¿Por qué hay estabilidad cambiaria? Porque el BCRA está
aplicando políticas monetaria y cambiaria acordes para mantener al dólar
paralelo y su brecha estables. El
dólar paralelo y la brecha cambiaria continuarían bajos en forma sustentable si
la relación base monetaria/reservas cayera. El dólar
oficial fijo en $8 y la apertura parcial del cepo también contribuyen (el primero más
que el segundo) a mantener bajos al dólar paralelo y su brecha cambiaria.
El potencial
valor del dólar paralelo y su brecha cambiaria dependen fundamentalmente de la
política monetaria y en menor medida de la política cambiaria del BCRA. Cuánto más prudente sea el BCRA y menos
pesos emita, mayor es la probabilidad de estabilidad cambiaria en el mediano y largo plazo.
Es importante que el tipo de cambio de cobertura baje
para que el dólar paralelo se mantenga genuinamente en los niveles actuales. En este sentido, se necesita que
la base monetaria se reduzca, lo cual implica que la colocación de LEBACs sea
mayor que los pesos que el BCRA emite para comprar los dólares de la
liquidación de la cosecha y para financiar al Tesoro. Por el
contrario, si el BCRA emite pesos que excedan la acumulación reservas, el dólar
cobertura sube y por ende el dólar paralelo y la brecha cambiaria probablemente
también se incrementarían.
A mayor
desequilibrio fiscal, mayor es la probabilidad que la economía argentina conviva
con un tipo de cambio paralelo más elevado en el mediano y largo plazo.
Además, la mayor inflación presionaría sobre el tipo de cambio oficial,
aumentando las expectativas de devaluación. Un dólar oficial más alto impulsará
un dólar paralelo más caro, retroalimentándose el círculo vicioso.
Justamente, en abril la política monetaria del BCRA fue
prudente, lo que permitió mantener la tranquilidad cambiaria. La base
monetaria se redujo -$14.251 MM y las reservas aumentaron casi USD 1.100 MM,
bajando el tipo de cambio de cobertura de 12.9 a 11.9 pesos por dólar. Esta
caída del dólar cobertura, más el tipo de cambio oficial clavado, fueron
fundamentales para mantener al dólar paralelo y su brecha estabilizados.
Analizando la
política monetaria aplicada por el BCRA durante el mes pasado, se destaca la
prudencia del Central que colocó $17.601 MM de LEBACs, esterilizando los
$17.733 MM que tuvo que emitir para comprar dólares en el mercado cambiario.
Sin embargo, la
base monetaria se redujo $14.251 MM como consecuencia de los $3.872 MM de pases
contractivos que colocó el BCRA y de los $9.233 MM que el sector público le “devolvió”. Los
pases son un instrumento financiero de cortísimo plazo cuyo horizonte temporal
es semanal, por lo cual no son una herramienta que sirva en forma permanente
para absorber emisión monetaria. Es probable que en el corto plazo la operación
de pases se “de vuelta” y pase a ser expansiva.
Si bien todavía
no están los números oficiales respecto de la situación fiscal del sector
público en abril, estimamos será deficitaria, por lo que la devolución de
$9.233 MM del gobierno al BCRA podría ser
un maquillaje financiero / contable más que una realidad económica. En otras palabras, ninguno de los motivos por los
cuales se redujo la base monetaria en abril ’14 serían sostenibles en el
tiempo. Los pases no pueden ser invariablemente
contractivos y el sector público, al ser estructuralmente deficitario,
es permanentemente fuente de expansión monetaria.
Además hay otro factor a considerar, a pesar de
que el BCRA compró en abril USD 2.200 millones (a cambio de $17.733 MM), su
stock de reservas aumentó la mitad (+USD 1.081MM) (ver gráfico 2). Esta
diferencia de USD 1.100MM, entre lo que
compró y efectivamente crecieron sus reservas, impacta negativamente sobre la
relación activo/pasivo del balance de la autoridad monetaria.
