En el día de ayer el gobierno
nacional anunció un recorte de la ayuda estatal para el caso de las tarifas de
gas y agua, lo cual implica que los privados deberán pagar más por esos
servicios. La reducción de los subsidios se aplicará en tres etapas, la primera
en abril y luego en junio y agosto próximo.
La reducción porcentual del
subsidio de agua es mayor que la quita del subsidio en gas, por lo que el
incremento porcentual en las facturas bimestrales que los privados deberán
afrontar será mayor en el agua que en el gas. Más allá del incremento en las
facturas, el impacto inflacionario directo de la baja de los subsidios es mayor
en el caso del gas que del agua, ya que el peso relativo del gas (0.9%) es
mayor que el del agua (0.6%) dentro del nuevo IPC NU del INDEC.
En el caso del gas, la quita
porcentual de los subsidios será desde un 17% a un 80% y su magnitud dependerá
de la categoría de consumidor, es decir de la magnitud del consumo. A mayor
consumo de gas, mayor quita de subsidio; y por ende mayor encarecimiento de la
factura de gas que pagan los privados.
Puntualmente, el aumento de la parte
de la factura de gas pagada por el privado debido a la reducción del subsidio
va desde 100% (20% de quita de subsidio) a 262% (80% quita de subsidio).
En este marco, el incremento total promedio de la factura
pagada por los privados una vez que se apliquen los tres tramos de quita de
subsidios (abril, mayo y junio) asciende a 185% (ver gráfico 1).
Por el lado del agua, los
clientes de AySA deberán afrontar un recorte del subsidio que, luego de las
tres etapas, ascenderá a un total de 30%
(barrial); 60% (media) u 80% (alta) según sea categoría. En cada caso, el
aumento total que los privados deberán afrontar en sus facturas ascenderá a
170%; 300% y 406%; respectivamente.
El
impacto inflacionario de esta quita de subsidios y suba de tarifa directamente
afrontada por los privados será bajo, ya que el peso relativo del gas y del
agua dentro de la estructura de ponderaciones del índice de precios al
consumidor es bajo. De acuerdo con nuestras estimaciones, el impacto inflacionario directo ascendería a 1.5% en el IPC UN del
INDEC y a 3.1% según el IPC de CABA.
Ahora bien, más allá de su
impacto inflacionario, la quita de
subsidios es una medida que el gobierno adopta por necesidad no por
convencimiento. El gobierno pretendía que la
quita de subsidios fuera adoptada por la próxima administración, pero la crisis
cambiaria adelantó los tiempos y obligó anticipar la medida para quitarle
presión al déficit fiscal y a la potencial presión que podría resurgir sobre
las reservas.
En este contexto la pregunta
clave es: ¿Alcanza este nivel de quita
de subsidios? De acuerdo con nuestro análisis, el nivel de quita de subsidios anunciados es totalmente insuficiente
para lograr atemperar los problemas fiscales existentes, la potencial futura
nueva presión sobre las reservas y aventar las posibilidades de resurgimiento
de crisis cambiaria.
Según nuestras estimaciones, la
reducción de subsidios al gas y al agua generaría un ahorro fiscal de entre
$9.000 y $10.000 millones, lo cual es alrededor del 7% del gasto total en
subsidios en económicos; que ascendieron a un monto total de $130.000 MM en
2013.
Es decir, la reducción de los
subsidios al gas y al agua tiene dos caras; una positiva y otra negativa. La
positiva es que su impacto inflacionario no es significativo. La negativa es
que la reducción de los subsidios es
mucho menor de la que debería ser; y por ende no sirve para cumplir su
principal objetivo de ayudar a resolver la actual crisis cambiaria.
Es más, si lo que se ahorra en gas y agua es reasignado en forma total
hacia la AUH no hay ahorro fiscal y por ende, desde el lado fiscal no se contribuiría en
absoluto a reducir la potencial presión sobre las reservas y el eventual resurgimiento
de la crisis cambiaria en el segundo semestre.
Eso sí, hay que mencionar que desde el punto de vista distributivo,
reasignar recursos desde los subsidios en gas y agua hacia la AUH es positivo,
ya que se dejan de gastar recursos fiscales en los que “más tienen” para
reasignarlos hacia los que “menos tienen”.
Lo que sí realmente es positivo es el crecimiento económico (3%)
anunciado en 2013. El gobierno anunció que la tasa de crecimiento del PBI
en 2013 fue 3%, lo cual no habilitará el pago del cupón PBI en diciembre 2014,
permitiendo un ahorro fiscal de aproximadamente USD3.000 MM este año.
Desde nuestro punto de vista, este anuncio es muy positivo porque, a
diferencia de lo que sucede con la insuficiente rebaja de subsidios, sí
contribuye en forma importante a quitarle presión a la potencial presión sobre
las reservas y la vuelta de la crisis cambiaria en la segunda mitad del año. En
este sentido, sólo basta mencionar que el ahorro del pago del cupón del PBI
representa el 11% del stock total de reservas del BCRA.
En síntesis, la reducción de los subsidios no cumple con su principal objetivo que es reducir la probabilidad que resurja la crisis cambiaria en el segundo semestre de 2014. No lo cumple porque se necesita una rebaja de subsidios muy superior para minimizar la probabilidad de crisis cambiaria. Es más, en el extremo, los subsidios muy probablemente no se reduzcan nada y por ende la probabilidad de crisis continuará siendo significativa. Eso sí, en caso de crisis cambiaria, el no pago de cupón de PBI es positivo porque asegura disminuir en USD3.000 millones la presión sobre las reservas en ese escenario.
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