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viernes, 18 de agosto de 2017

Elecciones: Impacto Macro de corto y largo plazo (nota publicada en Cronista 16/08/2017).

https://www.cronista.com/economiapolitica/Elecciones-impacto-de-corto-y-largo-plazo-20170816-0095.html

¿Qué impacto macroeconómico tiene este resultado electoral? El resultado electoral del domingo tiene la capacidad de evitar el “mal”, pero no puede por si sólo hacer el “bien”. Y justamente, es en este punto en dónde el análisis debe dividirse en dos: corto vs. mediano y largo plazo.  

El corto plazo muestra que el resultado electoral sirve para evitar el “mal”. Por el contrario, el largo plazo expone que el “bien” está fuera de la órbita electoral. En las urnas hay sólo votos, no hay inversión, tampoco mejoras de productividad; y mucho menos crecimiento sustentable con generación de empleo genuino y aumento del poder adquisitivo del salario.

Corto Plazo: mercado financiero, dólar, inflación y actividad.
En los mercados financieros se aprecia que el resultado electoral evita el “mal”. El triunfo del oficialismo reduce los spreads de los bonos, justo al revés de las últimas semanas.  Esta compresión de spreads debería ser mayor en bonos largos, beneficiando particularmente al 2037 y 2046. Paralelamente, las acciones ganan terreno, cortando su racha bajista de las últimas muchas semanas.  Así, aumenta la probabilidad que el riesgo país baje hacia 400 bps, asegurando financiamiento para 2018. El “mal” ha disminuido.

Sin embargo, el impacto electoral es menos claro en la esfera monetaria (dólar e inflación). Por un lado, las elecciones reducen el “mal” quitándole presión a la demanda de divisas. El BCRA pierde menos reservas y el dólar baja. Sin embargo, la menor intervención cambiaria reduce la absorción monetaria alimentando el exceso de pesos, que ronda actualmente el 7%/8% de la base monetaria.
Además, el resultado electoral no altera los fundamentos detrás de la expansión monetaria, y el BCRA seguirá emitiendo para: i) cancelar LEBACs que no se renuevan (+$81.000 MM el martes), ii) asistir al Tesoro (falta completar los $150.000 MM presupuestados para 2017) y iii) comprar dólares de la deuda (quedan unos u$s 6.000 MM de deuda para “pasar” a pesos). 

En pocas palabras, sobra dinero y el BCRA seguirá emitiendo pesos sin un sólido aumento de la demanda de dinero, con lo cual la inflación difícilmente baje de “dónde está”. La inflación le “ganaría” al dólar y el tipo de cambio real se volvería a apreciar.  

Ahora bien, un mal resultado para Cambiemos podía erosionar la actual moderada recuperación. Por el contrario, un buen resultado no puede (por si sólo) “inflar” el nivel de actividad. La economía real es “otra cosa”, porque depende de la competitividad, de la productividad, de la política fiscal y de las regulaciones, que son factores que no mejoran sólo con una buena cantidad de votos. En E&R seguimos proyectando una variación del PBI podría “estirarse” hasta +2,3% en 2017.

Pensando en el Largo plazo.
Argentina necesita crecer al 4%/5% promedio anual en forma sostenida durante varios años (no al 3% como se contenta el Gobierno).  Y el problema es que Argentina está inmersa en una estanflación de oferta por asfixia estatal. El gasto público (presión tributaria) es 15 (11) p.p. del PBI mayor que en la región. El déficit fiscal triplica al promedio de la región. Cómo consecuencia de esto, el costo de financiamiento y la inflación son entre 3 y 5 veces mayores que en la región. Además, tenemos las peores regulaciones laborales y comerciales de la región.  

El Estado es un container en la espalda de los privados en Argentina. El sector privado no puede ganar dinero, ergo no tiene incentivos a invertir, ganar productividad, expandir su producción y crear puestos de trabajo. La oferta agregada no crece. Del otro lado, sin mejora de productividad ni creación de empleo, los salarios se empobrecen y el consumo no despega. La demanda agregada permanece estancada. 

Se necesitan reformes estructurales que devuelvan competitividad al sector privado de manera de incentivarlo a ganar dinero, para así estimular la inversión y la creación de empleo. En palabras concretas, el gobierno tiene que aplicar reformas que reduzcan el tamaño del Estado y su gasto, bajando el déficit fiscal y la presión tributaria. También hay que desregular el mercado laboral y el comercio (internacional y doméstico).

Estas reformas estructurales pueden no hacerse, pueden encararse tibiamente o pueden ser efectivamente llevadas a cabo. Sin reformas, la caída del PBI per cápita y el empobrecimiento ganarían terreno. En este sentido, sólo basta recordar que el PBI per cápita cae -7% cuando se compara 2016 contra 2011. Con pocas y tibias reformas, el PBI potencial crecería en torno a 2,0%/1,5% anual, con lo cual el PBI per cápita prácticamente se estancaría y seguiríamos perdiendo posicionamiento relativo en la región. Por el contrario, con reformas estructurales (dependiendo de su fuerza de aplicación) podríamos crecer sostenidamente entre un 4% y 6% anual. 

De acuerdo con nuestro análisis, existe el riesgo que el gobierno visualice su buen resultado electoral como la ratificación que su camino elegido es el correcto; y su camino es el gradualismo fiscal. En este escenario, reformas tibias e insuficientes sería lo más probable, con lo cual Argentina se dirigiría al escenario gris con tasas de crecimiento de largo plazo del 2%/1,5% anual (con “suerte” y si todo “sale” bien).   

Los agentes económicos visualizaremos rápidamente hacia donde nos dirigimos. El primer mojón es el Presupuesto 2018.También habrá que ver que sucede con el organigrama de la Administración Central del SPN. El gobierno de Cambiemos aumentó los Ministerios y amplió la cantidad de secretarías y sub secretearías en aproximadamente un 25%. Una importante reducción sería una señal positiva. Si todo sigue “igual”, la señal será negativa.


También hay que ver que sucede con la Reforma Tributaria. Una baja de la presión fiscal con eliminación de tributos sería buena señal. Por el contrario, pequeños cambios serían más de lo mismo. También está el desafío del empleo público (¿retiro voluntario?) y la reforma previsional (¿aumento edad jubilatoria?); sin lugar a duda dos temas muy complicados, pero que habría que encarar sí o sí.  Si estos dos temas son encarados, estaríamos en presencia de fuertes señales positivas que alimentarían la probabilidad que Argentina retornara el sendero del crecimiento.    

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