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lunes, 16 de diciembre de 2013

El Gobierno choca la Calesita y cada vez estamos peor. Cómo se cambia?

El trauma macroeconómico actual está caracterizado fundamentalmente por una fuerte inflación, los problemas cambiarios y la caída de las reservas. Sin embargo, la inflación, los problemas cambiarios y la pérdida de reservas son sólo consecuencias y no el centro neurálgico del problema. En términos médicos, la fiebre, falta de apetito y la tos son los síntomas de la tuberculosis, que es real problema. Se puede dar jarabe para la tos y la fiebre, pero si no se ataca a la infección de la tuberculosis, los síntomas ya existentes no sólo se agravarán, sino que indefectiblemente aparecerán nuevos síntomas: pérdida de peso, tos con sangre, pérdida de peso, etc. 

La distorsión de precios relativos es el principal problema estructural detrás de los desequilibrios macroeconómicos actuales. Los subsidios y la política de precios regulados abarataron en forma exagerada un conjunto de bienes y servicios, lo cual generó por un lado una sobre expansión del consumo  y por el otro desestimuló la inversión. En este marco, se generaron altas tasas de crecimiento con aceleración inflacionaria y desabastecimiento.


El gobierno “compró” el alto crecimiento económico entendiendo que fue resultado de la política de subsidios, que brindó poder adquisitivo a los consumidores y competitividad a las empresas. De hecho, esta es la visión  del nuevo Ministro de Economía según sus propias declaraciones del fin de semana pasado. En este marco, intensificó la política de subsidios y de ingresos para generar más sobre consumo y más crecimiento. Los Subsidios aumentaron 38 veces, pasando de $3.300 MM (2005) a $130.000 MM (2013). En términos del producto, los subsidios aumentaron de 0% a 5% del PBI entre 2005 y 2013. En la actualidad, aproximadamente el 88% de los subsidios corresponden a energía y transporte.


El aumento de los subsidios equivale y explica el deterioro del frente fiscal, ya que su incremento coincide con la destrucción del resultado fiscal del Estado Nacional, que pasó de un superávit financiero de 2.6% a un déficit de -2.6% del producto.

En este marco de fuerte deterioro fiscal, los subsidios pasaron de estar financiados en un 25% a casi un 100% con emisión monetaria del BCRA.  En la actualidad el BCRA asiste al Tesoro con una emisión anual de prácticamente $120,000 MM anuales, lo cual equivale a casi la totalidad de los subsidios.

 A medida que la política creciente de subsidios implicaba deterioro fiscal y emisión monetaria en aumento, el crecimiento de la demanda agregada superaba con holgura la expansión de la oferta agregada generando alta inflación y desabastecimiento. El desabastecimiento y la inflación fueron atendidos con cupos / trabas a las exportaciones y acuerdos de precios, que terminaron desincentivando aún más la inversión, la producción y la oferta de bienes y servicios. En definitiva este cóctel de políticas, es el responsable de un aumento exponencial del desequilibrio fiscal y la emisión monetaria, que  conllevan a una aceleración de la inflación y de las expectativas de inflación. Hay una destrucción del sistema de precios y  la distorsión de precios relativos crece a un ritmo vertiginoso, atentando contra el ahorro, la inversión, la acumulación de capital, la tasa de crecimiento de largo plazo, la tasa desempleo y el PBI per cápita de largo plazo.


El gobierno con su política de subsidios, cupos y trabas acrecentó la distorsión de precios relativos e incentivó la inflación, trasladando la mayor distorsión de precios del mercado doméstico al sector externo de la economía. 

La distorsión de precios relativos del sector externo se materializó en expectativas de devaluación y fuerte pérdida de reservas en 2011. El gobierno volvió a ir por detrás de los acontecimientos y no atacó el origen del problema. Por el contrario, puso el Cepo, que incentivó aún más la distorsión de precios relativos, generando un dólar paralelo y una brecha cambiaria. En síntesis, la inflación, el dólar paralelo, la brecha cambiaria y la pérdida de reservas son el proceso de ajuste que emana las actuales políticas, aplicadas hace años, que destruyen las señales de precios y distorsionan los precios relativos. La actual dinámica macroeconómica de la inflación, las reservas, el dólar paralelo y la brecha cambiaria puede cesar en forma sustentable sólo si ataca el origen de los problemas. 


La inflación, los problemas cambiarios y la caída de reservas sólo pueden revertirse si se vuelve a acumular superávit primario, para lo cual es imprescindible disminuir los subsidios. Con eso no alcanza, al mismo tiempo el BCRA debe dejar de financiar al Tesoro y debe abandonar la política expansiva. El BCRA tiene que dejar de emitir. Es más, el BCRA tiene que sacar del mercado 5 puntos porcentuales en términos de PBI de dinero. EL BCRA debe subir la tasa para fortalecer la demanda de dinero y bajar las expectativas de inflación y devaluación. En ese marco, la presión sobre el mercado cambiario paralelo dimsinuye en forma sustentable. Hecho todo esto, el camino hacia la normalización monetaria y cambiaria estaría iniciado y el levantamiento del cepo comenzaría a ser una posibilidad real. En definitiva, el gobierno estaría dejando de chocar la calesita y los ciudadanos estaríamos dejando de pagar los costos. 





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