Nota Publicada en Diario Perfil del Sábado 18/1/2014
En septiembre de
2011, un mes antes que la actual administración ganara las elecciones
presidenciales con más del 50% de los votos en primera vuelta, la macroeconomía
argentina ya se encontraba inmersa en un proceso de desgaste. Las tasas chinas habían
quedado en el olvido y el ritmo de crecimiento interanual (medida por el ISAE
de E&R) se venía reduciendo hace 10 meses. No se creaban puestos de trabajo
genuinos y la demanda laboral (medida por el IDL de la UTDT) caía un -9.9%
interanual con respecto a septiembre 2010. La inflación interanual ascendía a
24.1% y el frente fiscal experimentaba un (hasta el momento) inusitado deterioro.
Por primera vez había déficit fiscal (-1.7% del PBI) contabilizando los
recursos del BCRA y del ANSEs. También por primera vez en nueve años el BCRA
perdía reservas, que caían un -7% (-USD4.000 MM) en los primeros nueve meses de
2011.
Dos años y 3 meses después la situación macroeconómica
es mucho peor. No sólo se crece menos, hay menos
generación de empleo, más inflación y mayor pérdida de reservas que hace dos
años atrás, sino que en la actualidad
hay graves problemas cambiarios que no existían en aquel momento.
El cepo, el dólar paralelo y la brecha cambiaria son
“inventos” de la actual administración, que hace una errada lectura de las causas de los
problemas macro y por ende aplica nocivas políticas económicas que atentan
contra el crecimiento y el bienestar de la población. Los números son
elocuentes. El dólar paralelo cotiza en torno a los 11 pesos, la brecha
cambiaria es del 65% y el tipo de cambio oficial se deprecia a un ritmo del 45%
anual. El crecimiento se debilita de 5.7% (2011) a 2.8% (2013). El déficit
fiscal (con BCRA y ANSES) del SPN aumenta un 53%, pasando de -1.7% (2011) a
-2.6% (2013) del PBI, mientras que la demanda de trabajo se encuentra en su
mínimo histórico, cayendo un 33% con respecto a 2011. Sin embargo, a pesar del
menor crecimiento la inflación se acelera de 24.1% (2011) a 27.5% (2013) y el
ritmo al cual el BCRA pierde reservas se multiplica por más cuatro, elevándose
del 7% (2011) al 29% (2013) anual. Los dólares ya no se van sólo por la cuenta
de capital, sino también por la cuenta corriente de la balanza de pagos como en
la década del ’90.
¿Cómo seguirá la trayectoria temporal de las
principales variables macro en 2014? Como sostenía
Albert Einstein: "Si
buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo." Para volver a
crecer en forma sustentable, el gobierno debe revertir la aceleración de la
inflación, los problemas cambiarios y la pérdida de reservas, que son sólo las consecuencias
y no el centro neurálgico del problema. La actual
dinámica macroeconómica puede cesar en forma sustentable sólo si ataca el
origen de los problemas, que son la
distorsión de precios relativos y la dominancia fiscal.
¿Cómo se
ataca el origen de los problemas? Hay que actuar en lo fiscal, en lo monetario, en lo cambiario y en el
acceso al crédito para poder volver a los mercados internacionales a una tasa
todavía más baja que la de la última emisión de YPF. Hay que tomar medidas
de fondo que actúen rápidamente sobre las expectativas y reviertan su actual
sesgo negativo.
Primero y principal hay que cambiar el sesgo expansivo de la política
fiscal. El sector público tiene que ir disminuyendo su déficit hasta volver
acumular superávit fiscal primario. Segundo, hay que dejar de depreciar
el tipo de cambio oficial en forma acelerada. La previsibilidad es el
principal error de la política cambiaria actual. Todo el mundo sabe que el peso
se devalúa aceleradamente contra el dólar; y eso es un error porque incentiva
adelantar importaciones y postergar exportaciones, atentando contra el balance
cambiario y las reservas. En otras palabras, en un escenario en el cual el
déficit fiscal crece y el ritmo de devaluación se acelera, las expectativas de
emisión monetaria y de inflación aumentan, y por ende se alimenta la inflación
observada. En definitiva, para bajar la inflación primero hay que atacar las
expectativas de inflación y para eso hay que disminuir el déficit fiscal, la
emisión monetaria y el ritmo de devaluación.
