Albert Einstein decía “si quieres resultados
diferentes, no hagas siempre lo mismo”. Esta frase es válida para los
resultados económicos y la política económica. Puesto en términos de actualidad
macroeconómica argentina la frase se convierte a “si quieres volver a crecer, deja de aumentar el gasto y el déficit
fiscal; es decir abandona la política fiscal expansiva.”
Argentina está
sumergida en una crisis de crecimiento hace 8 años. Hay crisis de crecimiento
cuando el PBI per cápita cae sostenidamente durante varios años afectando
negativamente la calidad de vida de los ciudadanos.
De acuerdo con la estimación E&R, el PBI caería -2,5% este año, con lo cual
el PBI per cápita de fin de 2016 sería un -1,8% más bajo que en 2008 y un -7,8%
inferior a 2011; ubicándose un
-3,0% por debajo del nivel de fines de 2015. Esta performance de
crecimiento de Argentina es la peor de la región (dejando el caso de Venezuela
aparte) en el período 2008/2016.
La crisis de
crecimiento argentino es producto de la mala política fiscal aplicada durante
los últimos.
Hace más de 6 años que se aplica una
política fiscal desmedidamente expansiva que procura incentivar el consumo, la
demanda agregada y el crecimiento económico, pero se logra el resultado
exactamente opuesto: se termina aniquilando al crecimiento.
¿Por qué la política fiscal expansiva
aniquila al crecimiento? No hay crecimiento y sí estancamiento y recesión,
porque la política fiscal expansiva terminó ahogando al sector privado,
impidiéndole ganar dinero y generar riqueza, desincentivándolo a invertir,
mejorar su productividad y generar nuevos puestos de trabajo.
Tanto el gobierno de CFK como el de Cambiemos
hacen crecer el gasto público y el déficit fiscal hasta niveles cuyo
financiamiento no es sustentable. El exceso creciente de gasto público y de
déficit fiscal resultante de la mala política fiscal sólo puede ser financiado
con presión fiscal desmedida, impuesto inflacionario o exceso de deuda, que
terminan ahogando al sector privado. Los números son contundentes en este
sentido. Arriba en el gráfico de la izquierda se observa como la política
fiscal expansiva (línea roja) se incrementa pronunciadamente durante los
últimos seis años, pero el consumo privado (azul), la inversión privada
(violeta) y las exportaciones (verde) no crecen o tienen tendencia negativa.
Sin embargo, la frase de Albert Einstein “queda
corta” para la realidad actual de la economía argentina. La frase debería ser modificada por “si no quieres obtener cada vez
peores resultados, no hagas siempre lo mismo”.¿Por qué? Porque los efectos negativos de la mala
política fiscal son acumulativos, haciendo que los resultados a obtener sean
cada vez peores.
Los números de nivel de actividad parecen
confirmar que la adaptación de la frase de Albert Einstein se ajusta a la
realidad económica actual de Argentina. El
PBI argentino seguiría atado al ciclo político, pero probablemente cada vez con
números “peores”: la contracción del PBI de 2016 (-2,5%) sería mayor que la
caída de 2014 (-1,8%), pero la variación de 2017 (+1,8%) sería más baja que la
de 2015 (+2,4%).
Los números de la
actividad económica avalan el deterioro del PBI atado al ciclo político. Los primeros números del cuarto
trimestre de 2016 muestran que la economía continúa cayendo fuertemente. De
hecho, se conocieron los datos de octubre de Construcción (-19%) e Industria
(-8%); y ambos son los peores del año. Para peor, no es un fenómeno
circunscripto a estos dos sectores, sino que es un fenómeno global que afecta,
en mayor o menor medida, a todos los sectores de la economía.
En otras palabras, la recesión afecta a toda
la economía, tanto a su largo como a lo ancho. De hecho, el ISAE E&R
muestra que la actual recesión no sólo
todavía es fuerte, sino que aún no tiene señales de haber pegado “la vuelta” y
“aflojar”. En este sentido, la caída de
octubre’17 (-0,5%) es similar a la de
septiembre y julio pasado; y las contracciones interanuales del nivel de
actividad se incrementan mes tras mes.
De acuerdo con nuestra visión, este año ya está “jugado”; y
en E&R estimamos que el cuarto trimestre 2016 el PBI caería -0,2% con respecto al trimestre anterior (IIIT’16) y en
consecuencia el PBI se contraría -2.5% en 2016. En este sentido, vale la
pena destacar que la variación des estacionalizada del IVT’16 (-0,2%) es
bastante optimista ya que es bastante inferior a las caídas des
estacionalizadasregistradas en el IIIT’16 (-0,6%) y IIT`16 (-1,7%).