Pensando en los
próximos meses, es de esperar que tanto el mercado cambiario como el sector público ganen fuerza como fuentes
de expansión monetaria, presionando mucho más sobre el BCRA y su política de
colocación de LEBACs. Es decir, durante los próximos meses el BCRA tendrá
que emitir muchos más pesos que en abril’14, ya sea para comprar el excedente
del mercado cambiario como para financiar al Tesoro ($130.000 MM), obligando a Fábrega a
emitir más LEBACs si pretende que la base monetaria y el dólar cobertura no
suban.
La mayor colocación de LEBACs necesaria para continuar
con política monetaria prudente implicaría una suba de tasas y menor liquidez
en el sistema bancario, resintiendo aún más el crédito privado y el nivel de
actividad. De hecho, actualmente el crédito al
sector privado está cayendo mucho más que en 2008/2009 cuando tuvo lugar tanto
la crisis del campo como los efectos de Lehman Brothers. En el gráfico siguiente se observa cómo -en 2014- la caída del crédito al sector privado en términos
reales (ajustado por inflación) sobre reacciona al debilitamiento del nivel de
actividad en comparación a lo acontecido en 2008/2009, cuando su caída fue
menor pero en un escenario de mayor contracción del nivel de actividad. El peor
comportamiento del crédito privado en 2014 (vs 2008/2009) se debe a que la suba
actual de tasas pasivas es superior a la de aquel entonces.
Hay una sola
forma de poder ser prudente en términos monetarios sin afectar negativamente el
nivel de actividad: se requiere de un
sector público superavitario que contraiga la cantidad de pesos (que sobran) en
forma genuina y sin presionar sobre el endeudamiento del BCRA y la estructura
de tasas de interés.
Un sector
público con superávit cancelaría en efectivo su deuda con el BCRA, reduciendo
la cantidad de pesos del mercado sin tener que tener que recurrir a la política
de colocación de LEBACs. El pasivo del Central se reduciría, la calidad de su
activo mejoraría junto con su resultado cuasi fiscal y patrimonio neto. Con
ello disminuiría la inflación, las tasas de interés y las presiones cambiarias. No obstante, no
parece probable que vuelva el superávit fiscal en lo que queda de esta gestión,
por lo que seguirá existiendo la dominancia fiscal y el BCRA deberá seguir
emitiendo pesos para financiar al sector público. Justamente, el problema es que el MECON no muestra
intenciones de hacer un ajuste del déficit fiscal, por ende la asistencia
financiera del BCRA y la dominancia fiscal aumentan en lugar de reducirse.
De hecho, estimamos que el BCRA tendría que emitir alrededor de $130.000 MM
para financiar al Tesoro en 2014.En este
contexto, es muy probable que la capacidad
de contracción monetaria disminuya en lo que resta de este año y casi con
certeza el BCRA va a tener que emitir más. La política
monetaria prudente de abril pasado no podrá ser sostenida durante lo que falta
del año; al menos con estas tasas de interés.
De este modo, mantener la actual calma monetaria no
sólo exigiría no emitir y no perder más reservas, sino también exigiría que la
tasa de interés en pesos sea mayor a la expectativa de devaluación. Según la cotización futura del dólar oficial en el ROFEX la tasa
implícita de devaluación anualizada asciende al 34%, lo cual la ubica muy por
arriba de la tasa en pesos. Es decir, más
allá del déficit del sector público, de las futuras necesidades crecientes de
emisión monetaria que harán aumentar la base monetaria y de los pagos de deuda
pública en dólares que harán disminuir las reservas (usd4.500 MM los pagos de Nación y usd1.500 los pagos de las Provincias), los actuales niveles de tasa de interés
muestran que la calma cambiaria vigente no sería sostenible.
En este escenario, si bien el hecho que Fábrega presida el BCRA disminuye la
probabilidad que la política monetaria vuelva a tener el sesgo ultra expansivo
de épocas de la anterior presidencia, lo
más probable sería que la relación base monetaria/reservas aumentara a lo largo
del año, provocando un incremento del dólar cobertura y de la tendencia del
dólar paralelo en el mediano y largo plazo. También es muy probable que haya
una devaluación del tipo de cambio oficial en lo que resta del año.
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