Sin embargo, no alcanza sólo con cambiar la política fiscal
y cambiaria para revertir las expectativas negativas, sino también es necesario
un cambio de política monetaria.Tercero, el BCRA tiene que crear instrumentos financieros en pesos con
rendimientos positivos para apuntalar la demanda de dinero y reducir las
expectativas de inflación y devaluación; y así
quitarle genuinamente presión al dólar paralelo que fue el activo de mayor
rendimiento desde que se puso el cepo. Además, la
suba de la tasa de interés debe estar acompañada de firmes acciones tendientes
a volver al mercado de capitales y no puede ser abrupta y darse en sólo 1; 2 ó
3 semanas. Por el contrario, la suba de la tasa debe ser suave para evitar la
suba del costo de financiamiento del capital de trabajo, lo cual impactaría negativamente en el nivel de actividad. En este sentido, no hay que
incurrir en errores del pasado cuando lo “único” que se hizo fue subir la tasa
y encima “abruptamente”, lo cual terminó agravando los problemas.
Por ahora, no hay señales de que
vaya a haber profundos cambios en materia de política fiscal, monetaria y
cambiaria.Todo lo contrario. La gente sabe que el BCRA más emite cuanto mayor
sea el déficit fiscal y mayor sea la devaluación. Los aumentos salariales a las
fuerzas de seguridad en las provincias pre anuncian un deterioro fiscal
significativo en 2014. De hecho, las necesidades financieras totales del sector
público (Nación + Provincias) podrían pasar de 5.4% (2013) a 6.8%/7.1% (sin
aumento evasión) ó 8.5%/9.2% (con aumento evasión) del PBI en 2014. Una
importante porción de este aumento de las necesidades financieras será cubierto
con más emisión del BCRA.
Justamente,
uno de los fenómenos sobre los cuales la ciencia económica posee más certezas es que emitir por encima de lo que crece la
demanda, genera inflación. Siempre y en todo lugar (salvo en EEUU hoy en día –un
largo tema que merece una nota en sí-). Esta relación positiva entre emisión
monetaria (por encima del crecimiento real) e inflación se torna cada vez más fuerte con el paso del
tiempo. Es decir, la emisión monetaria (por encima del crecimiento) y la
inflación son un matrimonio sólido que se fortalece con los años. Y en
Argentina ya llevan 9 años “juntos”.
En este
escenario, la gente está esperando que en 2014 se emita todavía más que en 2013
y por ende sus expectativas de inflación crecen. La suba de las expectativas de
inflación impacta directamente en nivel de precios, acelerando su tasa de
crecimiento. De hecho, las expectativas de inflación medidas por la UTDT (35.3%
promedio para los próximos 12 meses) han subido notoriamente en el último
relevamiento de diciembre 2013. Con suba de expectativas, se acelera la
inflación observada. Con más pesos en el
mercado y menos reservas la relación pesos / reservas aumenta y las
expectativas de inflación y depreciación suben para 2014. En este
escenario, las presiones en el mercado cambiario paralelo recrudecerían,
alimentando el dólar blue y la brecha cambiaria.
En síntesis, como sostenía Albert
Einstein para obtener diferentes resultados hay que cambiar las políticas. Sin
cambios de política y sin reversión de expectativas, para 2014 hay que esperar
menor crecimiento, más inflación, mayor ritmo de devaluación del dólar oficial,
menos reservas, mayor brecha y más elevado dólar blue. No todo es relativo. O
mejor, parafraseando al Indio Solari, “Dios no juega a los dados, difícilmente
esté a nuestro favor”.
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