El REM erra sistemáticamente en sus
proyecciones monetarias. Los datos son concluyentes. Desde junio ’17 hasta la
fecha, cuando uno compara sus proyecciones 12 meses antes contra la inflación
finalmente observada, el REM subestima la inflación en forma sostenida y
creciente. El error aumenta sistemáticamente de 10 a 15; 20 y 25 puntos
porcentuales (ver gráfico).
¿Cómo puede suceder que los
pronósticos monetarios del REM se alejen tanto de la realidad? La explicación
es compleja; y nosotros la resumimos con la frase: “Hay que cambiar la moralidad de la consultoría económica”. El
promedio de los economistas no está bien formado en aspectos monetarios (nuestras
Universidades tienden a ser neo Keynesianas o Keynesianas) y/o tiene intereses
que no les permiten decir las cosas como son. ¿Por qué? Porque muchos
consultores tienen contratos con el sector público, acceden a “inside information” que venden en
consultoría, o directamente aspiran sumarse al gobierno, lo cual los obliga a
tener un discurso optimista y positivo con respecto a las medidas de política económica
y los futuros resultados del gobierno de turno.
Adicionalmente, el promedio de
los economistas adopta un comportamiento de manada tendiente a evitar salirse
de la “mediana”, lo cual potencia el error. Todo este comportamiento tiene
costos para la sociedad. ¿Por qué? Porque los policy makers toman decisiones de
política económica basadas en estas predicciones erróneas, lo cual conduce inexorablemente
a pésimos resultados (mucha más devaluación, mayor inflación y peor nivel de
actividad). Este rulo negativo entre economistas, políticos, medidas de
política y resultados económicos marcó a fuego 2017/2018. Los economistas
subestimaban la inflación y el dólar, el BCRA tomaba decisiones basadas en
dichas estimaciones y consecuentemente relajaba la política monetaria; cuando
en realidad había que endurecerla. Resultado: las variables “volaron por el
aire” y la sociedad pagó los costos.
De acuerdo con nuestro análisis,
las estimaciones del REM para 2019 pueden volver a incurrir en un fenómeno
similar. En consecuencia, la sociedad vuelve a enfrentar similares riesgos. El
REM proyecta una inflación de +28,7% interanual para diciembre 2019. ¿Qué
trayectoria implica este escenario? A modo de ejercicio y con espíritu
ilustrativo, a este escenario se llegaría (por ejemplo) con la inflación
bajando sostenidamente a un promedio mensual de +2,8% (primer trimestre 2019);
+2,1% (segundo trimestre 2019) y +1,7 (segundo semestre 2019). En este
escenario, la inflación promedio anual ascendería aproximadamente a +42%/+43%
en 2019.
Paralelamente, el REM proyecta un
dólar de $48,3 para fin de 2019, lo cual implicaría que la suba del dólar se trasladaría
a precios tan sólo 52% punta a punta cuando se compara diciembre´19 contra diciembre´17
(momento previo al inicio de la devaluación). Si se considera que a fines de
diciembre 2018 dicho traspaso a precios ya asciende a 44%, el REM está proyectando
un traspaso a precios marginal de tan sólo 8 puntos porcentuales punta a punta en
2019. A todas luces y analizando el mercado monetario argentino, la traslación
a precios debería ser superior y la inflación más alta.
¿Por qué la traslación a precios
debería ser mayor y la inflación más alta? Porque para que haya tan poca
traslación a precios se necesita un mercado monetario cercano al equilibrio,
fenómeno que no sucede en Argentina. En este sentido, hay que recordar que la
inflación no es otra cosa que el sistema de precios “haciendo su trabajo” y
limpiando “el desequilibrio monetario”. Por el contrario, si el mercado
monetario se encuentra en desequilibrio y hay mayor cantidad de dinero que el
que los agentes económicos quieren demandar, el poder adquisitivo del dinero
baja (ver Capítulo 12 de “El hombre, la economía y el Estado” de Rothbard).
