El índice de frustración muestra con números objetivos porque los agentes económicos tienen una peor percepción a pesar de la moderada recuperación.
La economía llega a las PASO inmersa en una muy moderada recuperación,
que no sólo es suave y lenta, sino sectorizada; es decir no es para “todos”. De acuerdo con los datos del EMAE acumulados a
mayo’17 (148,3), el nivel de actividad actual es similar al que había en
mayo’15 (148,3).
Sin
embargo, la recuperación acumulada en los primeros 5 meses de 2017 (+1,0%) es
marginalmente menor que la que se había logrado en el mismo período de 2015
(+1,4%). De los 16 subsectores del EMAE, hay 10 que en 2017 se comportan mejor que
en 2015. Por el contrario, hay 6 cuya performance es peor que en 2015.
No obstante,
la “sensación térmica” en 2017 es peor
que en 2015 porque la coyuntura del mercado laboral es más difícil y,
fundamentalmente, porque hay un fuerte deterioro del consumo con relación a
2015.
La caída
del empleo se siente principalmente en el sector industrial, que perdió 50.000
puestos de trabajo con relación a 2015. En 2017 (+0,0%) no hay creación neta de
empleo privado registrado, mientras que en 2015 (+1,9%) sí lo había. En el
agregado, el empleo privado total registrado es prácticamente igual cuando se
compara 2017 (6.211.809) con 2015 (6.212.701), pero la población creció +2.2%
en estos dos años. Además, hay pérdida de empleo informal.
Sin
embargo, la caída del consumo es la
principal explicación detrás del deterioro de la sensación térmica en 2016/2017.
El nivel de ventas (reales) en shoppings de 2017 (+171,0) es muy inferior a
2015 (205, 5). Lo mismo sucede en supermercados: 140,3 (2017) contra 159,1
(2015). (140,3). Paralelamente, las
ventas en shoppings cayeron -12,5%
en los primeros cinco meses de 2017, mientras que en el mismo período de 2015
habían aumentado +2,8%. Las ventas en supermercados cayeron mucho más en 2017
(-8,1%) que en 2015 (-1,0%). Al mismo
tiempo, según CAME las ventas minoristas cayeron -2.8% en 2017, mientras que en
2015 habían aumentado +1,9%.
El deterioro de la sensación térmica puede cuantificarse midiendo la frustración
de los agentes económicos. La frustración de los agentes económicos es
cuantificada objetivamente por el Indice de Frustración Giacomini / Milei (IF
de G&M).
De acuerdo con las estimaciones del IF de G&M, los agentes
económicos presentan un nivel de frustración un +38,3% más elevado cuando se
compara junio’17 contra junio 15. Sin
embargo, el nivel de frustración ha caído con relación a diciembre’16 (-47%) y junio’16
(-68%), con lo cual es esperable cierta mejora del consumo durante los próximos
meses.
Analizando
la serie histórica del IF de G&M para 2007/2017, el pico de frustración se
alcanza en julio 16 (7,93) cuando más que se duplica el anterior pico de
diciembre 14 (3,77), que a su vez había sido superior a los dos anteriores
picos de julio’12 (2,84) y diciembre’09 (2,90); respectivamente. En otras
palabras, el IF de G&M presenta una
marcada tendencia alcista durante la administración de CFK en 2008/2015, pero
dicha tendencia se profundiza en 2016/2017.
¿Por qué
hay un salto (caída) récord de la frustración (consumo) en 2016/2017? Por dos razones. Primero, porque es la
primera vez que todas las variables que componen el IF de G&M (tasa
desempleo, distribución del ingreso medida con Coeficiente de Gini e inflación
en el numerador y poder adquisitivo del salario medido en alimentos y PBI per
cápita en el denominador) actúan en forma simultánea y en el mismo sentido potenciando
la suba de la frustración. Segundo, porque la mayoría de las variables que
componen el índice nunca habían impactado negativamente con tanta fuerza como a
partir de 2016.
Puntualmente, la inconsistencia del combo de políticas
económicas aplicadas a partir de finales de 2015 es la principal responsable
del salto (caída) de la frustración (consumo). Primero y principal, se
salió mal del Cepo. El ministro Prat Gay se desentendió del exceso de dinero
(4% del PBI), generando un excesivo salto del tipo de cambio y de la inflación. El salto de la inflación fue récord
potenciando la suba del IF de G&M.
Paralelamente,
la suba del dólar más la quita de Retenciones y la eliminación de las
regulaciones al comercio (internacional y nacional) generaron un salto del
precio de los alimentos muy superior a la inflación general, lo cual desplomó
el poder adquisitivo del salario medido en alimentos, potenciando la suba
(caída) de la frustración (consumo).
El salto
del precio de alimentos más los ajustes tarifarios tienen un impacto relativo negativo
superior sobre los sectores más vulnerables, impactando negativamente en la
distribución del ingreso (suba del coeficiente del Gini), con lo cual también
se retroalimentó la suba (caída) de la frustración (consumo).
Esta caída
del consumo afectó negativamente la demanda de bienes de la industria
sustituidora de importaciones, que también se vio estrangulada por el lado de
la producción con la suba de tarifas, la política de endeudamiento, el incremento
del déficit fiscal y el endurecimiento de la política monetaria (para controlar
la inflación). Así, tanto el sector manufacturero exportador como y la industria
sustituidora de importaciones registraron importantes caídas del nivel de
actividad, generando un aumento mayor del desempleo que sumado a la caída del
PBI per cápita, potenciaron la suba
(caída) de la frustración (consumo).
En
síntesis, el IF de G&M cuantifica objetivamente el aumento de la
frustración de los agentes económicos durante 2016/2017, mostrando que el
diseño de políticas económicas aplicadas desde finales de 2015 no fue bueno.
Paralelamente, el IF de G&M también explica la percepción de que Cambiemos
“gobierna para los ricos”, echando luz sobre problemática socio económica del
tercer cordón del conurbano bonaerense, en dónde más aumentó el desempleo, más
se siente la inflación, más cayeron los salarios en términos de alimentos y más
se siente la desigualdad.
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