¿La inflación bajará, seguirá
igual o se acelerará en 2018? El gobierno está convencido que la inflación
bajará en 2018 con relación a 2017. Sin embargo, pensamos que, si la
política monetaria no cambia, lo más probable
es que la inflación de este año sea similar a la inflación del año pasado; o
inclusive puede subir un “poco”.
En materia de inflación, el
escenario monetario de inicios de 2018 luce más complicado que hace un año
atrás. En este
sentido y al menos hasta ahora, hay
varios “ingredientes” que invitan a pensar que la meta 2018 es más difícil de cumplir.
En este sentido y al menos considerando lo sugerido por los datos, existe el riesgo que la inflación 2018 sea
similar a la inflación 2017 o
inclusive, dependiendo que haga la
política monetaria, un poco mayor. Una política monetaria acertada será
la única herramienta capaz de bajar la inflación. Por el contrario, otra
desacertada la terminará acelerando.
Hay siete “señales” que “presagian”
que el escenario inflacionario 2018 puede ser más complicado que el escenario
inflacionario 2017.
1º) El BCRA se desvió del techo
de la meta 2017 (17%) por 45%. En otras palabras, el BCRA incumplió su
compromiso con la sociedad por un margen grosero, lo cual menoscaba su
credibilidad y reputación.
2º) Jefatura de Gabinete violó la
independencia de la autoridad monetaria cuando cambió las metas de inflación y
decidió tolerar 10 puntos más de inflación en 2018/2019, lo cual hirió de
muerte la credibilidad y reputación del BCRA.
En este marco, el BCRA tiene menos credibilidad y
reputación que a comienzos de 2017, con lo cual su capacidad para influenciar
(a la baja) sobre las expectativas de inflación es menor, y en consecuencia es
más complicado que la inflación observada baje.
3º) El impacto de la pérdida de credibilidad y reputación cortó el proceso
des inflacionario. A comienzos de
2017 la inflación venía bajando, pasando de +4,2% (1º semestre 2016) a +1,4%
(2º semestre 2016) promedio mensual durante el año anterior. Por el contrario,
a comienzos de 2018 el proceso des inflacionario está totalmente abortado, con
una inflación general clavada en +1,9% (1º semestre 2017) y +1,8% (2º semestre
2017) promedio mensual durante 2017.
De hecho, la inflación de ambos
semestres de 2017 supera la inflación de la segunda mitad de 2016. En pocas
palabras, bajar la inflación y cumplir
la meta exigen reavivar un proceso de desinflación que hoy por hoy estás
muerto, lo cual no es sencillo sin credibilidad y reputación.
4º) No sólo no hay ni
credibilidad, ni reputación y el proceso des inflacionario está abortado, sino que
la inflación actual está más lejos de la
meta 2018 (+15%) que lo que la inflación de hace un año atrás estaba de la meta
2017 (+17%). En este sentido, tomamos la inflación promedio del último
trimestre 2016 (2017) como la inflación a comienzos de 2017 (2018). En el IVT’16 la inflación mensual promedia
+1,7%, lo cual en términos anualizados asciende a +22,8% anual; es decir +5,8
puntos porcentuales por encima de la meta (+17%). Por el contrario, el actual
desvío con respecto a la meta de inflación es exactamente el doble. En el
IVT’17 a inflación mensual promedia +2,0%, lo cual en términos anualizados
asciende a +26,8% anual; o sea 11,8 puntos porcentuales por encima de la meta
(+15%).
5º) Las estimaciones privadas de inflación de los primeros cuatro meses de
2018 superan por algunas décimas la inflación observada durante los primeros
cuatro meses de 2017, lo cual pone un piso elevado para la inflación 2018. Puntualmente,
en E&R estimamos que el aumento general de precios de los primeros cuatro
meses 2018 (+8,9%) superaría por +0,7 puntos porcentuales a la inflación
general registrada en el mismo período 2017 (+8,2%). Este piso elevado de
inflación junto con a una meta más baja comprometen y dificultan el escenario monetario
2018. Los datos de expectativas confirman este escenario más complicado.
6º) Las expectativas de inflación que mira el BCRA (REM) vienen actualmente
subiendo, mientras que el año pasado venían en baja. Puntualmente, las
expectativas del REM caían -2p.p. entre IIIT’16 (21,6%) y IVT’16 (19,6%), pero
suben +0,3 p.p. entre IIIT’17 (17,1%) y IVT’17 (17,4%). En otras palabras y de
acuerdo con el REM, a comienzos del año
pasado las expectativas de inflación estaban convergiendo hacia la meta,
mientras que ahora se están alejando de la meta.
