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martes, 7 de febrero de 2017

En 2017 la Economía va a crecer 1,8% (Nota publicada en Ambito el 7/2/2017)

http://www.ambito.com/871940-giacomini-en-2017-la-economia-va-a-crecer-un-18

El economista director de Economía & Regiones consideró que “el Banco Central nos salvó de una inflación de tres dígitos”. Además, estimó que la meta del 17% de inflación para el 2017 “no está lejos de alcanzarse”, mientras que las paritarias cerrarán en torno al 22%.


"El Gobierno recibió la peor herencia de los últimos 70 años". Así lo afirmó Diego Giacomini, Economista Director de la consultora Economía & Regiones, quien consideró que los problemas de la Argentina no pasan por el tipo de cambio, sino por el elevado déficit fiscal, la fuerte presión tributaria y la excesiva cantidad de regulaciones. Además, Giacomini estimó con que la economía crecerá un 1,8% durante el 2017.


Periodista: ¿En qué contexto se encuentra la Argentina?
Diego Giacomini: Argentina está inmersa en una estanflación, la economía está estancada y tiene elevados niveles de inflación desde hace ocho años. Además, tenés el problema del crecimiento económico, que debe mirarse en el largo plazo. Tomando el PBI per cápita, Argentina cerró el 2016 un 7,2% por debajo del 2011, pero un 1,7% respecto al 2008. Esto te demuestra que en los ocho años del mandato de Cristina Kirchner, el nivel del PBI por habitante decreció: cayó el nivel de calidad de vida de los ciudadanos. Este fenómeno es propio de la Argentina en la región. Cuando miramos al resto de los países, nos encontramos que, salvo Venezuela, todos los países experimentaron importantes crecimientos.

P: ¿Cómo se solucionan esta cuestión?
D.G.: El Gobierno sólo va a ser exitoso si logra corregir dos cosas: hay que llevar a la inflación a niveles normales (5% anual) que nos permita volver a un sendero de crecimiento, en el cual, sostenidamente, todos los años el PBI per cápita vuelva a crecer en forma sostenida. Para esto, necesitamos crecer durante 20 años, como mínimo, al 3,5%-4% porque Argentina tiene una población que crece a un ritmo del 1%-1,2% anual. El problema es que el Gobierno recibió la herencia más pesada de los últimos 70 años. Con mi colega Javier Milei, a través del termómetro de la riqueza, cuantificamos que la herencia recibida por la administración Cambiemos era un 34% peor que la que había recibido en 1.999 De la Rúa. Esto indica que el margen de acción en materia de política económica fue bastante reducido. El Gobierno entendió el problema y en sus primeras semanas de mandato atacó un problema de fondo, como fue la apertura del cepo.

P: El Banco Central ayudó a contener el valor del tipo de cambio...
D.G.: El Banco Central se cargó en la espalda la apertura del cepo. Recibió una situación bastante compleja en términos monetarios. Había una base monetaria creciendo al 43,9% interanual. En la economía argentina había un exceso de oferta de dinero de cuatro puntos del PBI (sobraban $200.000 millones). El BCRA contuvo la disparada del tipo de cambio, que se iba a trasladar rápida y fuertemente a precios. El Gobierno, además, recibió de Vanoli una inflación subyacente del 47,8% interanual. El Banco Central debió absorber todo el excedente de pesos, a lo que se sumaron los futuros -que implicaban más emisión-, colocando Lebacs a mansalva y subiendo la tasa hasta el 38%. El Central nos salvó de una hiperinflación que iba, según las estimaciones econométricas, a llegar a una inflación de tres dígitos. La entidad, con una política monetaria prudente, bajó el ritmo de expansión monetaria del 43,9% al 23%, que, con la reducción de encajes, bajó el ritmo de crecimiento al 18% anual. Esto permitió, aún con los aumentos de tarifas, que el índice de inflación mensual promediara el 4% anual, que en términos anualizados daba el 60% anual en el tercer semestre. La política monetaria siguió dando frutos y, mirando el segundo semestre, la inflación promedio mensual del segundo semestre, fue del 1,5%-1,6%.

