El año previo (2007) a que CFK ganara las
elecciones de 2008 cerraba con números que hoy lucen muy buenos: PBI de +8%;
usd46.176 MM de reservas; (único) dólar a $3.15 e inflación de 18.7%. Sin embargo,
añorar esta foto nos lleva a conclusiones erróneas. La economía no es una foto,
sino una película con episodios.
Ya en 2007 la película no era buena. La
inflación se había duplicado año tras año, pasando de 3.7% (2005) a 6.1% (2004)
y 12.3% (2005). El 26/9/2006 yo escribía en un diario de hojas anaranjadas: “La
continuidad de esta política de incentivación de la demanda que genera
inflación nos expone a la amenaza de la estanflación en el largo plazo. El tiempo dará su veredicto.” El
problema del segundo mandato de CFK es que vino después de su primer mandato y
atrás del de Néstor; con condiciones iniciales cada vez peores. Es una misma
película con tres episodios (K1; K2; K3). Hay que juzgarla por lo que nos deja después
de 12 años.
Y para peor, lo único que le interesa al gobierno es mantener la “nueva”
estabilidad financiera hasta fines de
2015, priorizándola por sobre la economía real. Una estanflación controlada
le es “útil” para llegar a fines de 2015 sin cambiar sus políticas expansivas.
La recesión sirve para reducir el desequilibrio externo (más aún con menos
dólares de soja) y la inflación (sin explotar) para financiar el desequilibrio
interno con impuesto inflacionario.
El problema es que lo que amenaza a la estabilidad financiera es
justamente lo que el gobierno no quiere cambiar: las políticas fiscales y
monetarias ultras expansivas. La suerte de la estabilidad financiera se
juega en el mercado de dinero. A mayor (menor) prudencia monetaria, más (menos)
probabilidad que se prolongue la estabilidad financiera.
Pero la
demanda de dinero se reduce estacionalmente en el primer trimestre de 2015. Para
que se prolongue la actual estabilidad financiera, el BCRA deberá tornarse más
agresivo (¿subir tasa?) en su política de absorción, ajustando la oferta con la
baja estacional de la demanda de dinero. La demanda de dinero será clave en
todo 2015. Si el principal
objetivo de la política monetaria sigue siendo financiar el (creciente) déficit
fiscal, hay riesgos (no certezas) que la demanda de pesos se debilite más, se
aceleré la inflación, aumenten las presiones cambiarias y consecuentemente se
vea amenazada la estabilidad financiera.
De lo que si hay certezas es
que en 2015 el gobierno procura seguir tapando los problemas, lo cual
implica mayores dificultades en 2016. A partir de 2016 habrá que ponerse
manos a la obra para desarmar el control de cambios (cepo). Habrá que reducir
el peso del gasto público sobre el PBI para reducir la asfixia del sector
privado y bajar la presión tributaria para incentivar la inversión, el trabajo
y la producción en el sector privado. Habrá que refundar el BCRA e
institucionalizar un esquema de metas de inflación, para dotar de
independencia a la autoridad monetaria,
eliminar la dominancia fiscal y dejar de lado la política de tasas negativas;
punto inicial para estimular el ahorro, el crédito y la inversión. También
habrá que reformular todos los esquemas de regulación de los servicios públicos
y los esquemas tarifarios para poder incentivar la inversión en energía y
potenciar su producción (petróleo, gas, electricidad, carne, harina, etc). El
próximo Gobierno recibirá una herencia muy pesada, cuya solución demandará
varios años.
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