La demanda de dinero es la función
clave del actual contexto monetario argentino. Aunque la cantidad de dinero no
aumente, si la demanda de dinero se reduce, el poder adquisitivo del peso cae
tanto en términos de unidades de dólares (devaluación) como en cantidades de unidades
de bienes y servicios (inflación). Caída de demanda de dinero se traduce en más
dólar y más inflación. Sin embargo, el dólar y la inflación no suben con la
misma fuerza e igual velocidad. En un marco de expectativas racionales (RATEX),
el dólar (activo financiero que es reserva de valor) sube de golpe, fuerte y de
a saltos discretos. Por el contrario, los precios son pegajosos y reaccionan más tarde, subiendo de a poco y haciendo
catch -up del dólar (Dornbush 1976). Así es como a fines de agosto’18, el dólar
saltó de $32 a $40 y los precios vienen haciendo lentamente el catch-up. El TCR
(dic’01=1,0) saltó de 1,48 (agosto’18) a 1,78 (sep´18) para luego bajar hasta
1,57 (diciembre’18).
Los agentes económicos toman sus
decisiones mirando el futuro. En un marco de RATEX, las expectativas de
inflación están atadas a las expectativas de emisión monetaria futura. Las
expectativas de emisión monetaria futura están atadas a las LELIQs, que crecen
a un ritmo de 2,5% mensual y el BCRA no tiene con qué pagarlas. En este marco
de RATEX, las expectativas de inflación rondan +2,5% mensual, estableciendo un
piso muy difícil (no imposible) de quebrar para la inflación observada. Este
piso se puede quebrar sólo circunstancialmente y a cambio de una gran recesión.
En este marco en el cual las
expectativas de inflación tienen un piso sólido y elevado, la demanda de dinero
se hará más “finita” (concepto de Rothbard), y tanto la demanda de saldos en
efectivo como la demanda especulativa de dinero se debilitarán más. En esta
ocasión, la caída de la demanda de dinero se materializaría a través de una
corrida de los depósitos a plazo fijo del sector privado. En un escenario de
baja credibilidad, inflación y apreciación del tipo de cambio real con encajes denominados
en LELIQs, los tenedores privados de plazo fijo decidirían pasarse a dólar. Los
Bancos deberían rescatar las LELIQs para pagar los depósitos, el BCRA emitiría
pesos y los depositantes privados comprarían dólares. Muy probablemente, el BCRA respondería
incrementando requisitos mínimos de liquidez y subiendo tasas, pero sería un
parche de cortísimo plazo que terminaría agravando los problemas. El spread
entre tasas activas y pasivas se incrementaría, el crédito al sector privado se
reduciría y encarecería, con lo cual la recesión se prolongaría más tiempo.
De darse este escenario probable,
el dólar volvería a saltar y picar “en punta” con la tasa de interés endógena
rebotando nuevamente. Las expectativas
de inflación subirían y la inflación observada se aceleraría nuevamente para
volver hacer el catch-up al salto del dólar.
En este marco, la inflación del 2019 sería mucho más elevada que lo que
el gobierno piensa, las autoridades pretenden “vender” y sus socios del REM
proyectan. En otras palabras, la
inflación del 2019 sería mucho más parecida a la inflación del 2018 que lo que
el gobierno y el REM proyectan. Sin lugar a duda, este escenario inflacionario
2019 dejaría como herencia una elevada inflación para el 2020 también. En este
sentido, el próximo gobierno sólo evitaría tener elevada inflación en su primer
año de mandato si y sólo si adoptara medidas de política monetarias extremas;
por ejemplo, una dolarización.
¿Está en una crisis financiera, está buscando dinero para comenzar su propio negocio o para pagar sus facturas? PayLATER Loan le otorga todo tipo de préstamos e importe a una tasa de interés baja del 2% Solicite ahora por correo electrónico a: ( paylaterloan@zoho.com ) O WhatsApp ( +19292227518 )
ResponderEliminar