El PBI cayó -2,4% en 2018. Según
el EMAE del INDEC, comercio y reparaciones (-5,1%), industria manufacturera
(-4,3%) y transporte y comunicaciones (-2,7% son los que más cayeron
(exceptuando al agro) en 2018. Del otro lado, el dólar subió +110% punta a punta,
la inflación trepó a +48% y el poder adquisitivo de los salarios perdió -12% en
2018.
Sin embargo, la performance macroeconómica
de 2018 no es un episodio aislado. La
economía argentina se empobrece sostenidamente hace 10 años. Las malas
políticas fiscales y monetarias, siempre expansivamente keynesianas, nos empobrecen
en forma secular. El gasto público total pasó de 31,3% (2008) a 43,0% (2018),
aumentando +37,4% en términos del PBI. Del otro lado, la emisión monetaria
creció +126%; +532% y +1187% cuando se compara 2018 contra 2015, 2011 y 2008;
respectivamente.
En este marco, hay una sostenida y creciente destrucción
de riqueza que se traduce en empobrecimiento y deterioro de la calidad de vida.
En diciembre 2018 el PBI per cápita cerró 4,5% (2015); -8,3% (2011) y -2,8%
(2008) por debajo de los años anteriores. La inflación acumuló +159%; +633% y
+1215% contra fin de 2015; 2011 y 2008. Paralelamente, el dólar subió +232%;
+783% y +1007% contra 2015; 2011 y 2008. La pobreza aumentó +35% en el periodo.
Lógicamente, hacer las cosas mal 12 años tiene mayores costos que hacerlas mal durante
8 o 4 años. La acumulación de malos resultados potencia exponencialmente
los problemas de fondo, agrandando los riesgos de crisis macroeconómica. Puntualmente, Argentina enfrenta riesgo de híper inflación y riesgo de default.
Ambos riesgos se han postergado con los dólares del FMI. Sin embargo, el
gobierno de Cambiemos se “patina” los
dólares del FMI y los problemas macro continúan agrandándose debajo de la alfombra.
Así, los riesgos de híper y de default no sólo continúan latente, sino que se
potencian para más adelante en el tiempo.
En este marco, hay que entender
que salvo un milagro (reformas estructurales que la casta política no
diagnóstica y menos quiere tomar), Argentina
se dirige hacia la crisis más grande de las últimas décadas. Cuando estallé (lo más probable), los
indicadores económicos y sociales terminarán siendo peores valores que en 2002.
Consumada, salir de la crisis también será mucho más difícil y
complicado que en 2003/2005. No se podrá salir rebotando al +8.0% anual con políticas facilistas como se lo hizo en
2003/2005. Por el contrario, con dichas políticas la economía permanecerá
hundida sin crecer y con alta inflación. Por el contrario, para volver a crecer será imprescindible hacer las reformas
estructurales que ningún político quiere adoptar: reforma del Estado, reforma
bancaria, eliminación del BCRA, reforma laboral, reforma tributaria y reforma
previsional.
¿Cómo afecta toda esta situación
el ánimo de los ciudadanos argentinos? Hay
una sensación de frustración récord en la población. En este sentido, poder medir la frustración permitiría
cuantificar dicho estado de ánimo y (entendiendo sus orígenes) anticipar su
desenvolvimiento a futuro. En otras palabras, medir la frustración sirve
para poder comprender si dicho ánimo tenderá a reducirse o, por el contrario,
aumentar en el futuro cercano.
La frustración de los agentes económicos es cuantificada objetivamente
por el “Índice de Frustración Giacomini / Milei” (IF de G&M) y muestra que la frustración de la población no
sólo se encuentra en los niveles récord de los últimos 10 años, sino que
presenta una tendencia alcista que se potencia, lo cual refleja la potenciación
de los efectos negativos de las malas políticas acumuladas durante los últimos
12 años.
De acuerdo con las estimaciones
del IF de G&M, en el segundo
semestre 2018 los agentes económicos presentaron un nivel de frustración +211%
y +322% más elevado que en el primer semestre de 2018 y que en la segunda mitad
de 2017; respectivamente.
Paralelamente, el último dato del IF de G&M es un +97%
superior que el anterior pico del primer semestre 2016 y un +163% mayor que el
pico de la segunda mitad de 2014. En otras palabras, con la última
devaluación el nivel de frustración creció hasta el doble que la devaluación
anterior y más de un +160 por encima de la devaluación del 2014, reflejando que
los efectos negativos se acumulan y potencian unos sobre otros.
