La nueva conducción del BCRA en sus "Objetivos y
Planes para 2016" resalta que “la estabilidad de precios será la meta de
mayor jerarquía entre los objetivos de este Banco Central”. Para alcanzar dicho objetivo, no explicitó metas cuantitativas. No
porque no quiera, sino porque la herencia K no se lo permite. Puntualmente, se
plantea bajar la inflación hasta niveles
semejantes a los de las economías emergentes con metas de inflación (entre 3 y
6% anual).
Al mismo tiempo,
el BCRA actúa estableciendo dos objetivos adicionales que son consistentes y
funcionales a una inflación baja y estable: i) que no haya objetivo de tipo de
cambio (sí flotación) y ii) promover instrumentos de ahorro en moneda nacional.
El Banco Central
implementará un régimen de flotación del tipo de cambio que permita un
necesario grado de flexibilidad para afrontar shocks originados en contextos
internacionales adversos, reservándose la posibilidad de evitar, con
instrumentos monetarios, una volatilidad excesiva de la nominalidad de la
economía. La meta en el mediano plazo consistirá en disociar, en la mayor
medida posible, el comportamiento de las variables cambiarias respecto de la
evolución de los precios de la economía doméstica.
El ahorro en
moneda nacional se intentará promover estableciendo un sistema de depósitos y
créditos en unidades de cuenta de poder adquisitivo constante en términos
reales. Este mecanismo tornaría más atractivos a los depósitos en pesos en
relación a otras alternativas vigentes. A su vez, el Banco Central tomará
medidas concretas con el objetivo de canalizar dicho ahorro hacia una mayor y
más accesible oferta de créditos productivos e hipotecarios. El establecimiento
de normas que faciliten el otorgamiento de créditos cuyo capital se encuentre
atado a una unidad de cuenta de poder adquisitivo constante, permitiría no sólo
que las cuotas iniciales sean sensiblemente más reducidas, sino que el ingreso
necesario para acceder a estos préstamos sea inferior a los que actualmente se
requieren.
En la práctica el BCRA demuestra que procura bajar la
inflación y los hechos, hasta ahora,
avalan lo expresado en los “Objetivos y Planes para 2016”. El Banco Central está utilizando
las tasas de interés de las LEBACs y de los pases pasivos como
instrumentos fundamentales de regulación monetaria.
El BCRA con las LEBACs y los pases está intentando
determinar que la evolución de los agregados monetarios M1 y M3 que sea
consistente con un descenso gradual de la inflación. Con las LEBAC (y el sinceramiento cambiario y la inflación) ya se redujo el sobrante de M1 en
aproximadamente -70%, cayendo de $200.000 MM a menos de
$60.000 MM. Paralelamente, la suba de tasas desalienta la formación de
depósitos en cuenta corriente y estimula la creación de depósitos a plazo,
contrayendo M1 y potenciando M3; lo cual es importante para crear “el terreno”
para potenciar el crédito.
Con el objetivo
de absorber el excedente de M1, la nueva gestión arrancó subiendo las tasas de
interés 8.5 puntos porcentuales y
absorbió $88.101 millones de base monetaria (14.2% del stock) a través de
LEBACs en las primeras 6 semanas de gestión. Más aún, en un periodo donde la
demanda de dinero es estacionalmente alta (por las fiestas, preparativos de vacaciones y aguinaldo), el BCRA avanzó sin
tapujos en su política de absorción de pesos del mercado y terminó por
convalidar una reducción nominal de la base monetaria; algo que ninguno de sus
tres antecesores había practicado en ese periodo.
Específicamente, Sturzenegger es el único de los últimos cuatro presidentes del BCRA que redujo la cantidad de base monetaria durante la segunda mitad de diciembre y los primeros días de enero. En este período, la base monetaria cayó -0.8% con la nueva conducción del BCRA, mientras que con sus antecesores había aumentado +9.0% (Vanoli); +5.3% (Fábrega) y +3.3% (Marcó del Pont). Y esto toma aún más relevancia si se considera que Sturzenegger (+9.6%) tuvo que emitir casi lo mismo que Vanoli (+11.0%); y más que el doble que Fábrega y marcó del Pont. La diferencia es que Sturzenegger colocó LEBACs netas equivalente por 10.4% de la base monetaria, mientras que sus antecesores fueron muy pocos agresivos con la colocación de deuda en el período analizado.
Hacia adelante,
debemos esperar que la política anti inflacionaria continúe. En el corto plazo,
los agregados monetarios, tanto la base
como los agregados monetarios mayores crecerán por detrás de la inflación; y M1 perderá dinamismo frente a M3.
Habría un estancamiento de los depósitos a la vista pero un repunte de los
plazos fijos, que hoy pagan tasas más altas. La menor liquidez, repercutirá en
el corto plazo encareciendo el crédito privado de menor horizonte
temporal (personales, tarjeta, documentos y adelantos) que perdería dinamismo. Sin
embargo, el sistema bancario podría (más que) compensar la pérdida de dinamismo
del crédito privado de corto plazo con las LEBACs que, dada la política
monetaria anti inflacionaria que aplica el nuevo BCRA, cobrarán
protagonismo.
En este sentido,
hay que tener en cuenta que el BCRA
tiene que hacer un gran esfuerzo monetario, que implica rollear la mayor parte
de la emisión monetaria potencial que de aproximadamente $565.000 MM (LEBACs
total por $400.000 MM + financiamiento Sector Público por $165.000 MM) que
enfrenta en 2016. Sin lugar a duda,
este escenario monetario otorgará protagonismo a las LEBACs y a la tasa de
interés de las LEBACs durante este año. Además,
hay que tener en cuenta que con el Programa Fiscal presentado por APG y las
obligaciones financieras existentes, hay que procurar financiamiento en el
mercado doméstico por $262.586 MM y en dólares por usd6.832 MM. Obviamente,
este mix podría volcarse más hacia el mercado internacional y menos al
doméstico en la medida que más rápido se vuelva a los mercados financieros
internacionales y financiamiento más barato se obtenga.
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