Escenario
Base de PBI 2017:
En este marco, la pregunta del millón a
contestar es: ¿Cómo vendría el nivel de actividad en 2017? Como mostramos en el párrafo anterior, la evolución trimestral del
nivel de actividad mostraría que la caída de la economía está perdiendo fuerza
trimestre tras trimestre.
En este contexto y en términos des
estacionalizados, nos parece probable plantear un escenario moderadamente
optimista, con un primer (+0,3%) trimestre en el cual no sólo se deja caer sino
se crece “algo”; y luego proyectamos una buena salida en el segundo (+1,4%)
trimestre, que más tarde se modera en el tercero (+0,9%) y se agota en el
cuarto (+0,3%) trimestre 2017.
La buena salida del segundo trimestre se
fundamenta en la cosecha record, que motoriza actividad en varios sectores
conexos entre los que sobresale “transporte”. Más tarde, al disminuir el efecto
cosecha gruesa, el dinamismo se modera en el tercer trimestre. Y hacia final de
año, la apreciación del tipo de cambio, la presión tributaria y el aumento del
costo financiero impactan enfriando nuevamente el nivel de actividad.
En síntesis, si el próximo año el PBI deja de caer y crece “algo” en el primer
(+0,3%) trimestre, la cosecha empuja una buena salida en el segundo (+1,4%)
trimestre, pero más tarde se modera en el tercero (+0,9%) y cuarto trimestre (+0,3%);
el PBI crecería en torno a +1.0% promedio en 2017. A priori, este crecimiento proyectado de +1,0% para
2017 podría parecer bajo. Sin embargo no lo es, ya que implica una variación
interanual de +0,9% (IIT’17); +2,4% (IIIT’17) y +2,9% (IVT’17) en los últimos
tres trimestre del año próximo.
En síntesis, nuestro escenario base E&R (+1,0%),
que es moderadamente optimista, proyecta una tasa de variación del PIB -2,5
puntos porcentuales inferior a la estimación oficial del Presupuesto 2017
(+3,5%), lo cual se traduciría en un déficit fiscal mayor a lo presupuestado.
De confirmarse nuestra proyección de
crecimiento del PBI de 1% anual en 2017, el sector público nacional obtendría
menores recursos tributarios que los proyectados en el Presupuesto. A esto
habría que sumarle que, en un año electoral, los ajustes tarifarios terminarían
siendo probablemente menores a los proyectados.
En otras palabras, con un crecimiento en
torno a 1% el Presupuesto 2017 estaría sobrestimando recursos y subestimado
gasto; y en consecuencia el déficit
fiscal total de Nación y Provincias probablemente ascendería a 9.0%/9.5% del
PBI en 2017, implicando necesariamente
más deuda o más emisión (inflación).
Crecimiento
Presupuesto 2017 (+3,5%): súper difícil.
A partir de lo
explicada precedentemente, hay que entender que la probabilidad que el
crecimiento del PBI 2017 se ubique en línea con la estimación del Presupuesto
2017 (+3,5%) es baja. Esta baja probabilidad de
ocurrencia es fácil de entender con un ejercicio numérico.
Asumiendo que en términos des estacionalizados
el PBI se reduce -0.2% en el cuarto trimestre 2016 y crece +0,3% en el primer
trimestre 2017, simulamos un ejercicio en el cual el próximo año la economía
sale y rebota con la fuerza que salió de la crisis de 2008 y luego alcanza el
dinamismo del 2011. En este escenario de ejercicio simulado se alcanzaría un
crecimiento punta a punta de +7% con variaciones interanuales de +5,0% y +6,7%
en el tercero y cuarto trimestre de 2017, pero el crecimiento promedio anual
del PBI ascendería a +2,8%.
En otras palabras, simulando un dinamismo del nivel de actividad similar al del 2009 y
2011, la tasa de crecimiento del PBI de 2017 ascendería a +2,8% promedio anual.
Si se tiene en cuenta que en 2011 el precio de la soja era 650 dólares por
tonelada, si se considera que en aquel momento su poder adquisitivo en el
mercado doméstico era muy superior (hoy el tipo de cambio real está más
apreciado), si se aprecia que hace 6 años atrás el déficit fiscal era menos de
un tercio del actual y la presión tributaria y el gasto menores, se concluye que es realmente difícil
acceder a una tasa de crecimiento en torno a +2,8% en 2017. Por el
contrario, lo más probable es que el
próximo año la tasa de expansión del PBI se ubique bien por debajo de este
valor y se aproxime más próxima al escenario base de E&R (+1,0%), o a lo
sumo algunos decimales más.
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