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viernes, 20 de diciembre de 2013

El gobierno tiene que tomar muchas medidas juntas; y no aplica ni una sola de ellas.

El gobierno tiene un problema macroeconómico de cortísimo plazo a resolver: la aceleración de la inflación, los problemas cambiarios y la pérdida de reservas. Sin embargo, la inflación, los problemas cambiarios y la pérdida de reservas son sólo consecuencias y no el centro neurálgico del problema. La inflación, el dólar paralelo, la brecha cambiaria y la pérdida de reservas son el proceso de ajuste que emana las actuales políticas, aplicadas hace años, que destruyen las señales de precios y distorsionan los precios relativos.

La actual dinámica macroeconómica de la inflación, las reservas, el dólar paralelo y la brecha cambiaria pueden cesar en forma sustentable sólo si ataca el origen de los problemas.

La distorsión de precios relativos y la dominancia fiscal son los principales problemas estructurales detrás de los desequilibrios macroeconómicos actuales. Igualmente, la distorsión de precios relativos está relacionada con la dominancia fiscal, ya que los subsidios son el germen de ambas cosas, de la distorsión de precios relativos y de la dominancia fiscal. Los Subsidios aumentaron 38 veces entre 2005 y 2013, pasando de 0% a casi 5% del PBI entre 2005 y 2013. En la actualidad, aproximadamente el 88% de los subsidios corresponden a energía y transporte. Los subsidios equivalen a todo el deterioro fiscal de Nación (bien medido) y explican todo el exceso de pesos que el BCRA emite “de más” para asistir el Tesoro.  

¿Cómo se ataca el origen de los problemas? La aceleración de la inflación, la problemática cambiaria y la pérdida de reservas son problemas de cortísimo plazo y los resultados de las medidas a tomar sólo se plasman en un horizonte temporal más largo. No hay que hacer una sólo cosa, sino varias y todas al mismo tiempo. Hay que actuar en lo fiscal, en lo monetario, en lo cambiario y en el acceso al crédito para poder volver a los mercados internacionales de crédito a una tasa todavía más baja que la de la última emisión de YPF. 

Hay que tomar medidas de fondo rápidamente y sobretodo actuar sobre las expectativas para revertir su sesgo negativo.

Primero y principal hay que bajar la dominancia fiscal y disminuir los subsidios. Debe haber un cambio en el sesgo de la política fiscal y el sector público tiene que ir disminuyendo su déficit hasta volver acumular superávit primario. En CABA y GBA hay que subir las tarifas de gas y luz para que la gente que puede pagar, pague tarifas “normales” de luz y gas.  

Desde lo monetario, el BCRA debe dejar de lado su política de tasas de interés negativas en términos reales. El BCRA tiene que actuar para frenar la pérdida de reservas. El BCRA debe subir la tasa. Pero no puede subir la tasa de cualquier forma.

La suba de la tasa de interés debe aplicarse con una disminución de la dominancia fiscal, un cambio de política cambiaria y acciones tendientes a lograr la vuelta a los mercados de capitales. 
La suba aplicada aisladamente no sirve. La suba de tasas debe estar combinada con la reducción del gasto público en términos del PBI. Esta reducción del gasto es necesaria e imprescindible para evitar que los pesos que el BCRA retira del mercado por una “ventana” vuelvan a la economía por otra “ventana”.
Si nada cambia en materia fiscal, cambiaria y en política de financiamiento, la suba aislada de la tasa de interés podría tornarse negativa.

La suba de la tasa de interés debe ser suave; es decir la tasa de interés no debe subirse bruscamente en 1; 2 ó 3 semanas, ya que podría afectar negativamente el financiamiento del capital de trabajo en el corto plazo. Un salto abrupto de la tasa provocaría una venta masiva de activos financieros que  en su mayoría están destinados a financiar al sector privado. Es decir, se incrementaría abruptamente la tasa de financiamiento del sector corporativo de corto plazo lo cual sería nocivo.

Sin embargo, el BCRA debería mostrar sus intenciones de crear en algunos meses  instrumentos financieros en pesos con rendimientos positivos, de manera de fortalecer la demanda de pesos para bajar las expectativas de inflación y de devaluación; y así quitarle genuinamente presión al dólar paralelo que fue el activo de mayor rendimiento desde que se puso el cepo. 

Al mismo tiempo, el BCRA debería modificar su actual política cambiaria con el dólar oficial. Es un error lo que se está haciendo con el dólar oficial. La previsibilidad es el principal error de la política cambiaria devaluatoria actual. Todo el mundo sabe que el peso se está devaluando aceleradamente contra el dólar; Y eso es un error. La actual aceleración sostenida y previsible del dólar oficial incentiva adelantar importaciones y postergar exportaciones, lo cual atenta contra el balance cambiario.  



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