Axel Kicillof siempre sostuvo la necesidad de diseñar un sistema de tipo
de cambio múltiple bajo dos ejes: un tipo de cambio “bajo” para los
bienes de capital y los bienes que componen la canasta de consumo de la clase
trabajadora; y un tipo de cambio “alto” para proteger la industria sustitutiva
e incentivar las exportaciones no tradicionales[1]. Así, la protección cambiaria favorecería a la industrialización
(tanto sustitutiva como exportadora), sin alimentar un proceso inflacionario.
El pensamiento de Axel Kicillof en materia de tipo de cambio está en línea con lo dicho por Capitanich y su frase "no habrá anuncios grandilocuentes". El nuevo Ministro no cree en las soluciones mágicas vía tipo de cambio, por ende hay que descartar un "salto" cambiario. En pocas palabras, no habrá una política de shock
con grandes cambios macroeconómicos.
Por el contrario, el gobierno aplicaría un conjunto de
políticas macro y micro económicas tendientes a atender la solución de los
desequilibrios macro, pero también la problemática microeconómica sectorial y
de las economías regionales. Se aplicaría una batería de distintos instrumentos que tendría por objetivo incentivar la producción y las exportaciones
de bienes nacionales con el objeto de crear fuentes de trabajo y lograr
acrecentar el ingreso de dólares genuinos. En esta última dimensión hay que comprender el discurso del nuevo Jefe
de Gabinete, Jorge Capitanich, que en su
primera aparición pública estableció una meta de USD95.000 MM de exportaciones
para el año que viene, lo cual es muy ambicioso porque superaría en USD12.000 MM (+4.2%) la estimación para 2013.
El Ministerio de Economía con (probablemente) la
coordinación de la jefatura de Gabinete escogería qué sectores y qué economías
regionales serían promovidos. El nuevo Secretario de Comercio Interior, Augusto Costa, desempeñará
un rol importante en este trabajo, analizando la problemática, las funciones de
costos y de producción de las diferentes empresas, sectores y economías
regionales.
El sistema de tipos de cambio múltiples no sería
formal porque se efectivizaría vía impuestos, subsidios y créditos. Es decir, a un exportador se lo incentivaría mediante una
depreciación del tipo de cambio efectivo vía otorgamiento de subsidios y/o
créditos subsidiados. Por el contrario, a una industria se lo protegería subsidiando
su producción, lo cual baja los costos de producción, o subiendo los impuestos
de los bienes importados con los cuales compite (devaluación encubierta).
El sistema de tipo de cambio múltiple vía subsidios,
crédito y/o impuestos asegura política fiscal expansiva y un rol más activo del
BCRA y del BNA. Del lado del gasto, la intención política sería aumentar las
transferencias de subsidios productivos al sector privado. Este mecanismo
buscaría en forma selectiva disminuir los costos de producción, depreciando
el tipo de cambio efectivo para incentivar la producción doméstica y estimular
las exportaciones. Del otro lado, podría haber alguna compensación (en parte)
vía reducción de algunos subsidios a la energía (gas y luz). Ambos cambios
llevan tiempo y no se pueden poner en práctica en el cortísimo plazo, por lo
cual sus efectos no serían inmediatos.
Del lado de los
impuestos, no creemos que la depreciación del tipo de cambio efectivo provenga de una
reducción de los impuestos. Según nuestra visión, no se bajarían impuestos. Por el contrario, creemos que sería probable que subieran impuestos y barreras
arancelarias y para arancelarias[4]
para devaluar el tipo de cambio efectivo y proteger a ciertos sectores
productivos. De hecho, Jorge
Capitanich ya declaró que el BCRA no va a perder reservas para financiar la
compra de autos importados de alta gama.
El crédito público activo y selectivo tendría un
importante rol en la determinación de los tipos de cambios múltiples y
diferenciados. Con crédito público activo, de mayor
volumen y más bajo costo se intentaría depreciar el tipo de cambio efectivo que
enfrentan empresas, sectores y economías regionales “estratégicas”. En este
marco es donde gana relevancia el nombramiento del nuevo presidente del BCRA, Juan Carlos
Fábrega, quien es un hombre con más 40 años de Banco Nación y buenas relaciones con el sistema
bancario.
Esta batería de
medidas implicaría continuar (profundizar) la actual política fiscal y expansiva de incentivación
de la demanda agregada. Es decir, habría
baja probabilidad de moderación fiscal y monetaria. El déficit fiscal no se
reduciría. Sin embargo, el gobierno dejaría
de lado la política oficial de desendeudamiento y tomando medidas tendientes a
retornar a los mercados de capitales para mitigar la dominacia fiscal (BCRA
emitiendo para financiar al Tesoro). En este punto, se torna crucial el éxito de Hernán Lorenzino en la Unidad
Renegociadora de la deuda y la embajada ante la Unión Europea.
