EL CRECIMIENTO ARGENTINO ES MENOR QUE EL DE PERÚ, COLOMBIA Y CHILE. los avances sociales son tambien menores.
El Gobierno asevera que uno de los principales activos del actual modelo ha sido logar casi una década de tasas de crecimiento chinas con “inclusión social”. Es decir, desde el gobierno se afirma que gran parte de este crecimiento fue consecuencia de las políticas económicas implementadas; y que -a diferencia de otros períodos históricos- dicho crecimiento se derramó beneficiando a los sectores sociales más vulnerables.
Desde mediados del siglo XIX (y por un poco más de un siglo) el ingreso por habitante en nuestro país fue muy superior a la media de América Latina. Pero a mediados de los 70’s comenzó un deterioro relativo de nuestro PBI per cápita, que terminó convergiendo al promedio latinoamericano hacia principios de los 90’s. Justamente, entre 1975 y 1990 la Argentina tuvo la peor época de inestabilidad macroeconómica de su historia, con déficits crónicos que generaron hiper-inflaciones e impactaron negativamente en el crecimiento.
El gráfico siguiente muestra la evolución relativa del producto en algunos países de América del Sur desde 1980. Se observa que Argentina (línea negra) se mueve por debajo del promedio de los países de la región y muy por debajo del PBI de Chile y Colombia, que son los países de mayor crecimiento desde 1980. No obstante, punta a punta (1980 / 2011) la tasa de crecimiento promedio de Chile es más dinámica que la tasa de crecimiento colombiana. Tomando 1998 / 2011, la tasa de crecimiento de Perú es la más dinámica de todas, seguida por Chile y Colombia.
En el caso puntual de Argentina, coincidiendo con un período de estabilidad macro, su tasa de crecimiento se recupera a partir de 1991. Sin embargo, dicho proceso de crecimiento se revierte hacia fines de la década del 90’. De hecho, la crisis de 1999/2001 tiene un impacto tan fuerte que hace perder casi el 50% del crecimiento alcanzado en los años previos.
A partir de 2003 se inicia un nuevo período de estabilidad macroeconómica que vuelve a generar recuperación económica primero y crecimiento genuino después. Argentina retoma una senda de crecimiento (a tasas por encima del promedio de la región), que se frena -en casi todos los países- con la crisis de 2008.
Más allá de cualquier debate ideológico, hasta aquí, las conclusiones son dos: En primer lugar, a la economía argentina le ha ido mejor cuando consiguió estabilidad macroeconómica. En segundo lugar, la región tiene mucho que aprender de Chile si su objetivo es maximizar el crecimiento económico.
Para ser más específicos, acotamos el análisis a la última década. La crisis del 1999-2002 impacta reduciendo el PBI de Argentina un 18%, que comienza a recuperarse recién a partir de 2003. La expansión económica de nuestro país entre el 2002 y 2012 alcanzó un 80%, lo que equivale a un promedio anual del 6% en los 10 años. Sin embargo, esta tasa de crecimiento promedio está sobredimensionada, ya que incorpora un efecto recuperación (por la crisis 1999/ 2002) que no es crecimiento.
En efecto, en 2002 el PBI efectivo estaba muy por debajo de sus posibilidades. Es decir, para observar el crecimiento genuino alcanzado por el modelo debemos excluir la recuperación tácita luego de la crisis 1999-2002. Por eso, debemos considerar el PIB de 1998 (el pico anterior), y observar que la tasa de crecimiento (neta de recuperación) promedio lograda es de 4% en los últimos diez años, permitiendo un crecimiento real acumulado del 48%.
Paralelamente, otros países de América Latina mostraron tasas de crecimiento promedio anual entre 2002 y 2011 más elevadas (y más estables), como por ejemplo Perú (6.5%), Colombia (4.7%) y Chile (4.6%).
Ahora bien, la tasa de crecimiento del producto no brinda información sobre la productividad de la economía (del trabajo) y su capacidad de crecimiento futuro (crecimiento potencial). En este sentido, la variable relevante es el PIB por trabajador. En este caso, también hay que tomar en cuenta el efecto negativo de la crisis 1999/2002 para netear la recuperación y obtener el crecimiento genuino por trabajador logrado por el actual modelo.
En la actualidad, el PIB por trabajador es 10.6% más alto que el de 1998 lo que equivale a una tasa de crecimiento anual del 1% entre el 2002 y el 2012. En otras palabras, en términos de productividad Argentina creció tan sólo a un ritmo de 1% promedio anual durante los últimos 10 años.
En síntesis, una tercera conclusión es que Argentina ha crecido menos que Perú; Colombia y Chile y ha logrado un tipo de crecimiento de baja productividad.
Sin embargo, el debate no se limita al crecimiento económico, ni a la evolución del producto por trabajador. También podemos analizar y comparar el derrame del crecimiento y su impacto sobre el mercado laboral durante la última década.
En términos de desempleo, se observa una gran dispersión entre los países de la región durante el período 1980 / 2012. No obstante, en la actualidad, prácticamente todos los países de la región convergen a una tasa de desempleo en torno al 7%.
En el caso argentino, “el modelo de crecimiento” nos permitió reducir los niveles record de desocupación de finales de los 90’; a pesar de mantenerse por encima de los niveles de la década del 80’.
En pocas palabras, el actual modelo argentino sirvió para corregir el principal déficit de la convertibilidad e incorporar el trabajo ocioso acercándonos a los niveles de desempleo de la región; a costa de generar un crecimiento de baja de productividad.
Resulta interesante también medir el desarrollo económico relativo a través de Índice de Desarrollo Humano (IDH) que calcula Naciones Unidas para todos los países. Éste se basa en un indicador social estadístico compuesto por tres parámetros: vida larga y saludable, educación y nivel de vida digno.
El IDH pone de manifiesto que Argentina es el (segundo) país más desarrollado después de Chile. Sin embargo, Argentina (junto con Uruguay) con su modelo de crecimiento es el país de la región que menos ha mejorado la calidad de vida de sus habitantes desde el 2000 hasta el 2011. Concretamente el IDH de 2011 fue un 6,4% superior al del 2000, mientras que otros países como Colombia (9%), Brasil (8%) y Perú (7,6%) obtuvieron mejoras baste superiores.
En síntesis, se observa que el comportamiento económico y social de Argentina de la última década fue similar al del resto de la región. Las elevadas tasas de crecimiento desde el 2003 fueron un denominador común en América del Sur; y, en el caso argentino, sirvieron para reparar el fuerte deterioro que dejó la crisis 1999/2002 en términos de destrucción de producto y del empleo. Pero, a pesar de lo que se afirma desde el gobierno, el modelo no ha logrado, en materia de crecimiento y desarrollo, buenos resultados como en otros países de la región.
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