Una de cal y otra de arena para
el BCRA. Una noticia buena y otra que, si bien por ahora no preocupa, debe ser
monitoreada de cerca durante enero y febrero. La buena noticia es que el
BCRA dejó inmóvil la tasa de referencia en 24,75% anual, cortando una racha
de cuatro semanas consecutivas con bajas de -50 puntos básicos por vez (de
26,75% a 24,75%). Del otro lado, el punto a seguir de cerca es que sólo hubo
una renovación parcial de las LEBACs, con lo cual el BCRA inyectó liquidez por $21.242
MM (3% de la base monetaria).
Está muy bien que el BCRA haya dejado la tasa inmóvil cortando la baja
de las últimas cuatro semanas. ¿Por
qué? Porque no había habido fundamentos de expectativas de inflación y de inflación
observada que avalaran las últimas reducciones de tasa de interés que, siguiendo nuestro análisis, debería
haber permanecido inmóvil en 26,75% y sin bajar.
¿Si la tasa de interés no debería haber bajado de 26,75%, entonces el
BCRA no debería haberla subido de nuevo ayer? Definitivamente, no. Lo
hecho, hecho está. No se puede andar
subiendo y bajando la tasa de referencia “cada dos por tres”, porque mina la
reputación y la credibilidad de la política del BCRA, afectando negativamente
los resultados de la política monetaria. En otras palabras, subir y bajar la tasa de interés en
forma reiterada hace que la inflación no baje o, en el mejor de los casos baje
menos y más lento. Por otra parte y mirando el vaso
medio lleno, la baja de tasa permitió
una suba "controlada" del dólar que contribuyó a mejora mínima y
circunstancialmente la competitividad precio de la economía.
Ahora bien, bajar la tasa de interés cuando no hay que bajarla tampoco es
gratis; el BCRA quedó preso de la tasa de
24,75% y no pudo renovar todo el stock de LEBACs viéndose obligado a
inyectar liquidez por el equivalente a 3% de la base monetaria. A este incremento de liquidez de ayer, hay que
sumarle que la base monetaria creció +6,3% (+$42.480 MM) en noviembre pasado, con lo cual el apretón monetario se redujo de 21,0% a 17,5% en términos reales.
Sin lugar a duda, esta inyección de liquidez enciende una
luz amarilla que debe ser monitoreada de cerca, porque puede dar lugar a un
desequilibrio monetario en el futuro cercano. En este sentido, para lo que
queda de diciembre y primeros días de enero no habría riesgo, porque la demanda
de dinero es estacionalmente alta y no hay riesgo de desequilibrio monetario.
Sin embargo, a fin de enero y en febrero
podría haber una caída estacional de la demanda de dinero que generaría un exceso
de oferta de pesos y se trasladaría a: i) mayor expectativas de inflación e inflación
observada (dificultando la política des inflacionaria); ii) tipo de cambio más
elevado a un nivel "no confortable".
En este marco, sería poco prudente caer en la tentación de
bajar la tasa de interés en lo que queda de diciembre que es estacionalmente
elevado en términos de demanda de dinero, porque luego a fin de enero y febrero
se contrae la demanda de pesos. Por el contrario, es prudente dejar la tasa “congelada” en 24,75% y esperar y mirar los
resultados de enero y febrero.
No obstante, hay que destacar que el nuevo proyecto de Ganancias, que grava
los plazos fijos, fondos comunes de inversión (FCI) y las LEBACs constituye un
riesgo para la política monetaria desinflacionaria y el manejo de la tasa de
interés del BCRA. Este impuestazo afectaría negativamente la demanda de
pesos, potenciando el desequilibrio monetario a fines de enero y, sobretodo, en
febrero.
En otras palabras, el impuestazo de Ganancias sobre los
activos financieros aumentaría el exceso de oferta de dinero, potenciando las
presiones sobre el dólar y la inflación.
Es decir, con este impuestazo de Ganancias sobre los activos
financieros, la demanda de dinero caería aún más, con lo cual la demanda de
dólares y las presiones inflacionarias podrían incrementarse.
En este marco, el impuestazo de Ganancias sobre activos
financieros, al incrementar las presiones sobre la inflación y el tipo de
cambio, presionaría al BCRA para subir
la tasa de referencia estabilizar al mercado monetario y cambiario y evitar que
aumenten las presiones sobre la inflación y el tipo cambio hacia fin de enero y
febrero
En definitiva, el Impuestazo de
Ganancias sobre los activos financiero no es otra cosa que “la política”
metiendo la cola y entorpeciendo el trabajo del Banco Central, porque
necesariamente implicará: i) más tasa de
interés; ii) más inflación.
Concluyendo, hay que seguir muy
de cerca al mercado de dinero, el accionar del BCRA y las intromisiones de “la
política” en la política monetaria. Si el BCRA deja la tasa de referencia
congelada y el impuestazo de Ganancias sobre los activos financieros no “sale”,
crece la probabilidad que la política monetaria prudente y desinflacionaria
prosiga y en consecuencia las metas de inflación 2017 puedan ser cumplidas. Por el contrario, si en el actual
contexto el BCRA vuelve a bajar la tasa y el impuestazo de Ganancias es
promulgado, crece la probabilidad que “la política” avance sobre la política
monetaria y las metas de inflación 2017 no sean cumplidas.
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