PROYECTAR TASAS DE CRECIMIENTO
MODERADAS.
Nuestra
proyección de crecimiento económico asciende a 2.6% (2012) y 3.4% (2013).
Paralelamente, en el Proyecto Presupuesto 2013 el gobierno planteó una
expansión económica de 4.4% en 2013. El consenso de mercado y organismos
internacionales pronostican un crecimiento económico de 3.5% en 2013.
Más allá del
número fino y de quien hace la estimación, el hecho fundamental es que si no hay cambios de política económica, la
tasa de crecimiento económico de Argentina en el mediano plazo será
sensiblemente más baja que el promedio de los últimos años. En la actualidad hay una desaceleración
estructural de la tasa de crecimiento económico. En otras palabras, si se profundizaran las actuales
políticas económicas, las empresas deberían descontar tasas de crecimiento no
superiores al 3.5% / 4% en sus planes de negocios.
Igualmente,
esta menor tasa de crecimiento proyectada no debería sorprender porque, más
allá del discurso oficial, es indudable que hace años que existe un
debilitamiento de la tendencia de la
tasa de expansión del PBI observado. En este sentido, sólo basta remarcar que
el crecimiento económico de los últimos cinco años fue mucho más bajo que el
registrado en el lustro anterior. En 2003/2007
la tasa de crecimiento del PBI alcanzó un promedio de 8.8% anual, más del doble
la expansión promedio de 2008/2012, que se redujo a 3.4%.
En este punto hay
que diferenciar entre tasa de crecimiento sustentable (de largo plazo) y tasa de crecimiento “alcanzable” (de corto
plazo). La tasa de crecimiento sustentable es aquella que es sostenible en el
largo plazo y depende positivamente de los niveles de ahorro e inversión. A más
ahorro e inversión, mayor acumulación de stock de capital, más generación de
puestos de trabajo y mayor crecimiento sustentable de largo plazo.
La tasa de
crecimiento “alcanzable” es un ritmo de expansión que puede ser mayor al
crecimiento sustentable pero sólo por un período acotado de tiempo, ya que no
es sostenible en el largo plazo con los niveles de ahorro e inversión de la
economía. Es decir, el crecimiento observable es un ritmo de expansión
excepcional, que es fruto sólo de un conjunto de condiciones iniciales y
políticas que se agotan en el tiempo. Justamente, el crecimiento 2003 / 2007 fue un
fenómeno de crecimiento alcanzable pero no sustentable.
El crecimiento
2003 / 2007 se nutrió de una coyuntura excepcional porque aprovechó que la
economía venía de la crisis más grande de su historia con capacidad ociosa y
desempleo record. A su vez, también usufructuó una mega devaluación que
permitía obtener un superávit comercial excepcional. El alto desempleo permitía no
subir salarios y las retenciones a las exportaciones agrandaban el resultado
fiscal. El combo superávits gemelos y tipo de cambio competitivo permitió estimular
la demanda agregada vía absorción doméstica (consumo y gasto público) y
exportaciones, propulsando un fuerte crecimiento. La inflación se duplicó año
tras año, pasando de 3.7% (2003) a 6.1% (2004) y 12.3% (2005), reflejando la
falta de sustentabilidad de dicho ritmo de crecimiento. De hecho, la tasa de
crecimiento económico comenzó a deslizarse hacia la baja en 2008.
En la
actualidad las condiciones
macroeconómicas son diametralmente opuestas a las de 2003 / 2007, por lo que la
estimulación de la demanda agregada no puede volver a generar tasas de
crecimiento “chinas”. No hay capacidad instalada ociosa y el mercado
laboral está en pleno empleo. No hay superávit comercial genuino y el sector
público presenta déficit fiscal creciente. A su vez, las expectativas de inflación
superan el 30% anual (según la UTDT)
y habría atraso cambiario.
El atraso
cambiario impide que las exportaciones sean el motor dinamizador de la demanda
agregada y el nivel de actividad. Al mismo tiempo, la estimulación del consumo
privado haría que la demanda creciera por sobre la oferta agregada, acelerando
la inflación y la caída del poder adquisitivo, logrando el efecto contrario al
buscado; menos consumo. El déficit fiscal impide que el gasto público pueda
dinamizar el crecimiento económico porque obliga a financiarlo con emisión
monetaria, es decir con inflación y caída del poder adquisitivo.
Sin poder
generar fuerte crecimiento vía consumo, gasto público y/o exportaciones, la
tasa de crecimiento “observable” pasa a depender de los niveles de inversión y
tiende a igualar la tasa de crecimiento sustentable de largo plazo. Contrariamente a lo sostenido por la Gran
Makro, en la actualidad la inversión antecede al consumo y al gasto.
La inversión es la variable clave de la economía. La
economía argentina registrará elevadas tasas de crecimiento del producto si y
sólo si hay elevados niveles de inversión, que
acrecienten el stock de capital, aumenten la capacidad de producción y generen
puestos de trabajo. Con niveles de inversión insuficientes como los actuales,
la tasa de crecimiento observable y sustentable de largo plazo tenderían en el mejor de los casos a un
promedio de 3.5%/4% anual
Justamente, la insuficiente inversión es el mayor
problema que aqueja al crecimiento económico argentino de hoy en día. En Argentina la tasa de crecimiento y la
generación de empleo son insuficientes porque se invierte poco. Hay una
gran inconsistencia de política económica que acumula problemas estructurales
sin resolver y genera crecientes desequilibrios que impactan negativamente sobre los niveles de inversión.
El sector
privado invierte insuficientemente si hay un cepo cambiario que no le deja
comprar dólares para pagar dividendos, royalties y deuda. Paralelamente,
también planea bajos niveles de inversión si no tiene certeza de poder comprar
los insumos y bienes de capitales importados necesarios para llevar a cabo su
producción. Al mismo tiempo, tampoco
invierte si percibe que las políticas fiscales y monetarias actuales son no
sustentables e inflacionarias, generando atraso cambiario y expectativas de
devaluación en un marco de problemas estructurales sin resolver creciente.
En definitiva,
con las políticas actuales Argentina puede crecer al 3.5%/4% anual; y no
alcanza. Nuestro país necesita crecer al 5%/6% anual para volver a generar
nuevos puestos de trabajo. Para lograr un crecimiento del 5%76% es necesario
potenciar la inversión privada, lo cual es posible sólo si se cambia la actual
política económica y se solucionan los problemas estructurales.
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