El desempeño del
ex Ministro de Economía en la negociación con los Hold outs y el Club de París
será clave. En este punto hay un cambio importante en materia de política
económica. Por primera vez en muchos años Argentina analiza la posibilidad de
resolver el problema de la pérdida de reservas intentando estimular la entrada
de dólares, lo cual es la única solución sustentable de mediano y largo plazo.
Sintetizando, el financiamiento externo y aumentar las
exportaciones son condición imprescindible para el éxito de las políticas del
tándem Jorge Capitanich / Axel Kicillof. Sin embargo, los efectos positivos
de mayores exportaciones y la vuelta del crédito sólo se verán en el mediano y
de largo plazo ya que, según nuestro análisis, tardarían en materializarse aproximadamente
un año.
Por el
contrario, la escasez de dólares y la
caída de reservas son un problema que el gobierno tiene que solucionar en el
cortísimo plazo. Por consiguiente, el gobierno deberá actuar sobre la
salida de dólares para intentar reducir la pérdida de reservas. Seguramente, el gobierno
tomará medidas inmediatas para pisar el gasto Argentino en el exterior de la
cuenta Turismo, viajes, pasajes y compras con tarjetas.
El gobierno
puede actuar intentando acotar la salida de dólares por Turismo, viaje y
pasajes por “precio” o por “cantidades”. Vía precio sería encareciendo los
gastos de los argentinos en el exterior, lo cual podría ser instrumentado
subiendo el tipo de cambio para estos sectores y actividades. Un tipo de cambio
turístico más elevado encarece los gastos de los argentinos en el exterior y
abarata nuestros bienes y servicios para los extranjeros. Además incrementaría
el resultado cuasi fiscal del BCRA, lo cual permitiría transferir más recursos
al Tesoro para financiar gasto corriente y hacer política fiscal expansiva
tendiente a incentivar la demanda agregada y el nivel de actividad, lo cual es
siempre visto con ojos positivos por el
gobierno.
Pensando en las
medidas por “cantidades”, el gobierno establecería cupos de compras en las
tarjetas como una medida novedosa tendiente a “pisar” la salida de dólares por
compras de turismo, viajes y pasajes en el exterior. ¿Cómo funcionaría? El BCRA
regularía un límite máximo anual o mensual de gasto por tarjeta en el exterior.
También podría regular la cantidad de tarjetas por persona, estableciendo una
cantidad máxima de plásticos por persona.
Desde el punto de vista de Axel Kicillof, quien es
proclive a mayor intervención y regulación del Estado, el control por cupos y/o
límites en la tarjeta sería más atractivo que la suba del tipo de cambio.
La regulación vía cupo o límites en la tarjeta le brinda
al gobierno un control más férreo del gasto en turismo, viajes, pasajes y
compras con tarjetas que la suba del tipo de cambio. En este sentido, estableciendo un
límite máximo de compra y una cantidad máxima de tarjetas por persona, se puede
controlar con bastante precisión el gasto total en las tarjetas. Por el
contrario, si bien la suba del tipo de cambio impactaría disminuyendo el gasto
total, la decisión final sería del consumidor y quedaría totalmente fuera del
control del gobierno; convirtiéndose en un instrumento de control menos potente
que los cupos o límites. No obstante, hecha la ley, hecha la trampa. Las
operaciones de Turismo (no compras vía internet) en efectivo quedan fuera de la
órbita de los cupo o los límites en las tarjetas, pero se ven impactadas por la
suba del tipo de cambio. Por lo que esta “trampa” podría actuar de incentivo
para subir el tipo de cambio.
En definitiva, en el tema Turismo, pasajes, viajes y compras
con tarjetas de crédito el gobierno tomará medidas en el cortísimo plazo, ya
que son las únicas que lograrán efectos instantáneos. Creemos que los cupos
y los límites de compra serían aplicados. No descartamos la suba del tipo de
cambio (como adicional al cupo y a los límites) para estas operaciones, pero le
asignamos una probabilidad de ocurrencia menor. De hecho, pensamos que la velocidad de devaluación del (actual) tipo de cambio
oficial se acelerará entre 5 y 10 puntos porcentuales por encima de la
inflación actual, lo cual se trasladará a las compras con tarjetas reduciendo
la necesidad de efectivizar el desdoblamiento de la paridad cambiaria en las
tarjetas.
Por ahora son
todos trascendidos y suposiciones. No hay certezas. Ya llegarán. No habrá mucho
que esperar. En breve tendremos novedades. Recién con la adopción de medidas se
podrá hacer un análisis más acabado.
[1] Ver Falso; Nota de Opinión publicada en Cash de Página 12
el 11 de septiembre de 2011.
[2] Ver Falso; Nota de Opinión publicada en Cash de Página 12
el 11 de septiembre de 2011.
[3] Ver Keynes y el desarrollo; Nota de Opinión publicada en
La Nación; 28 de diciembre 2007.
[4] Este instrumento tiene como límite La Organización Mundial del
Comercio.
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