P: ¿Y cuál va a ser la inflación para este año?
D.G.: Vos tenés una meta de inflación para el 2017 que se ubica entre el 12% y el 17%. Si se logra, la inflación promedio anual va a rondar el 22%-23%. Para alcanzar esta meta, la inflación promedio mensual tiene que ser del 1,3%. Mirando los números de fin de año (diciembre cerró en 1,2%), la posibilidad de alcanzar la meta de inflación, siempre y cuando el BCRA siga con la política monetaria prudente que aplicó durante el 2016, no está muy lejos de alcanzarse. Según reportes periodísticos, la inflación de enero se ubicó en 1,8%. Es un buen resultado, no es para alarmarse. Nosotros hicimos un informe en Economía & Regiones, en donde determinamos que la estacionalidad de enero engorda la inflación en medio punto, de modo que una inflación del 1,8% sería, en realidad, del 1,3%.

P: ¿Cómo puede llegar el Gobierno a un tipo de cambio competitivo?
D.G.: La competitividad no es otra cosa que la capacidad que tienen las empresas de ganar dinero. A mayor cantidad de negocios se es más competitivo. Para hacer más negocios, la empresa invierte, genera puestos de trabajo, mejora la competitividad, se amplía la oferta agregada de la economía, con un aumento también de la demanda. Crece la oferta, crece la demanda, crece la economía. El tema es que los problemas de competitividad de Argentina no están originados por el tipo de cambio, que es sólo un ingrediente más de los siete u ocho que tiene la economía. Si comparo a Argentina con el resto de la región, me voy a encontrar con que, entre los distintos ingredientes, Argentina está mejor para en cuanto al tipo de cambio. Comparando con el 2001, el tipo de cambio real del país hoy en día es u$s 1,12, es decir, está más alto que a la salida de la convertibilidad, mientras que en los otros países están entre 0,65% y 0,85%.

P: ¿Y por qué somos menos competitivos que en el resto de la región?
D.G.: El problema pasa por el gasto público, en la dimensión del Estado, y en el exceso de las regulaciones. El gasto público pesa casi 14 puntos porcentuales en relación al PBI más que en el promedio de la región. Cuando veo la presión tributaria, ésta excede al promedio de la región en 10 puntos porcentuales. Esto atenta contra la rentabilidad de las empresas, que como no pueden hacer negocios, no invierten y no generan puestos de trabajo. El último año que creció sostenidamente el PBI per cápita fue el 2007, cuando Argentina tenía una relación gasto público/PBI, una presión tributaria empatados con el promedio de la región y además, tenía equilibrio fiscal. No somos competitivos porque tenemos exceso de presión tributaria y de déficit fiscal, que es financiado con impuesto inflacionario, con exceso de impuestos, con pérdidas de reservas. Esto hace que el costo de capital en Argentina sea el triple que el de la región. Cuando una empresa tiene que evaluar en dónde invertir, obviamente lo hará en un país que le sea rentable.

P: ¿Qué medidas debe adoptar, entonces, el Gobierno para crecer?
D.G.: Hay que diferenciar crecimiento con reactivación. Argentina no crece porque tiene un problema de oferta, le hace falta inversión privada. Además, se mira la política económica desde el lado de la demanda. En los últimos siete años se infló el gasto público y se aumentó el consumo público, procurando incentivar el consumo privado, traccionar la demanda agregada y que ésta traccionara la economía. Desde el 2010, el consumo público aumentó fuertemente en términos reales, mientras que el consumo privado se mantuvo estancado. Esta estrategia no es nueva. Desde el 2011, el PBI ha aumentado en los años impares debido a que son años electorales -2011 (+4,9%), 2013 (+2,8%), 2015 (+2,3%)-, pero las subas fueron cada vez menos vigorosas. Según nuestras estimaciones, en 2017 habría un aumento de la actividad del 1,8%. Esta estrategia de aumentar el gasto público es financiada de manera no sustentable porque hace que el sistema económico ajuste los años pares con más inflación, caída del poder adquisitivo y menor actividad -2012 (-0,5%), 2014 (-2,4%), 2016 (-2,5%)-. Con esta política, lo que se logran son reactivaciones circunstanciales de un año. Para generar un crecimiento de largo plazo, hay que generar las condiciones para que el sector privado quiera invertir.

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