7º) El BCRA está cometiendo un error de política monetaria similar al que
cometió sobre finales de 2016 y comienzos de 2017 cuando relajó la política
monetaria sin que las condiciones monetarias e inflacionarias estuvieran dadas
para hacerlo. A comienzos del cuarto trimestre 2016 bajó la tasa de interés
200 bps e inyectó dinero “de más”, que terminó acelerando la inflación en el
primer trimestre 2017 y abortando el proceso des inflacionario.
En la actualidad y escudándose en que se relajó la meta de inflación,
el BCRA vuelve a relajar su política monetaria en un marco donde la mayoría de
los indicadores están sugiriendo que la política monetaria debe ser endurecida
si se quiere reavivar el proceso des inflacionario.
En definitiva, no hay duda qué el escenario monetario e
inflacionario actual es más complicado que hace 1 año atrás. ¿Está todo perdido?
Definitivamente, no. Depende del BCRA. La autoridad monetaria debe esforzarse para
rencausar la situación y reavivar el proceso des inflacionario.
En este contexto, para que la inflación baje, la cantidad de
dinero tiene que crecer mucho menos. Por el contrario, si el ritmo de emisión
monetaria no baja, la inflación no bajará o inclusive, con todos los
fundamentos y tanto la credibilidad como la reputación deterioradas, la
inflación puede subir.
La inflación no es un problema de
ajustes tarifarios. Si bien los ajustes tarifarios engordan el IPC en meses
puntuales, la inflación no cede terreno hace más de un año. ¿Por qué la
inflación no cede terreno? La inflación no
baja porque el BCRA sigue emite “de más”. De hecho, en 2016/2017 (+61,1%)
la base monetaria creció a un ritmo apenas inferior al cual había aumentado en
2014/2015 (+65,4%).
La teoría económica es clara y
contundente en este sentido. La economía
es una ciencia social, pero en donde justamente se parece más a una ciencia
dura (por ej. La física), es en la relación emisión monetaria inflación. Hay
una relación causa efecto. Se emite “de más”, se genera inflación.
La inflación converge a la
diferencia entre el ritmo de aumento de la oferta monetaria (emisión) y el
ritmo de expansión de la demanda de dinero, que crece con el nivel de
actividad. En 2017, la base creció +27,6% y la actividad se recuperó +2,8%, ergo
no sorprende que la inflación haya sido +24,7% anual. No es un fenómeno nuevo, sino
que se repite a lo largo de toda nuestra historia. En 1942/2015 la expansión de base monetaria y
la inflación aumentaron +151% y +148% anual; respectivamente. La tasa de
crecimiento fue aproximadamente +2,5% de PBI.
En este marco, para anticipar si
la inflación baja, hay que mirar el ritmo de expansión de la base monetaria. La inflación bajará si y sólo el ritmo de emisión
monetaria se reduce drásticamente. Una meta de inflación del 15% anual exige
que la cantidad de dinero no crezca más del 17% con un nivel de actividad
expandiéndose al +2% anual. Si el PBI avanza más, bienvenido sea, la
inflación será un poco más baja. En enero’18 la base monetaria está creciendo en
torno +24%.
En este marco, para poder bajar el ritmo de emisión monetaria
y reavivar el proceso des inflacionario, el BCRA debe endurecer su política
monetaria y controlar los agregados monetarios. Sin embargo, al menos por
ahora, el BCRA sigue eligiendo controlar la tasa de interés dejando que la
cantidad de dinero sea determinada endógenamente. Para peor, el BCRA está
bajando la tasa de interés, con lo cual la demanda de dinero cae alimentando el
aumento del nivel general de precios y la suba del dólar. En este escenario, si
el BCRA no cambia, la inflación no bajará. Peor aún, hay riesgo que la
inflación suba un “poco”.
Excelente trabajo. Cómo habitualmente.
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