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jueves, 3 de mayo de 2018

Cambiemos: debe haber una política monetaria dura (publicada en La Nación el 22/04/2018)


La coyuntura monetaria e inflacionaria 2018 es más complicada que en 2017. La reputación y credibilidad del BCRA son mucho menores que el año pasado, por lo cual la efectividad de la política monetaria se ve reducida. Como consecuencia de lo anterior, hay caída de la demanda de dinero; fenómeno que no existía el año pasado. Así, la inflación 2018 es mayor que en 2017.

El BCRA se ha quedado sin credibilidad y reputación porque su independencia ha sido violada por el poder político en general y por Jefatura de Gabinete en particular. Un Banco Central es independiente si tiene libertad de elegir y mover sus instrumentos de política monetaria (la tasa, la meta -que es un instrumento porque es un ancla-) sin que dichas decisiones puedan ser influidas, modificadas o alteradas. 

La independencia es fundamental para bajar la inflación. Bajar la inflación es como un proyecto de inversión, que en el presente tiene costos y los beneficios se recogen gradualmente con el paso del tiempo. Y los políticos no tienen paciencia ni miran el largo plazo. Tampoco los medios de comunicación ni el público. Ninguno comprende los largos retardos de la política monetaria.

En Argentina está cayendo la demanda de dinero, lo cual acelera por si sola la inflación. Es decir, aunque sigas emitiendo “lo mismo” y el nivel de actividad “no cambie”, la inflación se acelera por la caída de la demanda de dinero. La demanda de M1 (con depósitos de cuenta corriente) cae -1,0% interanual en términos reales en marzo 2018. La demanda de M2 (+2,1%) aumenta en términos reales menos que el nivel de actividad económica (+2,9%). Como contrapartida, aumenta la demanda de dólares. El tipo de cambio subió de $18,75 a $20,15 y el BCRA vendió -USd2.425 MM.

La aceleración de la inflación es indiscutible, y no es por “culpa” del aumento de tarifas. La inflación núcleo se aceleró de 1,70%; a 1,75% y 2,07% promedio mensual en los últimos 12; 6 y 3 meses; respectivamente. La inflación núcleo anualizada aumentó +5,4 p.p. en el primer trimestre del año, pasando de +22,4% (IT’17) a +27,8% (IT’18). 

En este escenario con un BCRA sin reputación y credibilidad, caída de demanda de dinero y más inflación, se necesitan dos cambios fundamentales. Primero y, ante todo, el PEN debe devolverle la independencia al BCRA, blindándolo del poder político en general y de Jefatura de Gabinete en particular. Sin este blindaje, la política monetaria no tendrá efecto y la inflación no bajará. Segundo y fundamental, se necesita una política monetaria mucho más dura para reavivar el proceso desinflacionario. El ritmo de crecimiento de la cantidad de dinero debe reducirse drásticamente.

En este escenario actual, si la política monetaria no se endurece, la inflación 2018 puede ser mayor que la inflación 2017. Por el contrario, si la política monetaria se endurece sólo un poco y por un breve período, la inflación 2018 podría ser bastante similar a la inflación 2017. Puesto en números, si entre abril y diciembre 2018 la inflación cae a un promedio mensual de +1,6% (dicho promedio fue +1,7% entre abril y diciembre 2017), la inflación alcanzaría +23% interanual en diciembre 2018 y +25% promedio anual este año.  

En otras palabras, si el gobierno pretende que la inflación 2018 tienda al 18%/20% interanual en diciembre’18, se necesita que la política monetaria del BCRA se endurezca significativamente y dicho endurecimiento se mantenga por un tiempo prolongado. No se debe volver a caer en el error de relajar la política ante el más mínimo descenso de la inflación, ya que el proceso desinflacionario podría volver a abortarse y la inflación acelerarse, pero con un piso más alto.  

Hay que tener paciencia. En el largo plazo el dinero es neutral, o inclusive puede ser dañino. Por el contrario, la emisión nunca puede estimular la actividad y/o el empleo. En este marco, ante la disyuntiva inflación vs. actividad, todo Banco Central debe actuar preventivamente contra la inflación más que contra el desempleo. Los datos son contundentes para Argentina. En 2011/2017 la política monetaria fue marcadamente expansiva y el pib per/cápita cayó -5% punta a punta.

En definitiva, el poder político y Jefatura de Gabinete deben dejar actuar al BCRA ayudándolo con lo que les toca: aplicar políticas que incentiven la oferta agregada acelerando la velocidad del gradualismo. Hay que bajar más rápido el gasto público y el déficit fiscal. Sin esto, la inversión y el crecimiento serán muy modestos y la lucha contra la inflación y la pobreza estará perdida. Además, la velocidad del gradualismo la pone el mercado internacional, y muestra que debe acelerarse.

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