http://www.perfil.com/columnistas/crecer-al-3-nos-manda-a-la-b.phtml
La economía moderna deja en claro
que el crecimiento económico y su impacto de largo plazo son lo más importante
de “todo”. Ya lo dijo Robert Lucas Jr: “Cuando
uno empieza a pensar este tipo de cuestiones, las consecuencias sobre el
bienestar humano son tan estremecedoras que resulta imposible pensar en otra
cosa”. La Teoría de la Convergencia y los datos lo avalan.
La Convergencia sostiene que los
países de menores ingresos per-cápita crecen más rápido que los más
desarrollados hasta alcanzarlos (catch up). Y este mayor crecimiento mejora la
calidad de vida en los países menos desarrollados. La Convergencia se da a un
ritmo cada vez mayor.
A nivel global, los países menos
desarrollados aumentaron su peso relativo en el PBI mundial de 40% (1950) a 60%
(hoy) con mejora en la distribución del ingreso (Gini bajó de 0,7 a 0,5). Lo
mismo sucede en la región. La tasa de crecimiento del PBI p-cápita de la región
(datos del BM en dólares constantes de 2010) se aceleró sucesivamente: +1,9%
(1980-2016), +2,4% (1998-2016) y +2,9% (2011-2016). Argentina tuvo el peor
comportamiento: +0,8% (1980-2016), +1,1% (1998-2016) y -0,2% (2011-2016).
El PBI per-cápita en la Alianza del Pacífico (+64%); Chile (+62%) y la
región (+53%) creció entre 4 y 3 veces más que en Argentina (+16%) en
1998/2016. En consecuencia, el bienestar mejoró en nuestros países vecinos,
pero empeoró en Argentina. La pobreza bajó en la región, pero aumentó en
Argentina.
En este marco, celebro que el
Ministro de Hacienda discuta de crecimiento y piense en el largo plazo. Nicolás
Dujovne declaró que “se vienen veinte
años de crecimiento.” y explicó que “si
crecemos 20 años al 3% anual, vamos a duplicar los ingresos y vivir en un país
mejor.” Sin embargo, la teoría y los “números” dicen otra “cosa”.
Hay dos problemas. Primero, tanto
la teoría de la Convergencia como la
evidencia empírica muestran que el objetivo de crecimiento del +3% anual es mediocre
y nos empobrece en relación con nuestros vecinos. Segundo, sin reformas estructurales de fondo es muy
poco probable que Argentina pueda crecer sostenidamente al +3% anual, que es +1,9%
per-cápita.
Mediocre Objetivo del +3%
anual: entre 1980 y 2016 el PBI per-cápita en Chile (+187%), Alianza del
Pacífico (+125%) y la región (+95%) creció muchísimo más que en Argentina
(+26%), mostrando que hace 36 años venimos haciendo las cosas muy mal.
Sin embargo, haber hecho las
cosas muy mal en el pasado nos abre la oportunidad de crecer fuertemente en el
futuro. De acuerdo con la Teoría de la Convergencia, las posibilidades de
crecimiento tienden a ser mayores cuanto peor sea la performance pasada, y más extensas
sean las posibilidades aún no utilizadas y/o oportunidades no descubiertas de
un país (Argentina). En esta perspectiva, las bajas tasas de crecimiento
pasadas son una oportunidad para crecer más a futuro, desnudando el negativo
impacto de las malas o erróneas políticas aplicadas en el pasado.
En pocas palabras, es un grave error conceptual contentarnos
con crecer al 3% porque en los últimos 36 años crecimos al +1,9% promedio
(+0,8% per-cápita). Por el contrario,
la mala performance pasada no sólo facilita crecer más fuertemente que al 3%
anual, sino que obliga a hacerlo. Argentina necesita crecer sí o sí al
+5%/6% anual durante los próximos años. Cómo dice mi colega Javier Milei,
especialista en crecimiento, “el Gobierno nos propone como objetivo crecer
al 3% anual durante 20 años, y eso es irnos a la B, pero de modo decoroso”.
Yendo a los números, si los
países de la región continúan creciendo a su ritmo actual y Argentina crece al
+3,0% anual (+1,9% per cápita), Chile nos saca cada vez más ventaja, la Alianza
del Pacífico nos pasa y la región nos reduce considerablemente la brecha. Puntualmente, el PBI per-cápita (en base a datos
del Banco Mundial en dólares y a precios constantes de 2010) aumentaría: i) en
Chile (+70%) de usd15.020 a usd25.575; ii) en Argentina (+50%) de usd10.149 a
usd15.174; iii) en Alianza del Pacífico (+87%) de usd9.545 a usd17.902 y iv) en
la región (+68%) de usd7.749 a usd13.057.
Por el contrario, si Chile
continuara creciendo al ritmo de los últimos años y Argentina creciera al +5%
anual (3,9% p/ cápita), igualaríamos a Chile en 2053. Si creciéramos al +6%
anual (+4.9% p/cápita), dicha convergencia se lograría en 2035. ¡Un punto de
crecimiento son 18 años!
Sin Reformas estructurales es
poco probable crecer al 3%: Argentina está inmersa en una estanflación de
oferta por asfixia estatal. El gasto público (presión tributaria) es 15 (11)
p.p. del PBI mayor que en la región. Además, tenemos las peores regulaciones
laborales y comerciales. El déficit fiscal más que triplica al promedio de la
región. Cómo consecuencia del desahorro público (8% del PBI considerando Nación
+ Provincias), la tasa de ahorro en Argentina (14%) es menor que en la región (22%/23%),
encareciendo el financiamiento y penaliza la inversión, que en Argentina
(14%/15%) se ubica 7p.p. por debajo de la región (22%/23%).
En pocas palabras, el Estado es
un contenedor en la espalda de los privados en Argentina. El sector privado no
puede ganar dinero, ergo no tiene incentivos a invertir, ganar productividad,
expandir su producción y crear puestos de trabajo. La oferta agregada no crece.
Del otro lado, sin mejora de productividad ni creación de empleo, los salarios
se empobrecen y el consumo no despega. La demanda agregada permanece estancada.
No hay crecimiento económico.
En palabras concretas, sin reformas estructurales de fondo, que
reduzcan el tamaño del Estado y su gasto bajando el déficit fiscal y la presión
tributaria, es muy poco probable que se crezca al 3% anual. De hecho, con
este tamaño de Estado y con estas regulaciones (hay que desregular mercado laboral
y comercio -internacional y doméstico-) el PBI p/ cápita cae -7% en 2012/2016.
En este marco, se entiende que sin cambios de fondo difícilmente se crezca “en
serio”.
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