La inflación de marzo 2018 según el IPC E&R dio +2,5%. De acuerdo con el promedio de los relevamientos privados, el aumento del nivel general de precios habría ascendido a +2,2% durante el mes pasado.
Con una inflación de +2,2% en marzo 2018, la inflación acumulada en el primer trimestre 2018 habría ascendido a +6,4%, lo cual implica una inflación anualizada de +28,2%: +13,2 puntos porcentuales por encima de la meta (+15%) para este año.
Este escenario muestra una aceleración de la inflación con respecto al mismo período de 2017. Concretamente, en el primer trimestre 2017 la inflación acumulada había sido +6,1% y su valor anualizado ascendía a +26,7%.
Desde Economía y Regiones nos venimos anticipando hace tiempo. A final del año pasado habíamos proyectado que la conferencia del pasado 28 de diciembre y el cambio de las metas de inflación subirían el piso de la inflación alejándonos aún más de la nueva meta. Paralelamente, también explicamos que dicho cambio de meta impactaría encareciendo al dólar.
En aquel momento muy pocos nos creyeron, varios nos tildaron de "apocalípticos". Hoy en día la evidencia vuelve a estar de nuestro lado y, luego de tres meses, todos están diciendo lo mismo que nosotros decíamos hace tres meses atrás.
Los números oficiales de inflación que se tienen hasta ahora son contundentes en este sentido. El dato de inflación general se viene acelerando hace 14 meses. La inflación promedio mensual se acelera de +1,9% (12 meses); +2,0% (6 meses) y +2,4% (3 meses). La inflación núcleo promedio mensual se acelera de +1,6% (6 meses) a +1,8% (3 meses).
La inflación actual no se debe al aumento de tarifas. Por el contrario, la inflación es un fenómeno generalizado que afecta toda la economía a su largo y su ancho. Todo aumenta. Si bien a diferentes velocidades, todo termina aumentando a un nivel parecido.
De hecho, en los últimos 14 meses la inflación general ascendió a +29,9%; superando por poco a la inflación de alimentos (+26,6%); a la inflación núcleo (+25,7%) y a la inflación en bienes (+24,1%). En este escenario, a comienzos de 2018 el desvío de la inflación con respecto a su meta (+15%) es casi del doble del desvío que presentaba la inflación a comienzos de 2017 con respecto a su meta (+17%).
LA TASA
En este escenario, el presidente del Banco Central, Federico Sturzenegger, abrió el Congreso Económico Argentino diciendo que "la tasa de interés es la correcta", pero "los resultados en materia de inflación no son los más favorables", y que el BCRA se ve obligado a intervenir vendiendo dólares (ya vendió más de u$s 2.000 millones) porque la cotización de la divisa ""no tiene correlato".
La aseveración del presidente de la autoridad monetaria muestra que el sistema de metas de inflación no puede brindar los resultados que la Argentina actual necesita. En palabras coloquiales, con el sistema de metas la inflación no bajará todo lo que tiene que bajar, y dicho descenso no acontecerá con la velocidad que se tiene que dar.
El sistema de metas de inflación es inconsistente en términos teóricos, ya que pretende controlar la inflación con la tasa de interés que se determina en el mercado de bienes y servicios, mientras que la inflación es un fenómeno siempre monetario. La inflación es el inverso del poder adquisitivo del dinero que, lógicamente, se determina en el mercado de dinero. Ante una cantidad de dinero dada, el poder adquisitivo del dinero (inflación) aumenta (baja) con un incremento de la demanda de dinero.
Por el contrario, con una caída de la demanda de dinero dada, un aumento de la oferta monetaria genera un descenso (aumento) del poder adquisitivo del dinero (inflación). De esta manera, el peor escenario en materia de poder adquisitivo del dinero y de inflación sucede cuando hay un aumento tan excesivo de la oferta monetaria que genera caída de la demanda de dinero. Justamente esto es lo que está aconteciendo en Argentina.
En este marco, el sistema de metas de inflación sólo puede funcionar a bajos niveles de inflación, muy por debajo de los que presenta la economía argentina. Esto último también está avalado por los datos.
Los países emergentes que aplicaron exitosamente el sistema de metas de inflación arrancaron de niveles de inflación en promedio del +13,1% anual, y adoptaron una primera meta promedio de +10,3% anual. Un año después habían bajado la inflación a 8,3% anual.