¿A qué se debe el importante aumento del IF de G&M? El IF de
G&M tiene en el numerador la inflación, la tasa de desempleo y el índice de
GINI. Es decir, aumentos de la inflación, del desempleo y de la inequidad en la
distribución del ingreso tienden a aumentar el IF de G&M, reflejando un
incremento de la frustración. Paralelamente, el poder adquisitivo del salario y
el PBI per cápita en dólares están en el denominador. O sea, una caída del
salario real, una baja del PBI cápita y una devaluación hacen subir el IF de
G&M, reflejando que la destrucción de riqueza, la devaluación y el destrozo
de los salarios conllevan a un incremento de la frustración.
En el segundo semestre 2018 hay un salto exponencial del IF de G&M
por dos razones. Primero y fundamental, porque todas las variables que componen
el IF G&M actuaron en forma simultánea y en el mismo sentido, potenciando
la suba de la frustración en la población: subió el desempleo; empeoró la
distribución del ingreso, saltó la inflación, cayó el salario real y saltó el
dólar desplomando el PBI per cápita medido en moneda norteamericana.
Segundo, el IF de G&M “vuela” porque el movimiento de cuatro de las cinco
variables que componen el IF de G&M fue muy “fuerte”. La inflación y el
desempleo subieron significativamente en el numerador, mientras que el poder
adquisitivo del salario y el PBI per cápita en dólares se desplomaron en el
denominador. Tan sólo la distribución del ingreso se movió “poco”, registrándose
una suba moderada del Gini en el numerador.
El IF de G&M
presenta tendencia alcista durante los últimos 11 años, es decir a lo largo de
las dos presidencias de CFK y en los primeros tres años de Cambiemos; aunque
dicha tendencia se profundiza durante la actual administración. La inconsistencia de las
políticas macroeconómicas que propiciaron la paulatina aceleración de la
inflación, la sistemática devaluación y la caída del PBI per cápita en dólares
(también en pesos) explican la tendencia creciente del IF&GM a lo largo de
toda la serie. Sin embargo, esta
tendencia fue ganando fuerza con el paso del tiempo, ya que el deterioro de
estas variables se fue profundizando a medida que la inconsistencia de las
políticas macro se fue intensificando
y acumulando unas sobre otras.
Con Cambiemos el
IF de G&M alcanza un nuevo pico en el primer semestre 2016 cuando se salió
mal del cepo. El
(ex) ministro Prat Gay se desentendió del exceso de dinero (+4,2% del PBI),
generando un excesivo salto del dólar y de la inflación que potenció la suba
del IF de G&M. Paralelamente, la suba del dólar más la quita de Retenciones
y la eliminación de las regulaciones al comercio (internacional y nacional)
generaron un salto del precio de los alimentos que junto a los ajustes tarifarios tuvieron un
impacto muy negativo (relativo) sobre los más vulnerables, impactando
negativamente en la distribución del ingreso (suba del coeficiente Gini).
En este marco, el IF de G&M tocó un nuevo techo en la primera mitad de 2016 cuando
el GINI (por primera vez) contribuyó a su suba. A esto hay que sumarle el
efecto de la caída de los salarios reales (nunca habían caído hasta 2013); dos
fenómenos que nunca habían estado actuando simultáneamente en 2008/2015. De
aquí que, en la primera mitad de 2016 el
IF de G&M explicaba la percepción de que Cambiemos “gobernaba para los
ricos” y echaba luz sobre la problemática socio económica del tercer cordón del
conurbano bonaerense.
¿Qué puede pasar
con el IF de G&M de aquí en adelante? De acuerdo con nuestro análisis y
proyecciones, el dólar irá más temprano
que tarde a la banda superior. Luego, cuando el BCRA deje de controlar la
cantidad de dinero y pase a controlar precio (vendiendo dólares), la tasa de
interés subirá más. En este contexto y a diferencia de la visión de nuestros
colegas, la demanda de dinero caerá más,
el dólar picará en punta y el proceso devaluatorio continuará su “viaje”. En
este sentido, si el proceso electoral es
CFK contra Mauricio Macri, habrá más expectativas de devaluación, la caída de
la demanda de dinero se intensificará y el dólar subirá más. El dólar puede
no tener techo.
Detrás de los rounds cambiarios por venir y
de la acentuación de la suba del dólar, la inflación irá por detrás y se
volverá a acelerar más (Dornbush; Exchange Rate Dynamics & Rational Expectations;
1976). En este marco, lo más
probable es que la inflación 2019 termine siendo mayor a la inflación 2018. Del
lado de la economía real, el PBI en dólares caerá más, el poder adquisitivo del
salario real seguirá derrapando, el desempleo subirá y el coeficiente de GINI
subirá reflejando peor distribución del ingreso. Nuevamente, todas las variables estarían operando juntas en el mismo
sentido, aumentando el IF de G&M.
En este escenario, es esperable que la trayectoria del IF de G&M continúe con tendencia
alcista, confirmando que la economía argentina se encuentra en trayectoria de
crisis, haciendo cada vez más probable el escenario de híper con default. En
un escenario de híper con default, el IF de G&M toca el cielo.