% y de 0,3% a 2,2% del PBI para 2018 y 2019; respectivamente. Paralelamente, el manejo de tasa de interés del BCRA también pasó a confrontar contra la política de mega endeudamiento del Ministerio de Finanzas y la política de estimulación del crédito de Jefatura de Gabinete. 

En este contexto, Jefatura de Gabinete y sus lugartenientes de Hacienda y de Finanzas decidieron violar la independencia del Central y confiscar la política monetaria, escogiendo más inflación para poder bajar la tasa de interés. Puntualmente, el plan es tolerar 10 puntos más de inflación en el acumulado 2018/2019. En otras palabras, entre dos escenarios de inflación, el gobierno escoge el escenario de inflación más alta, perjudicando a la gente de a pie y a los más vulnerables. No sorprende. Es tan sólo un nuevo episodio de la saga más vista en Argentina: ‘La política contra la gente; la verdadera grieta‘. ¿Cómo termina esta película? Usted ya lo sabe. Igualmente, no me tiembla el pulso a la hora de hacer spoilling: al final de la película estaremos peor, con más inflación, dólar más caro y sin mayor nivel de actividad y/o empleo. 

‘La política contra le gente; la verdadera grieta‘ no es una frase exagerada. En este sentido, vale recordar que Franz Oppenheimer dividía la sociedad en dos: el ‘medio económico‘ vs. el ‘medio político‘. En el primero están los ciudadanos que viven de la economía, cuyos ingresos provienen de los pagos voluntarios que perciben a cambio de los bienes y servicios que producen. Cuánto mejor (más barato) satisfagan las necesidades del prójimo, mayor será su ingreso. Por el contrario, en el segundo están los ciudadanos que viven de la política, cuyos ingresos provienen del gravamen coercitivo de la recaudación de impuestos. El ‘medio económico‘ se beneficia de la libertad de mercado, mientras que el ‘medio político‘ se beneficia de las intervenciones y regulaciones; una grieta irreconciliable. 

Los datos muestran que el medio político nunca ajusta, y que sólo el medio económico ajusta en Argentina. Los subsidios económicos caen de 5,1% (2015) a 3,2% (2017), pero el déficit fiscal financiero del Sector Público Nacional aumenta de 6,1% (2015) a 7,0% (2017). En este marco, el cambio de meta de inflación termina siendo un mecanismo para que el medio político siga sin ajustar y el medio económico continúe ajustando. Con el cambio de metas de inflación, el medio político se beneficia con mayor impuesto inflacionario; es decir, con más recaudación para financiar gasto público. Por el contrario, el medio económico se perjudica porque más inflación es menos inversión, menos productividad, menor generación de puestos de trabajo, menos transacciones económicas, menor crecimiento y peores ingresos y/o salarios. 
¿Es seguro que el cambio de la meta de inflación terminará siendo más inflación, dólar más caro, pero no más crecimiento? El cambio de metas de inflación le quitó peso al ancla anti inflacionaria, con lo cual las expectativas de inflación, las expectativas de devaluación y el dólar futuro ya subieron. 

De hecho, estos movimientos ya están implícitos en los bonos argentinos. No sorprende. Este avance de JG sobre el BCRA destruyó tanto la reputación de la autoridad monetaria como la credibilidad de la política des inflacionaria, elevando todas las expectativas y generando más inflación. 

Además, bajar la tasa de interés tampoco generará más nivel de actividad y empleo. En Argentina no hay expectativas adaptativas, sino expectativas racionales. Los argentinos no formamos nuestras expectativas de inflación mirando exclusivamente los valores pasados de la inflación (adaptativas), sino que le prestamos atención a la emisión futura del BCRA (racionales). Bajo expectativas racionales, el dinero es neutral; es decir, bajar la tasa de interés y aumentar la cantidad de dinero no lograr impulsar el crecimiento, empleo y poder adquisitivo de los salarios. 

En síntesis, la política monetaria de Jefatura de Gabinete tendrá el efecto contrario del buscado, porque generará una mayor caída de la demanda de dinero (ya cae), más inflación y dólar más caro, pero no propulsará ni el crédito, crecimiento y/o empleo. Mucho menos el nivel de ingreso y/o salarios. Tampoco la competitividad del tipo de cambio, que permanecerá relativamente constante ya que la suba del dólar será neutralizada por la inflación. 

¿Hay chances de revertir esta reciente dinámica? Exige reconstruir la reputación del BCRA y volver a dotar de credibilidad a la política des inflacionaria. Después de la conferencia de prensa en la cual se anunció el cambio de la meta de inflación, re encauzar la política monetaria y cumplir la meta exigiría la renuncia de los referentes de Jefatura de Gabinete. Segundo y dado las mayores expectativas de inflación y la aceleración inflacionaria presente, también exigiría que el BCRA, siguiendo su lógica de siempre, subiera su tasa de referencia por arriba del 28,75% actual. Claramente, lo más probable es que ninguna de las dos cosas suceda. 

En definitiva, el nivel de actividad económica se desacelerará en 2018 con respecto a 2017, y estas medidas, en lugar de contribuir de manera positiva, impactan negativamente. La política le volvió a ganar a la economía. La política tendrá más financiamiento vía impuesto inflacionario. Del otro lado, está la gente, que paga dicho impuesto y vive de la economía; no de la política. Claramente, los ganadores y perdedores vuelven a ser siempre los mismos.

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