Los países emergentes que arrancaron con niveles de inflación similares a Argentina, como Chile (30%) y Colombia (33%), sólo lograron bajar la inflación entre 2,7% y 3,0% por año, lo cual implicó que tardaron aproximadamente una década en alcanzar los niveles de inflación que pretende lograr la administración de Cambiemos.
En otras palabras, aplicando metas de inflación es muy probable que la administración de Macri termine 2018 con una inflación similar a la de 2017. Dependiendo lo que termine haciendo el BCRA, la inflación podría ser incluso un poquito superior a la del año pasado. También podría terminar siendo un poquito inferior, pero ambos desvíos no serían significativos.
Hay que entender que el contexto monetario se ha complicado con respecto al año pasado. El pasado 28/12 se hirió de muerte la reputación y credibilidad del Banco Central. Las expectativas de inflación han aumentado hasta sobrepasar el +20%. En este escenario, el BCRA debe ser más contractivo que el año pasado para que la inflación 2018 sea similar a la del 2017.
Por el contrario, a similar sesgo de política monetaria, la inflación 2018 será marginalmente superior a 2017. En otras palabras, para bajar la inflación con respecto a 2017, la autoridad monetaria tiene que endurecer su actual política monetaria y hacerla más contractiva que el año pasado. En este escenario, se entiende que con metas de inflación existe la posibilidad que la administración Macri termine su primer mandato con una inflación en torno a la registrada en 2017.
Es más, teniendo en cuenta que a nivel mundial este sistema de política monetaria sólo ha podido bajar la inflación entre -2,5 y -2,7 puntos porcentuales por año, es probable que bajo el sistema de metas de inflación Macri termine un potencial segundo mandato con una inflación muy por arriba del objetivo de 5% anual en 2023. Es más, bajo el sistema de metas de inflación cabría la posibilidad que la inflación siguiera teniendo dos dígitos al final de un segundo mandato.
DESMONTAR EL PLAN
Durante décadas hemos tenido el "peor" Banco Central del mundo y una pésima política monetaria, lo cual nos condenó a tener la peor dinámica de crecimiento de la región. El BCRA se fundó en 1935. Entre 1935 y 1991 la emisión monetaria (+143,7%), la inflación (+181,7%) y la devaluación (+165,3%) registraron variaciones anuales promedio de tres dígitos.
Por el contrario, sin BCRA y sin política monetaria, la emisión, inflación y devaluación cayeron a +15,9%; +8,6% y +8,7% promedio anual en 1991/2001; respectivamente. A partir del 2002 volvió el BCRA, y con él retornaron la emisión desmedida, la inflación y la devaluación, que saltaron a +27,6%; +20,7% y +21,3% promedio anual entre 2002 y 2016, respectivamente.
El desastre monetario argentino no sólo queda expuesto en los números. Cambiamos seis signos monetarios (peso moneda nacional, peso ley 18.188, peso argentino, austral, peso convertible y peso) desde 1970 a la fecha. Le quitamos 13 ceros a la moneda y sufrimos dos híperinflaciones sin guerras con variaciones de IPC de +4.923% (1989) y +1.343% (1990) anual.
En este marco, nuestro dinero nunca cumple la función derivada fundamental que es la de reserva de valor. No ahorramos en moneda argentina y gran parte de nuestro ahorro está afuera. Ergo, con poco ahorro hay bajo crédito, y por ende insuficiente inversión.
Esta baja inversión se traduce necesariamente en ausencia de crecimiento, falta de generación de empleo y pérdida del poder adquisitivo del salario. La calidad de vida se reduce. En este marco, el dinero y la política monetaria del BCRA no han sido neutrales, sino fuertemente dañinos. Sin embargo, pareciera que la mayoría de los argentinos se empecinan en tener Banco Central.
En este contexto, elevamos una propuesta para estabilizar la macroeconomía y vencer la inflación -ver aparte-. Hay inflación porque en 2016/2017 (+61%) el BCRA de Sturzenegger siguió expandiendo la base monetaria a un ritmo muy similar al que lo hizo el BCRA K en 2014/2015 (+65%).
Si la emisión es similarmente tan alta, no cabe esperar una inflación muy distinta. Las LEBACs y la tasa de interés están saturadas. Hay pesos de más en el mercado. La demanda de dinero cae y así como estamos es muy difícil que la inflación pueda bajar.
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